La industria pesquera se encomienda a la Navidad para aliviar “torniquetes” en caja

El sector advierte de la atonía en el consumo, tanto en hogares como en hostelería

Reprocha la “actitud” de bancos: “Continúan apretando”

El palangre, replegado ya de Fandicosta

Subasta de pez espada en la lonja del puerto de Vigo.

Subasta de pez espada en la lonja del puerto de Vigo. / Ricardo Grobas

Lara Graña

Lara Graña

Cuando una industria es netamente exportadora y global, y la pesquera gallega lo es, son muchas las variables que intervienen en la evolución del negocio. Como en un panel de geoestrategia, son relevantes elementos como inundaciones en mercados turísticos compradores (las de Italia y Croacia este verano son un buen ejemplo), fenómenos meteorológicos (El Niño, terremotos...) o procesos electorales al otro lado del mundo. Y, por supuesto, factores sistémicos como una invasión militar en Europa, una pandemia o la política casi coordinada de los bancos centrales para encarecer el precio del dinero.

El escenario se complica cuando, como ahora, concurren casi todos al mismo tiempo. Pese al récord turístico del pasado verano, y pese a “haber elevado un 15% de media los precios –apunta el responsable de Marketing de una top 5 del sector–, la facturación creció apenas un 5%. Fue una mala campaña”, compensada en algunos casos por un buen arranque de año.

El hecho es que hay una atonía evidente en el consumo, dentro y fuera de los hogares, así que la campaña de Navidad se presenta todavía más determinante para cuadrar números y plantar diques para que las dificultades de tesorería de algunas operadoras –de muy gran tamaño– no se extiendan.

“Veremos qué tal va la Navidad”, coincide otro empresario, en este caso sin flota. “El producto está saliendo, pero barato porque la gente no puede pagar más [...] vamos a tener que arreglar nuestros números si queremos que la máquina siga”, abunda el gerente de la argentina Estrella Patagónica, Buenaventura Lafuente, al portal local Revista Puerto. “Tenemos que ajustarnos al precio que el cliente puede pagar porque, si no compra, es porque no lo puede pagar”. Y no se refiere Lafuente al consumidor del país sudamericano –que no compra pescado, por lo general–, sino al europeo.

La retracción en las compras de proteína marina en los hogares ya se advertía en el panel de consumo del Ministerio de Pesca correspondiente al primer trimestre, al pasar de casi 23 kilos per capita antes del COVID a unos 18,6 kilos equivalentes entre enero y marzo de 2023. La estrategia obligada y generalizada de repercutir el alza en los costes operativos y financieros en el producto final ha tenido consecuencias negativas, más de las esperadas por la industria. Ahí subyace la reducción de márgenes, ya de por sí escasos en algunas referencias como el pescado congelado sin elaborar o la conserva no premium.

Como detalló FARO, y fue visible durante la feria de Conxemar, las empresas están desplegando una oferta dirigida especialmente a consumidores más apretados por la inflación, o que han expulsado al pescado de su cesta de la compra al descartarlo como proteína barata. El objetivo es convencer, con presentaciones más simples y menos cantidad por paquete en productos como el gambón argentino.

“Las gamas con valor añadido también suponen más gasto. Nos tenemos que adaptar al mercado e intentar preservar márgenes”, constata una armadora con factorías fuera de España. En absoluto para generar tesorería a cualquier precio, como liberaciones masivas de stock low cost; no existe una crisis general de tesorería, pero sí el miedo a un contagio por los aprietos de algunas operadoras.

“Apretando”

Es “muy cierto –prosigue la misma fuente– que el dinero tiene miedo, así que si antes tenías una línea de 150.000 euros te la pueden bajar a 75.000”. Los bancos, asegura un trader vigués, “siguen apretando”. Este temor al repliegue de las entidades ya lo expuso a este periódico el máximo responsable territorial Noroeste de la Compañía Española de Crédito a la Exportación (Cesce), Rafael Estévez, la pasada semana . “Tenemos miedo a que la banca no sepa entender esto y se precipite, y que pueda tomar medidas restrictivas en materia de financiación”. Porque casos como los de Fandicosta y Atunlo, y los de al menos otras cuatro entidades del sector –en algunos casos, vinculadas a las dos primeras–, no son representativos de la industria gallega de la pesca.

Por eso las propias empresas defienden la necesidad de actuar con rapidez, tanto en el caso del grupo que preside Ángel Martínez Varela como en la alianza Pernas-Inpesca. Por lo pronto, y ante la imposibilidad de acceder con normalidad al circuito de financiación, los buques de palangre de superficie se han replegado ya de Peixemar, la comercializadora de Grupo Fandicosta que era compradora de referencia para flota de A Guarda o Portugal. “No te puedes arriesgar, el barco hay que pertrecharlo y necesitas los ingresos para empezar otra marea”. Esta flota constata, eso sí, que ya vende a otras tres comercializadoras de Vigo y que no ha sufrido una caída en los precios.

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Grupo Fandicosta dispone de instalaciones en terrenos concesionados por las autoridades portuarias de Vigo y Vilagarcía de Arousa. Como consecuencia de las dificultades de tesorería por las que atraviesa, el holding que preside Ángel Martínez Varela valoró de inicio la venta de su factoría de Moaña. Una posibilidad que descartó después, como explicó a FARO, y ante el interés de Worldwide Fishing Company (Wofco).

Sin haber estado sobre la mesa la transmisión de todo el grupo –son empresas muy heterogéneas como para despertar interés todas juntas–, sí se abordó la opción de la desinversión de activos. Hay interesados en la fábrica arousana –Bonfrig Ultracongelados linda con Profand Vilagarcía– y en instalaciones de Vigo, apuntan fuentes del sector. “Se ha reactivado su interés por vender algo”, aunque no –al menos de momento– Fandicosta. Además de esta última y de Bonfrig, dentro del grupo están las pesqueras Peixemar y Casa Botas. Xunta y banca han apremiado al empresario a ejecutar ya las medidas necesarias para atajar su crisis económica.

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