La pandemia devoró más de 10.000 millones del negocio de las empresas gallegas en 2020

La facturación de agencias de viaje y operadores turísticos se desplomó un 80% y un 56% en hoteles | La industria alimentaria batió récord de ventas y el motor rozó también su máximo histórico tras crecer un 10%

Turistas a su llegada al Puerto de Vigo

Turistas a su llegada al Puerto de Vigo / Alba Villar

Julio Pérez

Julio Pérez

El 13 de marzo de 2020 dejó dos imágenes totalmente opuestas e igual de impactantes sobre lo que estaba por venir. Los supermercados se llenaron con largas colas de personas haciendo acopio y las calles quedaron vacías, impregnadas de un silencio sepulcral, cuando a medianoche entró el vigor la decisión de clausurar bares y restaurantes. Quedaban solo unas horas para la declaración oficial del estado de alarma por segunda vez en la historia de España. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, advirtió de “semanas muy duras” por la vertiginosa propagación del COVID-19, desencadenante de una crisis sanitaria y otra económica por las duras restricciones impuestas para intentar frenar los contagios. En una rueda de prensa para anunciar las medidas de choque de la Comisión Europea ese mismo día, el director general de Asuntos Económicos y Financieros, Maarten Verwey, daba por hecho que el crecimiento del viejo continente caería “o se volverá negativo muy probablemente”.

Todo era tan inédito, tan diferente al shock financiero de 2008, que nadie se atrevió a lanzar pronósticos contundentes a corto y medio plazo. La realidad evidenció después que hubieran valido de poco ante una recesión relativamente corta y muy heterogénea entre sectores y dentro incluso de cada territorio.

A favor de Galicia jugaba la menor dependencia del turismo, particularmente de los visitantes extranjeros, y el mayor peso de algunas actividades esenciales reforzadas por la pandemia como la industria de la alimentación. El Producto Interior Bruto (PIB) regional bajó un 9,1% en el conjunto del año, mientras que el recorte en toda España alcanzó el 10,8%. La comunidad que mejor aguantó el zarpazo del coronavirus fue Extremadura, que se contrajo un 7,4%, y Baleares sufrió el peor golpe: caída del 21,7%. Un comportamiento tremendamente desigual a imagen y semejanza de lo que ocurrió también en el negocio empresarial.

Las ventas de la industria, el comercio y el resto de los servicios en Galicia disminuyó un 9% en 2020, hasta los 101.022 millones de euros, según el balance que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE). Son más de 10.000 millones por debajo de 2019. El descenso estatal supera el 12%, alrededor de 246.000 millones menos que el ejercicio anterior, con los dos epicentros del turismo a la cabeza de los números rojos: la facturación en Canarias se redujo el 24,7% y cerca del 38% en Baleares. El adelgazamiento de la cifra de negocio empresarial en Extremadura se quedó en el 3,7%; el 4,4% en Murcia; y el 4,6% en Aragón.

“La rápida expansión del COVID-19 a nivel global y, sobre todo, las medidas de confinamiento y distanciamiento social adoptadas por las autoridades de los distintos países para contener la enfermedad han conducido a una paralización súbita de una parte importante de la actividad en muchos países, lo que ha desencadenado una caída del producto sin precedentes en la historia reciente”, apuntaba el Banco de España en un informe divulgado en plena fase de desescalada para analizar, precisamente, la diversidad del impacto de la crisis del coronavirus.

No todas las actividades soportaron las mismas restricciones, que perjudicaron “con especial intensidad” a aquellas “en los que la interacción con el consumidor final es muy relevante”, el caso del turismo. El organismo incluyó en ese grupo de damnificados a los sectores “que están más integrados en las cadenas globales de valor”, mencionando expresamente la fabricación de automóviles por “las disrupciones en los distintos eslabones de la secuencia de suministros”.

La industria de la automoción, sin embargo, afloró muy pronto como la gran sorpresa de la recuperación en Galicia después de la primera ola del COVID-19. Fue el único polo del motor del país que acabó el año elevando sus exportaciones y con buenos datos de empleo. Las ventas ascendieron a 7.957 millones de euros, un 10% más que en 2019 y muy cerca del máximo histórico que batió en 2008, cuando saltó la barrera de los 8.000 millones. Así aguantó hasta que el cuello de botella en el abastecimiento mundial de chips por la saturación de la demanda para electrónica de consumo frenó en seco la planta de Stellantis en Vigo y, en consecuencia, a las auxiliares.

Programación y consultoría vivieron una de las mayores alzas de negocio: 8%

Lo que más negocio genera en la comunidad es el comercio mayorista: 27.000 millones de euros en 2020. El primer año de pandemia provocó un agujero en el sector de casi 4.500 millones de euros tras un recorte del 14%, aunque no afectó a todas las ramas por igual. Las ventas de los establecimientos mayoristas de artículos de uso doméstico menguaron un 17%, hasta los 9.658 millones de euros; y el 11% en productos alimenticios, bebidas y tabaco (8.977 millones). En el comercio mayorista de maquinaria, equipos y suministro, en cambio, la cifra de negocio creció el 3,9% (1.520 millones) y casi un 2% en materias primas agrarias y de animales vivos (798 millones).

El comercio minorista aguantó la embestida. Su saldo aumentó tímidamente (0,4% de alza) y rondó los 13.900 millones, pero, como sucedió en el segmento al por mayor, las diferencias son grandes entre especialidades. Las ventas en las gasolineras, por ejemplo, se derrumbaron un 24% (1.072 millones), y en las tiendas de alimentación remontaron el 0,5% (1.046 millones).

Sí se confirmó que, a pesar de las tensiones en la cadena logística y los malabarismos en las fábricas para adaptarse rápidamente a las distancias de seguridad, la industria alimentaria salvó las cuentas. Es la primera manufactura en ventas: 8.925 millones de euros, cifra récord tras un alza anual del 2%. La rama dedicada a las bebidas no lo tuvo tan fácil –su negocio bajó el 5,5% (984 millones)– por el efecto de los cierres en la hostelería. El estallido de la pandemia devoró más de un tercio de la facturación de bares y restaurantes y se quedó alrededor de los 1.560 millones de euros. Los alojamientos padecieron una caída más acusada, el 56% (236 millones solo), superada únicamente por el desplome en las agencias de viaje y operadores turísticos (104 millones, un 80% menos que en 2019). El balance del INE no recoge las cifras de las actividades artísticas, deportivas y de ocio, entre las más afectadas por las limitaciones.

Impulsadas por el teletrabajo y los confinamientos en casa, las teleco engordaron un 2% su facturación en Galicia (1.652 millones de euros). En las actividades inmobiliarias subió el 0,7% (807 millones) al calor del bum del sector para buscar hogares más cómodos; el 1,7% en actividades jurídicas y de contabilidad (786 millones) y el 17% en actividades administrativas de oficina (721 millones) ante el importante volumen de trabajo por la tramitación de las ayudas públicas y los ERTE. Las empresas de programación, consultoría e informática, sobresalientes en el empuje del empleo desde el inicio de la pandemia, elevaron su cifra de negocio en la comunidad el 8% (769 millones).

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