Ganomagoga, universo de proyectos

Observatorios de estrellas, montañas rusas y lanzamientos espaciales: el grupo, que pasa mañana a “manos” del administrador concursal, construyó 50 años de legado innovador

Simulador aéreo

Simulador aéreo / FDV

Las constelaciones se hacen inteligibles entre niños y adultos gracias al telescopio del Observatorio Astronómico de Forcarei (Pontevedra). La enorme lente de su Ritchey Chretien acerca el cielo a las personas con mimo, agrandando ipso facto lo diminuto y reduciendo a quien lo observa atentamente. A la nada. Para degustar galaxias, nebulosas, cometas, satélites o asteroides no existe mejor lugar que la loma sobre la que se encuentran estas instalaciones, que vieron la luz en el ya lejano 2009. Fue entonces uno de los proyectos estrella del Grupo Ganomagoga, pero solo un ejemplo de los muchos que vio nacer a lo largo de su medio siglo de vida. Si algo jamás se le podrá echar en cara a la firma ponteareana –referente del metal en la provincia– es no haber innovado. El conglomerado de Cándido González lo hizo, y no precisamente con encargos pequeños.

La firma participó el pasado 2022 en las obras del nuevo Santiago Bernabéu

Grupo Ganomagoga, que mañana pasará a “manos” de FCH Social y Mercantil SLP –como administradora en el marco de un concurso de acreedores voluntario aprobado por la justicia gallega el pasado 29 de marzo–, deja tras cinco décadas un universo de trabajos de lo más variopinto. A la cúpula de cinco metros y visión de 360 grados se suman iniciativas singulares como los “brazos” que crearon para sujetar el Ariane 5, cohete de la Agencia Espacial Europea (ESA) que despegó desde la Guayana Francesa. También dos montañas rusas que creó y testó en Galicia para posteriormente entregar a clientes en México, así como un simulador aeroespacial gestado en colaboración con la empresa Seganosa para llevar a cabo prácticas de rescate e incendios con cuerpos de bomberos.

Ganomagoga: de participar en lanzamientos espaciales a crear montañas rusas

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R. V.

En todos estos proyectos quedó claro que la tónica era apostar por un no al no, aceptando cualquier reto que se les pusiese en el camino. Esa mentalidad les hizo diversificar en cuatro compañías y un sinfín de sectores que fueron más allá de la eólica o la biomasa, dando pasos en el naval o la automoción. Con clientes como PSA, Renault, Mercedes, Grupo Vag, Faurecia, Benteler o Gestamp, la firma ponteareana produjo diferentes transportadores vinculados a la industria del vehículo. De cintas para puertas o cigüeñales hasta elevadores de coches completos, pasando por tubos de paso entre naves como el de Stellantis Vigo, el conglomerado de Cándido González también puede atribuirse las plantas de biomasa de Ence Navia o Ence Mérida o el diseño, fabricación e instalación del tambor de descortezado para Ence Pontevedra, Finsa Padrón y Fibranor Lugo... En el mar, piezas de calderería para transatlánticos como los de la clase Oasis, los más grandes del mundo, o para buques de Defensa de los Estados Unidos.

Ganomagoga, universo de proyectos

El “Ariane 5”. / FDV

Por si fuera poco, el Grupo Ganomagoga participó el pasado 2022 en partes de las columnas elevadoras que permiten intercambiar los suelos del nuevo Santiago Bernabéu, en función de si en el estadio se juega un partido de fútbol o hay un concierto. También montó el Pabellón de la Ciencia en la Exposición Universal de Sevilla de 1992 o construyó la primera torre eólica flotante de Francia. Maquinaria, viradores, columnas y ganchos; rampas de entrada y salida de cargamento rodado (roll on-roll off) en los barcos tipo ferri, túneles de propulsión o timones; puentes o estructuras metálicas para canteras; la capacidad de generar grandes superficies fue tal en sus mejores momentos que hasta se hizo cargo de la ampliación del Instituto Ferial de Vigo (Ifevi).

Arriba, planos y vista de la cúpula del Observatorio Astronómico de Forcarei. Abajo, a la izquierda, simulador aéreo; a la derecha, el “Ariane 5”.  | // FDV

Vista de la cúpula del Observatorio Astronómico de Forcarei / FDV

De un sueño que duró 50 años a la pesadilla que cada vez está más cerca de concluir, la firma muestra una imagen totalmente diferente a día de hoy: con sus instalaciones cerradas por presuntos actos vandálicos y un ERE extintivo (despido colectivo) que amenaza a sus cerca de 200 empleados. Talleres, Logistics, Cedval y Amplimega, las cuatro compañías que hace solo unos años suponían un ejemplo de diversificación, son ahora una incógnita para el sector del metal gallego, que no puede permitirse el lujo de perder peso en una comunidad. Por este motivo el conglomerado de Cándido González –tan histórico como en peligro de extinción– inicia esta semana su proyecto más importante. El de su salvación. 

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