Los vertederos incontrolados en Lalín: una lucha diaria que parece no tener fin

La brigada municipal trabaja “casi todos los días” en la retirada de estos depósitos, que no dejan de reproducirse | Raquel Lorenzo llama al “civismo” y advierte de sanciones

Mobiliario tirado en un paraje rural de Lalín.

Mobiliario tirado en un paraje rural de Lalín. / Cedida

Xan Salgueiro

Xan Salgueiro

Los vertidos incontrolados continúan siendo un problema de primer orden en Lalín. Por eso, la concejala de Medio Ambiente, Raquel Lorenzo, hace un llamamiento al “civismo” de los vecinos para reducir o, mejor, erradicar estos puntos.

Los vertederos incontrolados en Lalín: una lucha diaria que parece no tener fin

Trozos de pan tirados en una vía pública. / Cedida

La edil sostiene que el gobierno municipal lleva “cuatro años muy intensos” de erradicación de puntos de vertido de basura en el rural, tanto de gran tamaño como pequeñas acumulaciones de residuos de distintos tipos. “No es de recibo que se sigan reproduciendo, cuando se está trabajando de una forma tan intensa por retirar la basura de nuestro rural”, subraya.

Los vertederos incontrolados en Lalín: una lucha diaria que parece no tener fin

Equipos informáticos arrojados en un monte. / Cedida

La brigada de Medio Ambiente actúa “casi todos los días del año” en retirar desechos de todo tipo, incluso material industrial, de todas las parroquias para que “nuestro entorno natural luzca del mejor modo posible”, señala Lorenzo. A pesar de ese “esfuerzo intenso”, el trabajo realizado “no arroja todos los resultados que serían deseables –lamenta–, ya que se reproducen los puntos de depósito de basura, en algún caso incluso en los sitios que ya se procedió a limpiar”.

Por ello, la concejala solicita a los vecinos que eviten utilizar montes, fincas alejadas o tramos de pistas con escasa circulación para tirar residuos, sino que procedan a depositarlos en los puntos de recogida de basura habilitados: contenedores en el caso de material convencional y Punto Limpio si se trata de impropios. Se trata, apunta, de “un comportamiento cívico que mejora nuestro entorno, mantiene la belleza de nuestros paisajes, evita contaminaciones innecesarias y permite que el trabajo de limpieza del rural dé sus frutos”. Además, advierte de sanciones a los responsables de estos vertidos, especialmente en aquellos puntos que ya fueron adecentados.