Ángel Martínez: “Esta ha sido mi historia, me toca jubilarme y no como yo quisiera”

El presidente de Fandicosta enfila el traspaso de la factoría a Wofco: "No soy Superman, pero habría vuelto a reconstruirla. El legado ya lo continuará otro; a mí no me salió bien"

El presidente de Grupo Fandicosta, Ángel Martínez.

El presidente de Grupo Fandicosta, Ángel Martínez. / GONZALO NÚÑEZ

Lara Graña

Lara Graña

El cielo estaba nublado al día siguiente, entre nubes de una mañana de primavera y un pertinaz vómito de humo que había mudado a gris. Cuesta arriba, cuesta abajo, había un hombre al teléfono. Era Ángel Martínez Varela (Vigo, 1949), el presidente de una Fandicosta de la que solo quedaban las espinas. Un incendio impenitente había segado en torno al 60% de la factoría, a los pies de Rande y bajo la mirada de una ría que temía el adiós de un símbolo del sector. Era lo previsible: iba a ser tan titánico el esfuerzo de una reconstrucción que, de primeras, todos asumieron que el empresario no iba a intentar levantar la fábrica de nuevo, que se iba a centrar en sus filiales –Casa Botas, Peixemar y Bonfrig– y que, con el tiempo, lo de Domaio sería un testigo vacío de la desgracia. No fue lo que pasó. “Yo quiero reconstruirlo, es mi obsesión desde el primer día. No me preguntes por qué”, decía Martínez Varela a FARO cinco meses después, en la feria de Conxemar. Lo consiguió entonces; ha perdido ahora. “Me toca jubilarme, no como yo quisiera. No salgo por la puerta adecuada pero es lo que hay, lo que ha tocado”. Fandicosta enfila su proceso de reestructuración pero lo hará sin su alma mater, el que creyó en su redención después del siniestro de 2016. Ángel Martínez Varela dice adiós.

Se marcha, dice, con el visto bueno a la hoja de ruta de futuro tanto para Fandicosta como para las subsidiarias Peixemar y Botas. Esta última, fundada en 1904 por su abuelo, es la génesis de una saga familiar cuya vinculación con la industria pesquera desaparece con el empresario. El pool de bancos acreedores –Santander, Abanca, Sabadell y CaixaBank– está de acuerdo, como ratifican fuentes internas de la negociación a FARO. También hay beneplácito del Instituto de Crédito Oficial (ICO) y la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (Cesce). De modo que Fandicosta pasará a manos de la viguesa Worldwide Fishing Company (Wofco) –uno de sus socios, Borja Tenorio, trabajó con Martínez Varela– y las filiales quedarán en manos de un grupo de trabajadores capitaneados por un hombre de la casa, Juan Carlos Brunet. Ángel Martínez ha respaldado financieramente este segundo proyecto.

La industria gallega evita así, salvo contratiempos –todas las partes dan por hecho que se formularán impugnaciones a ambos planes de reestructuración–, la pérdida de músculo comercializador y transformador, adelgazado después del cierre de la factoría de Atunlo en O Grove. La prórroga del preconcurso expira el día 13; la documentación se entregará en el Mercantil de Pontevedra “en plazo”.

El todavía presidente de esta corporación asume que fue el proyecto de reconstrucción de Fandicosta lo que ha despeñado sus opciones de jubilarse sin sobresaltos. “Quiero quedar como un empresario cumplidor, que es lo que soy. Veo que emprendí una tarea que no debería haber emprendido” y que supuso una inversión superior a los 25 millones de euros. Sin soporte exterior de oxígeno –siempre se ha quejado de la falta de apoyos, que sí recibió, por ejemplo, Campofrío tras el incendio en su planta de Burgos– y solo, con la factoría nueva ya en producción, con una inyección de capital de Xesgalicia. “No lo he superado, hay que asumirlo. No soy un Superman”. Aunque lo pareciese, porque cinco días después del accidente ya tenía camiones dispensando algo de mercancía para sus clientes. Pero el fuerte endeudamiento en el que incurrió la empresa, sumido después a la caída del consumo y el incremento de costes operativos y financieros, aniquilaron las opciones de Grupo Fandicosta de sortear la insolvencia.

Si volviese a suceder hubiera hecho lo mismo. Me viene en los genes. Esta ha sido mi historia, aunque me voy por donde no quería”. En los estertores de su carrera profesional como uno de los líderes más significados de la industria de transformación y comercialización de productos del mar –su corporación se asentó en el top 5 de España por volumen de facturación y toneladas comercializadas–, Ángel Martínez Varela de dispone a observar la reactivación plena de sus empresas en manos de terceros. “El legado lo continuará otro. A mí no me salió bien pero, sin ninguna duda, puse todo mi empeño para hacer las cosas lo mejor para mi gente”.

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