Aparentemente, Galicia no se quedó muy lejos de volver a los niveles normales de actividad el pasado verano. Los bienes y servicios producidos en la comunidad ascendieron a 15.834 millones de euros, unos 97 millones menos que entre junio y septiembre de 2019. Pero hay una diferencia importante entre ambos periodos. Que los precios están disparados. Quitando el efecto de la inflación, el Producto Interior Bruto (PIB) del tercer trimestre se situó todavía un 3,4% por debajo de los tiempos prepandemia.
El daño del coronavirus a la salud pública y a la economía es más que evidente. Casi 200.000 gallegos conservaron su puesto de trabajo gracias a los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), un tercio de los autónomos de la región solicitaron la prestación extraordinaria por cese de actividad, se formalizaron 60.900 operaciones con 37.600 empresas a cargo de los avales del ICO para facilitar una inyección de liquidez de 5.860 millones de euros y los tres planes de rescate de la Xunta con fondos propios y transferencias estatales alcanzaron los 416 millones.
211.151 pequeños empresarios
Desde el primer minuto con la amenaza del COVID-19, no han parado de llegar los SOS, especialmente de los pequeños negocios en los sectores más afectados por las restricciones, aunque muchos de ellos venían agonizando de mucho antes. En 2019, había en Galicia 211.151 pequeños empresarios. Básicamente autónomos y profesionales que no operan a través de una sociedad mercantil. En solo un año se perdieron 6.305, una caída del 2,9%, la más alta entre todas las comunidades, según el análisis que acaba de publicar la Agencia Tributaria con las declaraciones por actividades económicas en el Impuesto sobre la Renta (IRPF); y el mayor descenso también en toda la serie estadística que va hasta 2007. De hecho, el descenso de 2019 supera al de 2009 (2,59%), cuando estalló la primera de las dos recesiones por la gran crisis financiera.
Algo más de la mitad de responsables de pequeños negocios en Galicia son hombres (119.600) y entre las mujeres (91.500) se da una caída mayor (3,2%). Ocho de cada diez carece de asalariados.
La merma en el conjunto del Estado fue del 0,9%. Desaparecieron casi 29.800 empresarios. Junto con Galicia, destacan las bajadas de Aragón (2,5%) y Comunidad Valenciana (2,2%); mientras que en Canarias el colectivo aumentó un 0,6%; un 0,6% también en Madrid; y un 0,2% en Baleares.
No todos los que siguieron con actividad tienen las cuentas saneadas. Un 17% del total, cerca de 36.000 autónomos y profesionales, incurrieron en pérdidas en el año anterior a la pandemia. Galicia vuelve a estar entre los territorios con mayor tasa de fracaso, solo por detrás de Asturias (18,5%) y Madrid (17,1%). Apenas mejora con respecto a 2018 (17,5%), cuando, además, había 6.300 empresarios más. El porcentaje de los que cerraron el ejercicio con un resultado negativo en toda España fue del 15%. Las tasas de fracaso más moderadas están en Extremadura (12,3%) y Aragón (12,5%).
2.900 euros de diferencia
Viendo las declaraciones de IRPF de los empresarios y profesionales que son personas físicas en Galicia no extraña que exista semejante cantidad de negocios en números rojos. Por sus actividades económicas sumaron 1.748 millones de euros, a una media cada uno de solo 8.945 euros. El rendimiento medio aumentó un 6,2% en comparación con 2018 (8.421 euros). La diferencia con el importe medio estatal (11.869 euros) supera los 2.900 euros. En el caso de los empresarios por rentas imputadas (12.400 declaraciones) ascendió a 11.999 euros.
Además de lo que aporta la caja de sus negocios, los autónomos y profesionales de Galicia declararon en 2019 una media de 15.100 euros por rentas del trabajo, 3.700 euros por capital mobiliario y 1.600 por inmobiliario. La base imponible general del colectivo en el IRPF rozó los 16.700 euros.
976 medianas y grandes empresas copan el 97% del beneficio en la región
Del resto de las empresas gallegas, las que sí están constituidas como sociedad mercantil, casi 49.000 presentaron sus cuentas en el registro, muy concentradas en el eje atlántico. La sede de 18.910 compañías estaba en Pontevedra y en A Coruña otras 18.896. Tres veces más que las de Lugo (6.165) y Ourense (4.978), según los recientes datos del Instituto Galego de Estatística (IGE). La inmensa mayoría son microempresas, las que no pasan de dos millones de euros de cifra de negocio: 44.736 (91,4%). Entre dos millones y 10 millones en ventas hay 3.200 pymes; y 976 son medianas o grandes sociedades que superan los 10 millones de euros de facturación. El reparto del negocio, sin embargo, es muy diferente. Entre todas sumaban unos 140.160 millones de euros de activo total, un 67% en el balance de las empresas de mayor tamaño. Son estas las que copan casi el 76% (81.000 millones) de toda la cifra de negocios de las empresas gallegas (106.700 millones) en 2019, mientras que un 12,6% fue de las pymes (13.166 millones) y un 11,8% de las micro (12.528 millones). La cuota de las medianas y grandes sube a cerca del 95% entre los beneficios: 17.000 millones del importe global de 18.095 millones. Las más pequeñas ganaron 561 millones y 569 las pymes. La aportación al Producto Interior Bruto (PIB) –el valor económico adicional, una vez descontados los gastos de producción, que llevan los productos y servicios cuando llegan al mercado ya transformado: 40.800 millones en Galicia en 2019– es, sin embargo, mucho mayor en las micro (13,3%) que en las pymes (9,5%). Las grandes compañías aportan el 77%. Influenciado por el efecto Inditex, el comercio mayorista y minorista lideran el ranking de ventas de las empresas gallegas: 44.200 y 8.143 millones de euros, respectivamente. Juntos aglutinan casi la mitad de la cifra de negocio empresarial. La industria del motor fue el tercer sector con mayor facturación en Galicia en 2019 (7.644 millones), seguida de la construcción de edificios (3.138 millones), concesionarios y talleres de coches (2.988 millones), el transporte (2.927 millones) y el sector de derivados de la pesca (2.902 millones).