El Gobierno abre la puerta a un trámite exprés para parques eólicos marinos experimentales

Transición Ecológica inicia la modificación de la normativa, que prevé lanzar concursos por zonas | El objetivo de potencia de Portugal en "offshore" es más del doble que el de España

Traslado a Viana deun molino del Windfloat. // EDP

Traslado a Viana deun molino del Windfloat. // EDP / julio pérez

Julio Pérez

Julio Pérez

El mayor parque eólico marino previsto en Galicia es un influencer de la economía verde con página web propia para demostrar su apuesta por la sintonía entre todas las instituciones y sectores vinculados al proyecto. Bluefloat Energy y su socio tecnológico Sener presentan el complejo offshore Nordés como “una oportunidad única” para la comunidad, abierto “a todas las personas del territorio para contribuir en el cumplimiento de los objetivos de transición energética y penetración de energías renovables”. El esbozo previo al informe de impacto medioambiental recoge una potencia de 1.200 megavatios (MW) repartidos en 80 aerogeneradores a más de 30 kilómetros de la costa de Ferrolterra que se colocarán en dos fases.

En la construcción y el desmantelamiento se crearán 6.000 empleos y otros 100 llevarán la operación del parque y el mantenimiento mientras esté funcionando. La convivencia con la pesca es, según los promotores, “una prioridad básica”. “Estamos trabajando con todas las administraciones, organismos, asociaciones y entidades interesadas de la zona –destacan– para lograr juntos un consenso en su definición, de forma que se beneficie al conjunto del territorio y su gente en el contexto de la sostenibilidad ambiental”.

Enfoque "integrador"

A la pesca también se refiere expresamente el Ministerio para la Transición Ecológica en su planteamiento de “un enfoque integrador” para el futuro marco normativo de desarrollo de la eólica marina y las energías del mar. En la consulta pública que acaba de lanzar, el departamento que dirige Teresa Ribera defiende la necesidad de “asegurar desde el inicio” la participación “efectiva” de “los agentes públicos y privados y, en particular, del sector eólico y de las energías de mar y del resto de sectores usuarios del mar”, incluidos, además de la pesca, “la acuicultura o la navegación”. ¿Cómo se elegirán los proyectos? ¿Qué requisitos deben cumplir? Eso es lo que hay que decidir, aunque el Gobierno abre ya la puerta a “incluir un procedimiento específico simplificado” para “proyectos experimentales en zonas de ensayo” de modo “que se favorezca el desarrollo tecnológico y se apoye todas la fases del ciclo de vida de las tecnologías innovadoras”.

La Hoja de Ruta para la implantación de la eólica marina y de las energías del mar de España aprobada por el Consejo de Ministros en diciembre de 2021 ya incluye las principales medidas para alcanzar un objetivo de entre 1.000 y 3.000 MW en operación en 2030. No es la primera vez que se habla de aprovechar el viento en alta mar como fuente de energía limpia en el país. Existe un real decreto de 2007 que, de hecho, marca cómo autorizar la offshore, pero los avances tecnológicos ampliaron “el alcance geográfico potencial” y la vieja normativa está obsoleta.

En suspensión

El proyecto Nordés, los parques San Brandán y San Cibrao (ambos de 490 MW e impulsados por Iberdrola frente al litoral gallego) y el resto de propuestas presentadas en otros puntos del Estado quedaron en suspenso hasta que salgan las nuevas reglas. Tendrán en cuenta las ubicaciones elegidas en los planes de ordenación del espacio marítimo (POEM) –a punto de aprobarse, aunque el borrador identifica cinco áreas posibles en Val Miñor, Ortegal y A Mariña– “y, si procede, en las zonas de servicios portuarias”, la planificación de la infraestructuras de transporte y evacuación de electricidad y las condiciones de autorización e “impulso a la inversión mediante instrumentos de concurrencia competitiva”.

El Gobierno aspira a que esa subasta para la adjudicación de espacios se celebre en 2023. Es también la fecha elegida por Portugal para su gran concurso de offshore después de las experiencias iniciales como el parque Windfloat de 20 MW localizado a 20 kilómetros de Viana do Castelo y fabricado en parte en el astillero gallego de Navantia. El país vecino es más ambicioso que España. Su objetivo de eólica marina pasa, según adelantó hace unos días João Galamba, secretario de Energía del ejecutivo luso, por alcanzar “una capacidad mínima de entre 6.000 y 8.000 MW”, más del doble que aquí.

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Tres proyectos en Galicia

Bluefloat y Sener impulsan el parque Nordés (1.200 MW) e Iberdrola presentó San Brandán y San Cibrao, ambos de 490 MW.

A la espera de los POEM

Están a punto de aprobarse. El borrador recoge cinco polígonos aptos para eólica marina en Galicia en Val Miñor, Ortegal y A Mariña.

Un nuevo marco normativo

Transición Ecológica va a modificar la actual regulación y prevé sacar a subasta las localizaciones y posibles respaldos públicos.

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El sector eólico pronostica otro año casi de vacío en Galicia. Después de los más de 400 megavatios (MW) que se levantaron en la comunidad en 2019 tras las subastas de renovables impulsadas por el Gobierno, el desarrollo de nuevos parques se estancó y no parece que vaya a mejorar a corto plazo. “Vamos camino de tres años en que apenas se ha construido nada”, reprocha la patronal del viento en la comunidad, EGA, que estima la pérdida de 1.500 empleos por “el frenazo”. Los promotores hablan de “una consecuencia lógica” de la crisis del COVID-19 y de otro factor con menos sentido: la moratoria a nuevos proyectos aprobada por la Xunta hasta junio de 2023, “posiblemente la única suspensión vigente en Europa”. “Obligando a detener nuestra actividad cuando Galicia y España más necesitan avanzar en el desarrollo de energías renovables”, critican en un comunicado con motivo de la celebración del Medio Ambiente”. EGA se revuelve contra “el ruido social” generado por “la demonización” de la energía eólica. “Somos una fuente limpia y autóctona”, reivindican, en el antídoto del desarrollo renovable frente a la dependencia energética rusa y “la evidente emergencia climática que solo los negacionistas ponen en duda”.

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