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El mercado de viviendas cierra su mejor semestre en Galicia en más de una década

El número de compraventas supera las 10.500, un dato que no se veía desde 2010 | El mercado de segunda mano vive los mejores seis meses en casi 20 años

Viandantes caminando junto a un edificio con un piso en venta. | // GUSTAVO SANTOS

Galicia registró, durante la primera mitad de 2022, el semestre con el mayor volumen de compraventas de viviendas en más de una década. Fueron, en total, 10.585 las viviendas que se adquirieron en los primeros seis meses del año. Para encontrar un dato con unas mayores cifras de mercado, hay que remontarse hasta el segundo semestre de 2010, periodo en el que se vendieron 11.775. Así se desprende de los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística.

La gran protagonista de esta recuperación es la segunda mano, que supone un 78,72% de las transacciones (8.333). El dato apuntala la tendencia de este segmento dentro del sector, pues para encontrar un semestre en el que la segunda mano no represente menos del 75% de cuota hay que ir a la primera mitad de 2017. E incluso entonces la cifra acarició ese trozo del pastel, pues, de las 7.282 viviendas que se vendieron entonces en la comunidad, 5.450 eran de segunda mano, es decir, el 74,84% del total. A modo de contexto, entre 2008 y 2014 la obra nueva representaba más de la mitad de las operaciones.

“Falta de suelo”

Para el presidente de la Asociación Galega de Inmobiliarias (Agalin), Carlos Debasa, este cambio de tendencia se debe al “mal endémico de falta de suelo urbanizable en las ciudades de Galicia” y, en clave más reciente, “a que los problemas de suministros y de transporte han generado una parálisis en el sector de la construcción, lo cual, sumado a la guerra de Ucrania, supone una tormenta perfecta” para esta industria.

Además, en términos brutos, el primer semestre de este año fue el que cerró más compraventas de viviendas de segunda mano desde 2004, cuando el Ministerio de Fomento empezó a publicar datos.

La primera mitad del año fue el cuarto semestre consecutivo en el que la compraventa de viviendas aumentó con respecto al anterior en Galicia. Para Debasa, esto se debe a tres factores: por una parte, al “ahorro forzoso al que nos vimos abocados durante la pandemia”, época marcada por una notable caída del consumo como consecuencia de los confinamientos y las restricciones; por otra, a que “la gente que quería comprar en pandemia no pudo hacerlo y luego no quiso por la incertidumbre que había”, de manera que el mercado no se volvió a animar hasta que el coronavirus no aminoró la marcha; el tercer motivo, “casi el más importante” para el presidente de Agalin, es “la mayor facilidad para el acceso a la financiación, ya que los bancos están mejorando sus condiciones” para conceder créditos hipotecarios para comprar viviendas.

Eso sí, el experto considera que la tendencia alcista está tocando techo, pues, con “las subidas de los tipos de interés y la inflación, es posible que no siga este aumento”. Más bien, ahonda, “es más probable que se entre en una fase de meseta, de valle, y que, una vez corregida la inflación, se pueda volver a entrar en una de crecimiento”.

La baja presencia de la obra nueva se replica en las cuatro provincias de Galicia. En términos brutos, A Coruña es la que cerró más operaciones durante enero y junio, con 4.985, de las que el 78,83% fueron de segunda mano. Le siguen Pontevedra (3.588 compraventas con un 79,45% de ellas de segunda mano), Lugo (1.068 operaciones y una cuota del 76,77% de segunda mano) y Ourense (944 transacciones y un 77,54% de segunda mano).

El caso galaico no es una excepción. También el conjunto de España vivió, entre enero y junio de este año, el mejor semestre para el sector en 15 años. Concretamente, a escala estatal cambiaron de manos 330.997 viviendas, de las cuales 269.696 (el 81,47%) eran de segunda mano.

A pesar del sólido crecimiento del mercado de la vivienda, tanto en Galicia como en el conjunto del Estado, Carlos Debasa descarta que estemos en una nueva burbuja inmobiliaria. “La burbuja apareció por los criterios para acceder a la financiación, que eran demasiado relajados”, explica. “Ahora, aunque hay buenas condiciones, ya no hay esa locura de hace unos años”, concluye.

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