Los precios de los alimentos no se frenan en Galicia y suben el doble que la energía

La inflación cae por cuarto mes consecutivo por el abaratamiento de la electricidad | El coste del azúcar se dispara un 65%, un 30% los huevos y más del 28% los aceites

Una persona haciendo la compra.

Una persona haciendo la compra. / Javier Lizon/EP

Julio Pérez

Julio Pérez

La cotización de la electricidad en el mercado mayorista de referencia para los clientes con tarifa regulada se situó en 1,8 euros el megavatio/hora (MWh) a las 3 de la mañana de ayer y aguantó en niveles prácticamente simbólicos, alrededor de los 4 euros, hasta que sonó el despertador en la mayoría de los hogares. Durante todo ese tiempo, la eólica cubrió más de la mitad del consumo y no bajó del 23% del mix el resto de la jornada, que acabó con un precio medio de 81,38 euros el MWh. En Francia superó los 451 euros; casi 444 euros alcanzó Alemania; y 416 euros en Italia. Ni siquiera los países nórdicos, donde la fuerte presencia de fuentes renovables mantiene el coste de la electricidad mucho más estable, escaparon del umbral de los 400 euros. Con la compensación a las compañías por el tope al gas, el precio final en España fue de 93,80 euros, un 61% por debajo de la media de hace un año. Hoy se cumplen seis meses de la entrada en vigor de la “excepción ibérica”, fundamental en el abaratamiento del recibo de la luz de los hogares y en la evidente moderación de la inflación.

En línea con el dato adelantado hace un par de semanas, el Índice de Precios al Consumo (IPC) registró en noviembre su menor tasa en diez meses: 6,8%, medio punto menos que en octubre (7,3%) y lejos por fin del 11% que llegó a rozar en julio. Detrás del freno está la energía, particularmente la electricidad, que se abarató un 14,6% en comparación el mes anterior y un 22,4% respecto a noviembre de 2021, según el balance publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). La alimentación, en cambio, apenas muestra síntomas de freno. El vertiginoso encarecimiento de la cesta de la compra solo se aminoró una décima, hasta el 15,3%, provocando que la inflación general aumente por encima incluso de los productos energéticos.

El cambio de tendencia de los precios va más lento en Galicia, donde la tasa de variación anual del IPC ascendió al 7,5%, tres décimas inferior a la de octubre (7,8%). Electricidad, gas y otros combustibles subieron el 0,8% y un 7,2% el capítulo global de los productos energéticos porque los carburantes de automoción todavía crecen a doble dígito (16,7%). La mitad de la subida de la inflación en la comunidad en noviembre es culpa de los alimentos, con un alza del 15%, dos décimas más que el mes precedente.

El azúcar encabeza el ascenso de los precios en Galicia, un 65,5%. En su último informe, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (la FAO, por sus siglas en inglés), subraya “la escasez general de suministros” en el producto por “retrasos en las cosechas de los principales países productores y al anuncio de la India sobre una reducción de su cupo de exportación de azúcar”, junto a la subida de los precios en Brasil del etanol, muy intensivo en el uso de caña de azúcar para la producción del combustible. Los huevos se encarecieron en Galicia un 30, 4%; cerca del 30% los aceites; el 28,4% la leche; y un 23,5% sus derivados. Destacan también en noviembre la subida de las patatas (21,9%), los cereales (19,9%); y los preparados de legumbres y hortalizas (19)%). La carne de cordero es el único alimento que avanza menos que la inflación: 2,8%.

Se notan los bonos en el transporte público, que se abarató un 13,1% en trayectos urbanos y el 6,1% en los interurbanos. La ropa de mujer se abarató un 0,1% y un 1,8% la de niños. Bajan los equipos de telefonía (7,7%) y el coste de sus servicios (1,5%), mientras que la hostelería elevó los precios de la restauración un 8,7% y el 9,4% los alojamientos.

El Instituto Galego de Estatística (IGE) predice que la inflación seguirá conteniéndose en diciembre y cerrará el mes en el 7,1%, no así la subyacente –que deja fuera alimentos no elaborados y productos energéticos–, con un ligero incremento de una décima, hasta el 7%, igualando prácticamente la tasa general. 

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El dato definitivo del IPC de noviembre sirve de referencia para la revalorización de las pensiones en 2023, que, al igual que el ingreso mínimo vital, subirán un 8,5%, una décima por debajo de la previsión incluida en los Presupuestos Generales del Estado. El incremento entrará en vigor a efectos del 1 de enero del 2023 y los pensionistas ingresarán ya en la nómina de este mes su prestación con las tablas actualizadas. El aumento para las pensiones contributivas, las más frecuentes entre el colectivo de pensionistas y que actualmente perciben cerca de 10 millones de personas, subirán el 8,5%, cifra que resultado de la evolución media del IPC durante 2022.

En 2023 será el segundo año en el que rige la nueva fórmula que el ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luís Escrivá, pactó con patronal y sindicatos para revalorizar automáticamente las prestaciones contributivas cada año. Esta es el resultante de calcular la media de la inflación entre diciembre del año anterior y noviembre del presente. Lo que ha acabado resultando para el próximo ejercicio ese 8,5%.

La pensión media en Galicia crecerá unos 79,4 euros, pasando de los 934,60 euros en la actualidad a algo más de 1.014 euros. La de jubilación, que ronda los 1.067 euros en la última nómina de la Seguridad Social en la comunidad, alcanzará los 1.158 euros (91 euros más); la de viudedad aumenta 56 euros, hasta los 716,6; la de incapacidad llegará a los 1.020 euros tras un incremento cercano a los 80 euros; la de orfandad ascenderá a 471 euros (37 euros de subida); y la pensión en favor de familiares saltará a 616,4 euros (48 euros más).

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