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El motor recupera el trono industrial de Galicia con la mayor facturación en 12 años

Miles de vehículos de Stellantis a la espera de ser embarcados en Bouzas Ricardo Grobas

El último boletín económico del Banco Central Europeo (BCE) da una idea muy clara de la envergadura de la crisis de los chips y, en general, del cuello de botella que sufre la casi toda la industria por la falta de otras materias primas básicas, especialmente los metales, plásticos, madera y productos químicos. Una de cada cuatro fábricas en territorio comunitario notan el impacto del desabastecimiento en el mercado tras el fuerte rebrote de la actividad por la importante mejora de la pandemia.

Las ventas del sector manufacturero rozaron los 29.000 millones en 2020 tras una caída del 7% por la pandemia | La automoción fue la única actividad que creció: un 17%

En el caso a la automoción, el porcentaje de empresas afectadas se dispara hasta el 35% en toda la UE, un 58% en Alemania y al 50% en España. Todas las plantas de referencia del país arrastran más o menos problemas por la situación. Stellantis volvió a trabajar en Vigo durante este pasado fin de semana después de varias jornadas de parón y, de momento, contempla al menos otra suspensión el próximo día 12.

La escasez de semiconductores, agravada por la intensa demanda para aparatos de electrónica de consumo, está provocando algo que no consiguió el COVID-19. Que la factoría de Balaídos pise el freno. Lo hizo en las semanas de confinamiento estricto, cuando la economía hibernó para frenar la primera ola de contagios, pero supo luego recuperarse, incluso batió su máximo histórico de coches y devolvió el trono industrial de Galicia al sector del material de transporte.

La facturación de la industria de la comunidad en 2020 rozó los 29.000 millones de euros, un 7,5% menos que el ejercicio anterior, según los datos que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE). La pandemia se comió unos 2.360 millones de su negocio.

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Aún así, la producción manufacturera de Galicia no llegó ni de lejos a desplomarse tanto como en los peores momentos de la doble recesión financiera. En 2014, por ejemplo, las ventas del sector rondaron los 25.300 millones. Una razón más para marcar la distancia y cuidar las comparaciones entre esta crisis y otras anteriores.

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Como ocurre con el resto del tejido productivo, el COVID-19 golpeó de manera muy desigual dentro de la industria gallega. De hecho, el material del transporte es la excepción en los números rojos. Con el tirón de la automoción –este grupo de actividad incluye también la construcción naval, con un peso infinitamente menor y un recorte de la actividad cercano al 26% a lo largo del pasado ejercicio–, la facturación superó otra vez los 8.000 millones de euros, algo que no sucedía desde 2008. Concretamente fueron 8.158 millones de euros, lo que supone un alza del 17,3% respecto a 2019. El motor concentró casi tres de cada diez euros de las ventas de la industria gallega y casi el 14% de la cifra de negocio de la automoción española, con únicamente Cataluña con un saldo mayor que el de aquí.

A la cabeza de la industria en Galicia figuraba hasta ahora la alimentación y las bebidas. Sus ingresos mermaron, pero muy por debajo del resto de las manufacturas porque el subidón del consumo en los hogares y las exportaciones compensaron en buena parte la merma de negocio por el cierre del canal Horeca. Facturó 7.648 millones, según el INE, un 2,1% menos que en 2019, cuando batió su récord de negocio. Sí vieron sus ventas por el suelo las empresas de coquerías, refino, químicas y productos farmacéuticos por la atonía de la demanda de carburantes ante las restricciones a la movilidad: 2.117 millones de euros, un 38% menos.

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El negocio de producción, primera transformación y fundición de metales disminuyó un 19%; hasta los 1.699 millones de euros; mientras que la facturación de los productos metálicos retrocedió un 1,9% (1.601 millones). Las ventas de las eléctricas y del compañías de gas, condicionadas también por muchos menos de bajo consumo en los grandes centros de trabajo, descendieron otro 22,6% (1.153 millones); y un 25% el negocio de la industria textil y de la confección, lastrada por la el año negro vivido por el comercio de moda y complementos.

En el resto de las manufacturas de Galicia destaca el caucho y el plástico, con una de las menores bajadas de ventas, un 3,7% (839 millones de euros); y, por todo lo contrario, los productos informáticos, electrónicos, eléctricos y óptimos, que redujeron su facturación un 37% (532 millones).

Galicia fue la segunda comunidad donde menos bajó la cifra de negocio da la industria, solo por detrás de Aragón (6,9%). La caída en el conjunto del país llegó al 12,5%. Los dos archipiélagos sobrepasaron un 20% de recorte y la facturación disminuyó más del 17% en País Vasco y Andalucía.

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