La ‘alvariza de Sofía’ vuelve a la vida en un plan para criar abeja negra gallega

El proyecto Panega seleccionará ejemplares resistentes al cambio climático o a la varroa

Los asistentes a la jornada técnica del proyecto Panega visitaron varios colmenares de A Moa.

Los asistentes a la jornada técnica del proyecto Panega visitaron varios colmenares de A Moa. / Martiño Nercellas

Salomé Soutelo

Salomé Soutelo

Es la más pequeña de la Serra do Candán y en su interior crecen carqueixas. Pero la ‘alvariza de Sofía’ pronto dejará de tener que luchar contra el paso del tiempo y el avance de la naturaleza, porque volverá a albergar colmenas gracias a que un grupo de apicultores de la zona participa de forma voluntaria en Panega, acrónimo del Proxecto Abella Negra Galega.

En esta iniciativa colaboran cinco asociaciones vinculadas a la producción apícola, dos universidades (de Zaragoza y del País Vasco), la IXP Mel de Galicia y el Centro de Formación e Experimentación Agroforestal (CEFA) de Sergude. Durante 3 años, en esta primera fase del programa se criará abeja negra gallega en varios puntos de Galicia y se someterá a continuas evaluaciones genéticas de cara a detectar aquellas “que se defiendan en todos los ambientes y en todos los entornos”, con la mínima medicación posible y también con la mínima intervención humana.

En la alvariza de Sofía crecen carqueixas en la actualidad.

En la alvariza de Sofía crecen carqueixas en la actualidad. / Martiño Nercellas

Son palabras de Xosé Manuel Durán Orús, que ayer ofreció una ponencia en el auditorio municipal de Lalín sobre las bondades de la abeja negra gallega a la hora de afrontar otros retos de la apicultura, como el cambio climático. Hubo, después, una parte práctica en la que los asistentes visitaron, precisamente, estas alvarizas seleccionadas en la Serra do Candán.

La amenaza de los híbridos

“La abeja negra está amenazada por la introducción de razas foráneas, sobre todo híbridos”, que pueden parecer más efectivas para los apicultores que acaban de comenzar en la actividad, pero que suponen un riesgo para la abeja autóctona, al afectar a su patrimonio genético. Los machos de esas especies foráneas pueden aparearse con las autóctonas y dan lugar a híbridos más agresivos. Y si a esto le sumamos que puede ir a más la mortandad de la abeja autóctona, acabarán entrando todavía más ejemplares foráneos.

Durán puntualiza que si esos híbridos foráneos se venden como más mansos y productivos, “sus hijas no heredan esas características”, mientras que la abeja negra ya cuenta con otros pluses como que está adaptada a nuestra orografía y el clima y está más preparada contra la varroa o la Vespa velutina. Por eso, las alvarizas voluntarias se van a someter a un testeo con técnicos, para determinar qué madres son las mejores. De ellas se criarán hijas, que después volverán a pasar la criba hasta dar con esas abejas resilientes, una palabra muy de moda ahora pero que la abeja negra viene practicando, sin saberlo, desde hace tiempo. Por ello, lo importante es dar con abejas “que se valgan en todos los ambientes y en todos los entornos, que la misma familia sea testada en distintas manos y en distintos ambientes”.

Los apicultores de O Candán participan de forma voluntaria en esta iniciativa.

Los apicultores de O Candán participan de forma voluntaria en esta iniciativa. / Martiño Nercellas

El plus de estar lejos de zonas industrializadas

En el País Vasco ya está en marcha un proceso similar con la abeja negra ibérica, y Durán apunta que pueden verse resultados ya a los dos años de proyectos como Panega. Preguntado por las bondades de la Serra do Candán a la hora de reforzar la presencia de esta especie, el formador y productor compostelano apunta que esta zona conserva un patrimonio apícola de varios siglos de antigüedad, gracias a la producción de cera que precisaba el monasterio de Aciveiro para las celebraciones litúrgicas. “Y además, el Candán es un paraíso para las abejas, al no ser una zona industrializada y ademas mantenerse lejos de zonas de cultivo”, con lo que la actividad de las abejas no se ve amenazada por los pesticidas.

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