La crisis se llevó por delante a dos de cada tres astilleros que estaban operativos en 2009, la mayoría de China, Corea, Japón y otros mercados emergentes, donde la caída de los pedidos de mercantes y el desplome de los precios del petróleo se han dejado notar más. El sector naval cuenta ahora con 358 factorías activas en todo el mundo, frente a las 934 que tenía hace apenas ocho años, según el último informe de la agencia Clarkson Research. Galicia, que atravesó entre 2010 y 2015 uno de los peores momentos de su historia naval, ha logrado mantener activas todas las factorías al recuperar las instalaciones de los dos constructores de buques que no aguantaron el chaparrón: Factoría Naval de Marín, hoy en manos de Nodosa, y MCíes, cuyas gradas mantiene Montenegro.
El estudio de Clarkson muestra que desde 2009 se han perdido 576 factorías navales en todo el mundo, aunque el informe no es 100% exacto. Clarkson considera que un astillero está "inactivo" cuando su cartera de pedidos es inferior a 1.000 GT ( gross tonnage, toneladas compensadas), por lo que en el momento en que un constructor naval se queda sin barcos en cartera -o si son de muy pequeño tamaño- pasa a formar parte de esa lista (aunque se mantenga activo a la espera de la entrada de nuevos contratos). No obstante, el sector utiliza este documento como indicador de cómo evoluciona la actividad, y el saldo es del todo negativo. "La mayor caída se ha registrado en el segmento de los bulkcarriers, pero el número de astilleros activos ha disminuido en todos los segmentos", asegura Clarkson.
Esta caída de los mercantes y el abaratamiento del crudo han hecho mella en los astilleros asiáticos (más dependientes de este tipo de buques), devolviendo a Europa a un puesto destacado en el ranking de construcción naval por su dominio del segmento de los cruceros, que registra un espectacular crecimiento con pedidos en cartera para más de una década. Este mercado es por ahora un coto casi exclusivo de las factorías del Viejo Continente, con exponentes como Meyer Werft (Alemania), Meyer Turku (Finlandia), STX-Saint Nazaire (Francia), Fincantieri (Italia), Lloyd (Alemania), Brodosplit (Croacia) y Vard (Noruega y Rumanía), entre otras, aunque ahora empiezan a entrar con fuerza otras factorías de mediano tamaño como Uljanik (Croacia) y la viguesa Barreras con los minicruceros de lujo.
Aunque la mayoría de cierres se concentraron en Asia, también hubo reestructuración en Europa. Solo en España echaron el cierre cinco factorías: Unión Naval de Valencia, Factorías Juliana, MCíes, Astilleros de Sevilla, Astilleros de Huelva y Unión Naval de Barcelona, lo que provocó la destrucción de más de miles de empleos y de decenas de auxiliares. Galicia, con dos astilleros afectados (MCíes y Marín), ha logrado reactivar ambas factorías de la mano de Nodosa y Montenegro.
