Industria

Kinarca prepara instalaciones frigoríficas para cinco pesqueros de Omán y Malvinas

La empresa viguesa, única en Europa que fabrica máquinas industriales de hielo líquido, copa el 80% del mercado naval español | En tierra, proyectos por México, Ecuador o Namibia

Parte de los proyectos en los que trabaja Kinarca, en sus instalaciones en Camiño do Romeu.

Parte de los proyectos en los que trabaja Kinarca, en sus instalaciones en Camiño do Romeu. / Rircardo Grobas

En el centro operativo de Kinarca se respira optimismo pese a la mala marea que atraviesa el sector del mar; afectado por la pandemia o la guerra de Ucrania, pero también por la caída del consumo de pescado, la pérdida de flota y las restricciones implantadas por la Comisión Europea (CE) en la pesca. Todo ello preocupa en Camiño do Romeu, aunque por ahora la perspectiva es que 2023 sea un buen año. Y seguramente 2024 siga el mismo rumbo. La actividad brilla por su presencia, hay movimiento, y el espacio que no llenan los trabajadores es ocupado por un sinfín de variopintos artefactos, de toda la clase de formas y para toda clase de funciones, vinculadas al mundo de la refrigeración. La empresa que a finales de 1986 fundaron Ramón Quintana, Narciso Argones y José Rodríguez luce 37 años después una imagen de fortaleza, fruto de su internacionalización y sólida apuesta en el campo de la investigación, que se materializa en los pedidos que prepara. Entre ellos cinco instalaciones frigoríficas para dos barcos de Omán y tres de Malvinas.

La firma viguesa, especializada en sistemas de frío industrial y naval, copa ya el 80% del mercado que atañe al control térmico de embarcaciones en España, ofreciendo soluciones tecnológicas que han lanzado en las últimas décadas y mejorado con el paso del tiempo. En este sentido, destaca por ser la única compañía en Europa que fabrica máquinas industriales de hielo líquido, un producto que permite reducir los costes de congelación, enfriar más rápido el alimento que se quiere procesar e incluso aumentar su vida útil.

“A nivel mundial, solo en Canadá y en Sudáfrica hacen estos equipos”, puntualiza Argones en declaraciones a FARO, señalando que los que ellos crean contemplan hasta 300 toneladas de esta solución gélida y pueden ser utilizados tanto a bordo como en tierra, donde explotan otras líneas de negocio.

En el plano industrial, por ejemplo, las instalaciones frigoríficas que crean para barcos también las llevan –redimensionadas y personalizadas– a las plantas de distintas empresas del sector alimentario. “Tenemos instalaciones en todo el mundo. En Rusia, Argentina, África, Centroamérica y Arabia”, comenta el propietario y gerente de Kinarca.

En estos momentos están trabajando en varios proyectos terrestres en México y Namibia con un ojo puesto también en Ecuador, donde hay mucho movimiento en la industria del camarón y muchas factorías están realizando ampliaciones ante los mayores volúmenes de producción.

Respecto al mar, además de las instalaciones frigoríficas que están construyendo para dos atuneros de Omán y otros tres arrastreros de Malvinas, Kinarca aborda la refrigeración de otro atunero para la Isla Salomón, la de un cangrejero que se encuentra en el Mar del Norte y la de otra embarcación que faena en aguas de NAFO (Northwest Atlantic Fisheries Organization). En total, son ocho barcos en cartera, a los que previsiblemente se sumarán “otros cuatro o cinco” a lo largo del 2024.

“Este año va a ser un año bueno y el siguiente esperamos que también”, estima Argones, aun resaltando que el mercado está “más abierto” en el exterior y que “el futuro está fuera”, pues las restricciones impulsadas por Bruselas en el sector pesquero, unido al difícil escenario económico que atraviesa, están haciendo que pocos armadores quieran modernizar sus buques.

“Hemos perdido un poco el norte. Nos creemos que el sector primario no es importante, pero estamos equivocados. Es tan importante como el sector secundario y el sector terciario. Las materias primas son un factor determinante para la economía de un país o de una zona”, sentencia.

La empresa viguesa, cuyas exportaciones ya suponen cerca del 60% de las máquinas que fabrican, ejecuta sus encargos a la par que exprime su potencial I+D+i con ultracongeladores que alcanzan temperaturas inferiores a los menos 60 grados centígrados y que permiten conservar mejor el pescado.

Puertas “antiescarcha” que reducen el gasto en energía y mejoran la calidad del producto

Otra de las soluciones en las que trabaja Kinarca son las esclusas antiescarcha que desarrollaron hace 25 años y siguen produciendo en la actualidad. Frente a las puertas convencionales, este sistema compuesto por numerosas hileras térmicas evita la infiltración del aire exterior a las cámaras frigoríficas, reduciendo los gastos en energía en torno a un 20% y mejorando la calidad de los productos almacenados así como su seguridad, al impedir que se forme hielo en estos espacios.

“Esto empezó en Estados Unidos hace 30 años. Cuando las cajas de las cámaras salían con escarchas se consideraban contaminadas. ¿Por qué? Porque una vez sale ese producto con escarchas, estas se descongelan, queda húmedo y se pueden crear hongos. Se produce alteración en el producto y una merma en su estado”, señala Argones.

Las esclusas antiescarcha, que además ayudan a reducir el riesgo de accidentes laborales al estabilizar la temperatura y la humedad de las cámaras frigoríficas, también las han instalado “en casi todo el mundo”. “Tenemos muchas montadas, funcionan muy bien”, dice, sobre todo como “complemento” a los trabajos que realizan para el mar.

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