“Si otros pueden, ¿por qué yo no?”, dijo a la víctima su expareja, acusado de violarla

El hombre niega la agresión sexual y afirma que fue ella quien le agredió debido a sus infidelidades | La pareja ofreció versiones contradictorias en un juicio visto para sentencia

El acusado, ante el biombo tras el que declaró la víctima.   | // R.V.

El acusado, ante el biombo tras el que declaró la víctima. | // R.V. / REDACCIÓN

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“Si otros pueden, ¿por qué yo no? Esa frase no la olvidaré nunca”, “No entiende pedirle que no me llame; no respeta un no”, “Le decía que me dejara en paz, pero él seguía insistiendo”. Son algunas de las declaraciones de una mujer que acusa a su expareja de violación y cuya causa se vio ayer en la Audiencia Provincial de Pontevedra. Los hechos denunciados ocurrieron, según la acusación, en la noche del 31 de octubre de 2019 en un piso de Santiago de Compostela, pero el acoso a la víctima continuaría posteriormente en la zona de A Estrada, donde reside la mujer. La denuncia se presentó en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 1 de este municipio.

Las declaraciones de acusado y denunciante fueron contradictorias. El hombre asegura que la mujer le llamó y que consentía las relaciones sexuales, mientras que la víctima declaró --tras un biombo--, que el acusado la forzó sexualmente cuando ella lo rechazó y que continuó acosándola posteriormente.

La mujer explicó que había mantenido una relación previa con el denunciado pero que, poco antes de los hechos, lo habían dejado. Esa noche, coincidiendo con la celebración de Halloween, ella fue a una fiesta en casa de una amiga y luego salieron de copas por Santiago. En un pub, apareció el acusado.

La mujer, sintiéndose incómoda porque “él se acercaba mucho”, decidió regresar a su piso pero al llegar al portal de su edificio su expareja “apareció por detrás”. Ella le pidió que se fuese, pero ante la insistencia de él, le permitió entrar en la vivienda. La discusión siguió avanzando y ante las peticiones de ella para que se marchase, él insistía en que no la iba a molestar.

Según su versión, empezaron a forcejear y cayeron en la cama. “Él no paraba de intentar tocarme y yo no quería que me tocara, me apartaba”. Finalmente, el hombre aprovechó un ataque de ansiedad de la víctima, que se veía ya sin fuerzas para defenderse, para penetrarla sin su consentimiento, tal y como ha relatado la mujer.

Tras un tiempo de relación intermitente, en diciembre volvieron a tener una relación formal, pues ella estaba “muy enamorada” y “tenía una dependencia emocional muy grande de esta persona”. En febrero, tras una nueva ruptura, ella lo denunció por acoso y el 15 de marzo de 2020, en pleno confinamiento, denunció ante la Guardia Civil la agresión sexual. Desde entonces, no han retomado la relación.

Por su parte el acusado reconoce que ese día discutieron, pero aclara que fue ella la que le agredió a él y que no la forzó a mantener relaciones sexuales. Explica que cuando estaban de copas en el pub, ella se fue y, dado que estaba lloviendo y ella había bebido mucho, la llamó a ver si quería que las acercase a casa a ella y a su amiga, a lo que su ex le respondió que no, pero que se veían luego en casa.

Niega la discusión en el portal, pero sí reconoce una riña ya en la habitación por unas infidelidades por su parte y declara que en ese momento ella le propinó unos bofetones. Después de eso, él asegura que se fue pero que ella le mandó mensajes por Whatsapp pidiéndole que regresara para “arreglar las cosas”. Al volver, de nuevo en la habitación, según el relato del acusado, se acostaron y, en la cama, volvió la “rabia” y “llegó a morderme”, pero finalmente ella se echó a llorar, él la consoló y se durmieron. Al día siguiente, según la versión de él, hicieron las paces y comenzaron una relación ya formal que duró hasta febrero de 2020, cuando él le reconoció que había tenido una “relación paralela”. El caso ha quedado visto para sentencia.

La Fiscalía solicita que este hombre sea condenado a nueve años de prisión; seis años de libertad vigilada; 17 años de inhabilitación especial para cualquier profesión, oficio o actividades que conlleven contacto regular y directo con menores de edad; y el pago de una indemnización de 25.000 euros a la víctima. El acusado se declara inocente por lo que su defensa pide su libre absolución.