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Adicciones en auge, las nuevas tecnologías

Móviles, ordenadores y videoconsolas son el marco de las denominadas socioadicciones, a las que las familias han de enfrentarse sin saber qué hacer

María Carril, coordinadora del Proxecto Home en Santiago. xoán álvarez

"Las nuevas tecnologías suponen un avance importantísimo y están teniendo unas consecuencias muy favorables y ventajosas a nivel laboral, académico, cultural, lúdico... Eso no lo podemos discutir. Pero sí que es cierto que en determinadas personas están desembocando en una adicción", asegura María Carril, coordinadora del centro del Proxecto Home en Santiago, donde se trata a personas con esta adicción, tan reciente como la popularización del uso masivo de estas tecnologías.

Es el nuevo "patrón adictivo" sin sustancias que está desestabilizando familias, que no disponen de las herramientas adecuadas para combatirlo. Pero, ¿puede alguien verse abocado a desarrollar esta adicción a las nuevas tecnologías haciendo un uso normal de ellas? Carril sostiene que "detrás de una adicción siempre hay una desestructura personal".

"Cada persona desemboca en un tipo de adicción o va variando de adicciones a lo largo de su vida. Tenemos casos en que primero son adictos al alcohol, luego ludópatas... y van sustituyendo una adicción por otra. Pero sí que es cierto que el problema nunca son las drogas en el caso de las sustancias químicas o las nuevas tecnologías en este caso. El problema es la persona que tiene una desestructura personal y que, en muchos momentos, recurre al uso o consumo de una sustancia como forma de evasión por problemas de autoestima, de aceptación personal... En caso del teléfono móvil sucede en muchos casos porque no aceptan su propia imagen corporal y las relaciones a través del móvil ayudan a que se distorsione su imagen y a ofrecer un yo ideal", explica la especialista gallega.

"Esta sería la base de la adicción, no lo son las nuevas tecnologías en sí, sino la desestructura de la persona", prosigue Carril, "a partir de eso, nosotros trabajamos en ayudar a reestructurar a la persona en todos sus ámbitos: personal, familiar, social, escolar y laboral. La ayudamos a adquirir el nivel de madurez que corresponde a su edad", apunta la gallega, que se refiere a la "madurez" porque en el caso de estas nuevas adicciones la población a tratar es más joven que en otros. Quizá porque son los nativos digitales los más vulnerables.

"Hoy vemos a niños de tres años manejando un móvil. Eso favorece que si esa persona, llegada su adolescencia o su edad juvenil, no está a gusto consigo misma, tiene determinados miedos o complejos, situaciones que no sabe afrontar, problemas de asertividad... se va a refugiar en vías de escape entre las que estará la utilización de las nuevas tecnologías", cuenta Carril.

Las socioadicciones constituyen un comportamiento que puede llegar a interferir gravemente en la vida de quien se engancha, hasta el punto de producir, según explica la pedagoga Gisela López, del Projecte Home de Baleares, un "colapso del tiempo", al estar permanentemente pendiente de los dispositivos electrónicos, de las redes sociales.

No existe, precisa López, un perfil concreto del socioadicto, aunque adolescentes y jóvenes constituyan el sector de población mayoritariamente expuesto. Se trata del síntoma de "un malestar" que hay que diagnosticar para, con posterioridad, poder establecer una terapia efectiva. Quien padece este trastorno está "enganchado" permanentemente a los juegos de rol, a las redes sociales; es alguien que necesita que en las mismas se hable de él, de tener seguidores y de, en casos extremos, despertarse por la noche para consultar el móvil por temor a haberse perdido algo. Se trata de una adicción que está más presente entre los jóvenes, "personas que han nacido con un móvil en la mano", recalca Gisela López, quien asegura que "estamos ante una adicción a la que progresivamente se le está dando más importancia, se es consciente de que hay que saber educar".

¿Cómo puede saber la familia, los padres, que el adolescente está enganchado, que se ha convertido en un socioadicto? Existen una serie de "pistas" que posibilitan darse cuenta de que se las tienen que ver con un problema que puede llegar a ser muy serio: falta de comunicación con la familia, dejar de practicar actividades sociales, disminución del rendimiento escolar..., también constituye un síntoma el que se genere tensión en el seno familiar cuando los padres tratan de establecer unos determinados límites. "Es un problema que puede solucionarse satisfactoriamente -insiste la pedagoga del Projecte Home- estando en manos de la familia solventarlo". ¿Cómo establecer la gravedad del caso? Cuando mayor es el aislamiento la situación es más delicada, responde.

La coordinadora del centro del Proxecto Home en Compostela también hace hincapié en que esta clase de adicción favorece mucho la individualidad. "Las personas se aíslan y es importante que recuperen su círculo de amistades y que ocupen el tiempo libre y de ocio de una manera satisfactoria con actividades grupales y al aire libre. Deben retomar lo que es la normalidad de una persona", zanja Carril.

Ocurre que las nuevas tecnologías facilitan sobremanera caer en determinadas adicciones, como la ludopatía. El ludópata ya no tiene que ir a un casino o plantarse ante una máquina tragaperras en un bar, sino que puede satisfacer su adicción simplemente conectándose a los múltiples juegos on line que están disponibles en internet. "El acceso al juego es mucho más fácil que antes", enfatiza Antoni Parets, director de comunicación de la institución en Baleares.

Las terapias, asegura Gisela López, están funcionando satisfactoriamente; quien destaca que "constituye un trabajo muy gratificante, dado que los chicos suelen ser muy autocríticos, lo que ayuda mucho a que la terapia sea efectiva". ¿Son conscientes de lo que les sucede? Dice la pedagoga que, de entrada, les cuesta asumir que tienen un problema, pero cuando identifican correctamente todas las pérdidas que les acarrea empiezan a entenderlo; es el momento en el que optan por tomar decisiones de cambio.

El Proxecto Home nació para ayudar a personas con problemas por consumo de drogas, pero las cosas han cambiado mucho desde el año 1990, cuando se implantó en Galicia. La demanda del tratamiento de este tipo de nuevas adicciones, las de las nuevas tecnologías, vino directamente de las familias que se encontraron con un problema completamente desconocido. "Las personas afectadas, si tienen que dejar de utilizar la tecnología de turno, sufren angustia, ansiedad, nerviosismo, irritabilidad... Igual que cuando una persona consumidora deja de tomar drogas. También llega a haber gastos económicos importantes, comportamientos que derivan en abandono escolar o en una bajada del rendimiento laboral", describe Carril.

El retorno al "mundo real" constituye un "proceso lento", porque hay que vérselas con una serie de sentimientos que no se desea tener que afrontar debido a la carencia de habilidades sociales o serias dificultades para relacionarse, que es lo que hace que caigan en las socioadicciones. "También hay que ser muy conscientes -afirma López- de que las tecnologías digitales progresan vertiginosamente, por lo que es imprescindible estar muy pendientes de las innovaciones, y porque, además, en los adolescentes es importantísima la imagen social, lo que obliga a saber qué valores son los que hay que transmitir".

La pedagoga del Projecte Home lamenta que casi siempre se llega tarde a la hora de detectar el problema, por lo que es necesario avanzar en la prevención; de hacerlo, no se verían las patologías a las que estamos asistiendo. Para complicarlo todavía más, López señala que las adicciones no paran de crecer, debido a que la oferta se incrementa constantemente, lo que agudiza la adicción por el miedo a perderse algo, a no enterarse, lo que da como resultado que la privacidad deje de considerarse un valor a preservar, y ante ello tan solo vale la prevención, que ha de constituir un trabajo de todos, empezando por la familia y los profesores.

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