BBVA se abre a mantener la marca Sabadell Gallego por “el interés comercial relevante”

El banco asegura que no se llevarán “medidas traumáticas” en la unión de las plantillas

Una de las oficinas del Sabadell Gallego en Vigo.

Una de las oficinas del Sabadell Gallego en Vigo. / José Lores

P. Allendesalazar / A. Sala

Pocos días después de conocerse la victoria del Sabadell en la puja que el FROB lanzó a mediados de abril de 2013 para el Banco Gallego como paso previo a la subasta del negocio del principal accionista, el nacionalizado Novagalicia Banco, su presidente, Josep Oliu, viajó a Galicia acompañado del entonces consejero delegado, Jaume Guardiola, para trasladar un mensaje de calma y de futuro. Los dos se citaron con Alberto Núñez Feijóo, jefe del Ejecutivo autonómico en aquel momento, y se comprometieron a salvaguardar el empleo. No era difícil hacerlo. El grupo catalán solo tenía 28 oficinas aquí, nada que ver con los grandes quebraderos de cabeza por la redundancia de red que se vivió en la fatídica fusión de las cajas gallegas y en otras integraciones similares.

A la segunda vez fue la definitiva en el voraz apetito que tenía el Sabadell por la comunidad. Lo intentó en el proceso de venta del Pastor, que finalmente cayó en manos del Popular. De hecho, el banco acababa de estrenar un plan de expansión propio en Galicia “para crecer y mucho”, en palabras de su responsable territorial, Pablo Junceda, con la creación de dos direcciones territoriales en Vigo y A Coruña y duplicar su presencia. En ese mismo encuentro en San Caetano, Oliu habló abiertamente de la opción de mantener la marca por su vínculo territorial y así fue. Se rebautizó como Sabadell Gallego y su nueva dueña reforzó el apego con la creación de un consejo consultivo propio con conocidos empresarios. En el posible nuevo capítulo que se abre ahora por el intento del BBVA de absorber al Sabadell, la supervivencia de la marca es otra vez una opción.

Menos de 24 horas después de verse obligado por una filtración a presentar una oferta de fusión al banco de origen catalán y a anunciarlo públicamente, el grupo presidido por Carlos Torres Vila desveló ayer los detalles de dicha propuesta, pese a no estar obligado a hacerlo. E incluso habla abiertamente del futuro de las marcas. BBVA sería la predominante, aunque sus responsables se abren a utilizar también la del Sabadell “de manera conjunta” en “aquellas regiones o negocio en los que pueda tener un interés comercial relevante”.

El segundo banco español está dispuesto a hacerse con el cuarto del país mediante un intercambio de acciones que supone valorar el Sabadell a un 30% más que su cotización bursátil del pasado lunes y a conceder una vicepresidencia de la nueva entidad a un consejero de su competidor, previsiblemente pensada para su presidente, Josep Oliu. Son, precisamente, dos concesiones que el BBVA no estuvo dispuesto a hacer en el anterior proceso de negociación en noviembre de 2020, cuando ofreció una prima más baja y rechazó dar una vicepresidencia a Oliu, según aseguraron entonces fuentes del Sabadell, si bien lo segundo lo negó el BBVA. La decisión del banco de origen vasco de hacer públicas las condiciones de la oferta busca oficialmente evitar especulaciones, pero también mete presión al consejo del Sabadell, que todavía no ha tomado una postura sobre la misma, pues sus accionistas ya son conscientes del beneficio que podrían obtener.

Cotización

La propuesta supone valorar las acciones de la entidad en 2,2581 euros, frente a los 1,737 euros en que cotizaban el lunes y al precio objetivo de unos 1,85 euros que le otorga el consenso de los analistas, según S&P Global. Los accionistas del Sabadell tendrían el 16% de la nueva entidad. El BBVA valora el banco de origen catalán en unos 12.224 millones de euros, frente a una cotización bursátil de 9.403 millones que tenía hace dos días. La prima del 30% es superior a la del 20% que aceptó CaixaBank por absorber Bankia en 2020, la última gran fusión bancaria en España, que, eso sí, se produjo en plena pandemia y con unas malas perspectivas para el sector que luego no se hicieron realidad.

Algunas fuentes, sin embargo, sostienen que el Sabadell podría aspirar a una valoración de al menos 2,3 euros por acción, lo que equivaldría a una prima mínima del 32,4%. Habrá que ver si el BBVA estaría dispuesto a mejorar su propuesta llegado el caso. La operación ya le va a costar mucho más que cuando en 2020 se rompieron las negociaciones, según algunas fuentes por una cifra cercana a los 200 millones. Entonces el Sabadell pasaba un mal momento: valía unos 1.700 millones en bolsa antes de que se anunciaran los contactos y aspiraba a ser valorado en algo menos de 2.500 millones, lo que el BBVA no aceptó. Desde entonces y hasta el lunes, su cotización ha subido un 452% y la de su competidor, un 200% (a los 63.634 millones).

Reducción de gastos

Vía comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y través de una nota de prensa, el BBVA se ha esforzado por convencer a sus accionistas de que la absorción del Sabadell es buena para ellos. Sostiene que el beneficio por acción aumentará desde el primer año tras la fusión hasta alcanzar una mejora del 3,5% cuando se logren las sinergias previstas. Estima una reducción de gastos operativos de unos 850 millones al año (se logran mediante el cierre de oficinas y la reducción de plantilla en la red y los servicios centrales). Para ello, tendrá que invertir 1.450 millones y su capital se reducirá en 0,3 puntos porcentuales. El precio ofertado es más próximo al valor en libros del Sabadell que en 2020, con lo que el fondo de comercio negativo para financiar estos recortes será más pequeño.

La propuesta remitida por carta este martes por Torres Vila al consejo del Sabadell –que el BBVA ha publicado en su integridad, otro gesto poco habitual– está diseñada para sortear los obstáculos que impidieron la integración hace casi tres años y medio y superar resistencias. Se anuncia a los consejeros del banco de origen catalán que tres de ellos, “seleccionados de mutuo acuerdo”, podrán incorporarse al consejo del BBVA (uno como vicepresidente), así como que se creará un consejo asesor para España al que se incorporarían “actuales consejeros y ejecutivos de ambas entidades” (en el del Sabadell son consejeros ejecutivos el consejero delegado, César González Bueno, y David Vegara). Está por ver qué pasaría con Pedro Fontana, vicepresidente del Sabadell y exdirectivo del BBVA, que según algunas fuentes ha tenido un papel relevante en la oferta.

El Gobierno vigilará la competencia y el empleo

A los directivos y empleados, se les promete respetar “los principios de competencia profesional y mérito, sin la adopción de medidas traumáticas o que afecten singularmente a los empleados con origen en una de las dos entidades”. Es decir, que se pactaría el ERE que implicaría la fusión. También se afirma que en el nuevo equipo directivo se buscará “guardar la proporcionalidad en función del peso relativo de los negocios”, con lo que los ejecutivos del Sabadell tendrán algunos puestos, aunque sean minoritarios.

El nuevo banco tendría la “ambición” de ser el mayor de la zona euro por valor en bolsa, para lo que tendría que superar a BNP Paribas y al Santander y, según subraya Torres Vila en la carta, sería más competitivo y rentable y daría una “elevada remuneración” a sus accionistas, “a pesar de un contexto macroeconómico con perspectivas de bajadas de tipos de interés y un previsible menor crecimiento de la inversión crediticia en Europa”.

También desvela que valora del Sabadell su fuerte peso en el negocio de pymes en España y su presencia en el Reino Unido a través de su filial TSB. Hay, además, un mensaje para el Gobierno: habría una “mayor contribución vía impuestos” y el nuevo banco tendría capacidad de dar 5.000 millones de euros más al año en crédito. Precisamente, el Ejecutivo advirtió ayer, de que la operación, de concretarse, deberá respetar el principio de competencia y mantener los avances logrados en los últimos años en materia de “inclusión financiera”. Así lo aseguraron fuentes del Ministerio de Economía que dirige Carlos Cuerpo, que remarcan la importancia de mantener un sector financiero “competitivo” y hacen hincapié en que actualmente el sector está “saneado” y es “solvente”. Para la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se trata de una operación con un “riesgo demasiado elevado”. La líder de Sumar, la formación en minoría dentro del Gobierno de coalición, ha criticado la fusión porque aumentaría la “concentración bancaria” y, además, provocará la puesta en marcha de un expediente de regulación de empleo (ERE), lo que supondrá “despidos muy importantes”.

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