El ocaso del tren para el transporte de mercancías en España es una historia de cambios cuantitativos y cualitativos. Hace casi medio siglo, el saldo de los servicios en vagón completo superó de largo las 30 millones de toneladas. En 2019 no llegaron ni a 10 millones. Minerales y combustibles líquidos concentraban la mitad de todas las mercancías a bordo en 1975, seguidos a una distancia considerable del cemento y los productos de la siderurgia. Solo estos últimos mantienen desde entonces una tendencia más o menos estable, al igual que la madera y el butano, en comparación con la caída en picado del resto, como recoge un reciente análisis del profesor José Antonio Díaz Fernández en la revista Minius del departamento de Historia, Arte y Geografía del Campus de Ourense de la Universidade de Vigo.
Otro sector se ha ido haciendo un hueco lo suficientemente grande como para pasar de simbólico a protagonista en el tráfico ferroviario de mercancías en el país. La industria del automóvil, que 50 años atrás movía alrededor de 385.000 toneladas, llegó a 1,3 millones en 2019, y en Galicia acaba de obrar el milagro de la resurrección de las exportaciones por tren durante la pandemia a pesar del histórico déficit de sus infraestructuras y conexiones, a la espera de lo que finalmente ocurra con el Corredor Atlántico.
Las ventas de las empresa gallegas al exterior ascendieron a 20.871 millones de euros en 2020, un 6% menos que el ejercicio anterior, según el balance de la Secretaría de Estado de Comercio. El transporte por carretera fue otra vez la principal vía de exportación en la región, aunque con un descenso del 13%, hasta los 9.622 millones de euros, provocado por la merma de la demanda y los muchos problemas en el arranque de la crisis sanitaria del coronavirus por el control de fronteras. El importe de los envíos por mar rondó los 7.270 millones de euros, un 1,4% menos. El mayor retroceso se dio en el avión, donde la caída fue del 35% (1.181 millones de euros). Su habitual tercer puesto en el transporte del negocio mundial de Galicia lo ocupó el año pasado el ferrocarril, que disparó un 62% la producción exportada: 2.792 millones de euros.
No hay precedentes de un volumen tan elevado en la serie estadística del comercio exterior de Galicia que empieza en 1995. El uso del tren tuvo unos cuantos buenos años entre 1999 y 2003, cuando llegó a estar por encima de los 500 millones de euros. El declive posterior –en 2010 el montante no pasó de los 2,5 millones de euros– se frenó claramente en 2013 y, coincidiendo con la recuperación del comercio internacional tras la crisis financiera, el transporte por ferrocarril sumó más de 2.000 millones de las exportaciones de 2017, el mejor periodo hasta ahora.
Vehículos, madera y piedra
Prácticamente el 80% de la mercancía made in Galicia que viajó por tren hacia sus compradores el pasado ejercicio pertenecía al sector del automóvil, alrededor de 2.200 millones de euros, líder del negocio exterior de Galicia en un contexto de crisis mundial y con el resto de los polos del motor españoles al ralentí. El otro capítulo destacado son los bienes de equipo (536 millones), donde se clasifican los que son también vehículos, aunque destinados al transporte de mercancías y, por tanto, dentro de la industria de la automoción. Entre el resto de mercancías sobresalen la madera (40,5 millones de euros), la fundición de hierro y acero (3,3 millones) y las manufacturas de piedra (1,3 millones).
Siete países concentran la práctica totalidad de las exportaciones de los fabricantes de coches de Galicia a través del ferrocarril. Francia, sede de la matriz de la planta viguesa de Stellantis, figura a la cabeza con casi 1.980 millones de euros tras una subida del 119% respecto a 2019 (902 millones de euros), según los datos de la Secretaría de Estado de Comercio. El alza del tráfico con Portugal fue del 61%, con 83,3 millones de euros; y del 23% hacia la República Checa (75 millones). En el caso de Suecia y Finlandia, el flujo exportador por tren de la industria gallega del motor se triplicó, hasta los 36 y los 16 millones, respectivamente. El transporte con Rumanía creció un 83% (13,8 millones) y un 53% con Bulgaria (4,9 millones).
El único sector con el uso del tren al alza
Ya antes de la pandemia, el transporte ferroviario de mercancías no estaba pasando un buen momento, precisamente. La caída de las toneladas netas rozó el 8%, según el último informe anual del Observatorio del Transporte y la Logística de España, y el descenso acumulado en el periodo 2008-2019 alcanzó el 8,5%. “Atendiendo al tipo de producto transportado en vagón completo nacional, las cifras de 2019 muestran incrementos en el transporte de automóviles (4,6%) y en el resto de productos (0,8%), alcanzando los 1,32 y los 0,67 millones de toneladas netas, respectivamente”, señala el análisis de organismo del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Todo lo contrario que los graneles, que dejaron una reducción del 31,1%; el multiproducto, un 23,3% menos; y los siderúrgicos, donde la bajada fue del 4,8%. De todas las categorías de productos, únicamente el sector de la automoción muestra una tendencia clara al alza desde 2008. El transporte de automóviles en tren se disparó un 96,8%. “El resto de productos experimentan contracciones de más de dos dígitos, destacando el transporte de graneles con un descenso del 63,7%”, indica el Observatorio del Transporte y la Logística de España, que detalla la pérdida en Galicia de cuatro de cada diez covoyes de tráfico ferroviario de mercancías desde 2015, hasta los 7.825.
