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Lidia Giraudo Investigadora postdoctoral del Instituto Candiolo de Cáncer IRCCS.

“Hay tantos cánceres como pacientes"

Lidia Giraudo Diego participa en la búsqueda de nuevas inmunoterapias en el Instituto Candiolo de Cáncer, en el Piamonte

Lidia Giraudo, en la Riserva naturale della Vauda, en el Piemonte italiano FdV

En la vida de cualquier estudiante hay profesores que inspiran el camino profesional e incluso el vital.

A Lidia Giraudo (Vigo, 1985) le atraía la genética mientras estudiaba Biología, pero la catedrática África González, que se ha convertido en una de las voces de referencia sobre el COVID en nuestro país, le inoculó en sus clases el interés por la inmunología: “Me marcó como profesora, era una maravilla escucharla y transmitía pasión por todo lo que hacía”.

Lidia Giraudo Diego participa en la búsqueda de nuevas inmunoterapias en el Instituto Candiolo de Cáncer, en el Piamonte

Muy involucrada en la defensa de las mujeres, también le dio un valioso consejo para el futuro. “Nos dijo una cosa que me quedó muy dentro: ‘Elegid a un hombre que sepa seguiros, que sepa estar con vosotras’. Yo me vine a Italia por amor pero necesito y me gusta mi trabajo”, defiende esta investigadora postdoctoral del Instituto Candiolo de Cáncer IRCCS.

Su relación con el Piamonte ya venía de antes pues es el lugar de origen de su padre y todos los años visitaba a la familia en esta región del norte del país. Durante el curso 2006/07 disfrutó de una “espectacular” experiencia erasmus en el sur, en Campania, volvió a Vigo para terminar la carrera y un 30 de agosto, recuerda con precisión, cargó todas sus cosas en un coche para regresar a Italia.

Habia conseguido una beca de la Universidad de Zaragoza para hacer prácticas en el mismo laboratorio de terapia celular experimental en el que trabaja actualmente. Y en aquel viaje le acompañaba su novio Luca, con el que se casó en Gondomar en 2012, “al lado de mi océano al que tanto echo de menos”, mientras ya cursaba su doctorado en Oncología.

Instituto Candiolo de Cáncer

El Instituto Candiolo es una entidad privada sin ánimo de lucro que está financiada por el sistema público sanitario y en la que trabajan más de 300 investigadores y medio millar de profesionales clínicos. El grupo al que pertenece Lidia se centra en el desarrollo de inmunoterapias a partir de un grupo de linfocitos T conocidos como células asesinas naturales o natural killers (NK).

“Son capaces de atacar los tumores porque no se basan en la histocompatibilidad. Reconocen las células tumorales como tal, aunque formen parte de nuestro organismo, y las combaten”

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Ella investiga el sistema HLA, un importante componente de nuestro sistema inmunitario –de él depende, por ejemplo, que un paciente acepte un órgano trasplantado– y toda la “maquinaria” que hace que las células codifiquen y expongan sus proteínas, a modo de DNI, permitiendo que las NK reconozcan y destruyan a las que pueden ser cancerígenas.

“Las células tumorales esconden este DNI o lo muestran con las letras que no son adecuadas para no hacerse ver. Y así escapan al sistema inmune del cuerpo. Su finalidad última es sobrevivir, sin darse cuenta de que están matando al organismo”

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“Para hacerse ver”, añade, “tienen que tener esta identificación en la mano, es decir, en su membrana, y con las letras correctas. De lo contrario, pasan inadvertidas. Yo siempre me he centrado en melanomas, pero también estudio el HLA en otros tumores de los que se ocupan otros miembros del grupo. Y analizamos cómo los diferentes tratamientos influyen en la capacidad de la célula tumoral para presentar un HLA correcto”.

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El primer logro de la inmunoterapia en cáncer se produjo en 2011, cuando se aprobó el primer fármaco de anticuerpos monoclonales para el melanoma metastásico, que hasta entonces tenía un pronóstico complicado: “Además de la quimio y la radioterapia, que siempre ayudan, el futuro está en descubrir el tumor y hacer ver al cuerpo que lo tiene. La mayor parte de las veces, los pacientes no progresan adecuadamente porque las células inmunitarias no llegan a las cancerígenas”.

"Para entender un artículo científico tienes que tener un bagaje y muchas personas tienden a desconfiar ante demasiada información sobre el COVIS que no comprenden pero lo que se ha conseguido con las vacunas es impactante"

Lidia Giraudo - Bióloga

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Lidia Giraudo - Bióloga e investigadora postdoctoral del Instituto Candiolo de Cáncer IRCCS.

Gracias a la inmunoterapia se han ido desarrollando nuevos fármacos para distintas patologías tumorales y más adaptados a las circunstancias de cada paciente.

“Hay tantos cánceres como personas, el futuro son los tratamientos personalizados. Se avanza lento, pero piano piano se van consiguiendo logros”

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Y ahora que está muy próximo el verano, Lidia quiere lanzar un mensaje de precaución: “En la playa se ven melanomas. El sol es buenísimo pero hay que tener muchísimo cuidado y protegerse muy bien. Cuando la piel enrojece es porque ya se ha producido un daño”.

Desde la irrupción del COVID, la ciencia ocupa más espacio que nunca en los medios, lo que ayuda a acercar a la sociedad cómo es el trabajo de los investigadores, pero esto también conlleva cierto riesgo de saturación.

“Nunca en mi vida había escuchado a tanta gente hablar de inmunología o de anticuerpos."

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"Para entender un artículo científico tienes que tener un bagaje, y muchas personas tienden a desconfiar ante demasiada información que no comprenden. Pero lo que se ha conseguido con las vacunas es impactante. Claro que las farmacéuticas quieren ganar dinero, pero están formadas por personas que también tienen padres”, opina.

En estos momentos de su vida, Lidia se plantea dar el salto a la industria biomédica o química: “La carrera del investigador es dura. Eres un estudiante de por vida, porque tienes que formarte continuamente, y además itinerante”. Y para las mujeres todavía resulta más difícil.

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“La maternidad te hace perder en tu carrera porque dejas de publicar y de estudiar. Aquí, como ocurre en España, es muy difícil conciliar y muchas mujeres acabano dejando de lado su trabajo. Estamos continuamente angustiadas porque quitamos tiempo a la familia por el trabajo y al trabajo por los hijos. La carga mental que soportamos nosotras no la tienen ellos”, lamenta.

Candiolo está a media hora de Turín, pero Lidia vive con su marido y sus pequeños, Diego y Carlo, en plena naturaleza, en la Riserva Naturale della Vauda. Por ahora no se plantea regresar a Galicia pero no lo descarta en algún momento del futuro: “Todo gallego quiere volver y nunca se sabe. Igual cuando me jubile. Soy hija única y adoro a mis padres. Mi corazón está ahí, entre Gondomar, Baiona y Vigo, en mi terriña”.

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