El sonido duro y metálico de las grúas de Factorías Vulcano ha vuelto a retumbar en el vigués barrio de San Ignacio de Loyola. El centenario astillero volvió ayer a la actividad tras casi cinco meses paralizado para retomar la construcción del ferri Villa de Teror. El acuerdo alcanzado en las últimas semanas para finalizar el ferri de Trasmediterránea -filial de Naviera Armas- ha devuelto a la plantilla y a los trabajadores de los auxiliares a sus puestos de trabajo, con lo que un centenar de personas tomaron el buque de casi 140 metros de eslora. Sin embargo, la vuelta se produjo a medio gas. La firma auxiliar de pintura Resa está inmersa en el "papeleo" para la entrada de sus trabajadores, con los que de los 45 o 50 que se esperaban por su parte ayer tan solo entraron media docena. "El miércoles ya estaremos todos; Vamos a emplearnos a tope", explicaba ayer el presidente del comité de empresa, Nicolás Sangabriel.
La construcción del ferri paró en seco después de que Vulcano hubiese consumido un importe equivalente al 80% del coste total del barco, presupuestado en 60 millones. El anticipo que percibió en septiembre fue insuficiente para saldar deudas con la industria auxiliar y la plantilla. Tras una dura negociación entre todas las partes implicadas (Vulcano, Armas, Santander, ICO, Pymar y Xunta), los 73 trabajadores de Vulcano aceptaron un primer pago lineal de 1.000 euros tras seis meses sin cobrar para volver a la faena (recibirán dos nóminas más antes de final de mes). Las auxiliares, agrupadas en una plataforma, firmaron la propuesta para percibir un 30% de las facturas impagadas y un 45% restante a la entrega del barco (con un quita del 25% sobre la deuda). En su caso, llevaban sin cobrar desde mayo del año pasado.
A las siete de la mañana, trabajadores de plantilla y firmas auxiliares pasaron bajo la pancarta que reza Vulcano solución en la portería del astillero. Electricistas, carpinteros, tuberos y personal de calderería fueron los primeros en incorporarse por parte de las auxiliares. "Es un día de alegría. El ánimo de los trabajadores es muy alto", contaba Sangabriel.
El ir y venir de furgonetas fue una constante a lo largo de todo el día. En la grada, las principales tareas se centraban en la limpieza de la zona de trabajo (dentro y fuera del buque) y en introducir con ayuda de la grúa los equipos. "Lo primero es garantizar las medidas de seguridad del barco y que el personal de las auxiliares vayan conociendo sus zonas de trabajo para luego repartir tareas", comentaba Sangabriel.
El retraso en el acuerdo con la empresa que se encarga de la pintura (se firmó a última hora del jueves) ha llevado a que buena parte de los 45-50 trabajadores previstos no pudiesen incorporarse todavía. "Por eso mañana entrarán el doble de personal por parte de las auxiliares", indicaba el presidente del comité de empresa.
Mientras, desde la plataforma de auxiliares informaron que la incorporación "será paulatina" y adelantaron que "va a haber turnos extra" para rematar los trabajos. Lo que no tienen claro es que el día de ayer cuente como el primero de los 42 días hábiles establecidos para acabar el Villa de Teror. "Eso es lo que se habló", decían desde la plataforma; "creo que el primero va a ser mañana [por hoy], porque faltan los pintores", explicaban desde el comité de empresa. Eso sí, ambas partes coinciden en una cosa: "Ahora la dirección tiene que arrimar el hombro".
