El sector cultural aporta el 1,3% del PIB de Deza, un punto por debajo de la media gallega

Las villas de tamaño medio y las municipios rurales están en franca inferioridad frente a las urbes no solo a la hora de tener servicios sanitarios, deportivos o sucursales bancarias: pasa lo mismo con las empresas vinculadas a la producción cultural. Sea por una red menor de comunicaciones, por la falta de buena conexión de internet o, claro, por una menor demanda al tener menos población, la actividad cultural aún tiene un peso muy pequeño en la economía local de las comarcas.

En su Análise do sector cultural publicado en este mes de enero, el Instituto Galego de Estatística analiza el porcentaje que representa el valor añadido bruto del sector cultural en el Producto Interior Bruto (PIB) de las comarcas. La cifra es una media bienal entre los años 2010 y 2020. El valor añadido bruto (VEB) es el valor del producto final una vez que se descontaron todos los costes de producción, mientras que el PIB es el valor de todos los bienes y servicios que se producen en, este caso, en cada comarca.

Pues bien, en 2021 el sector cultural aportó el 2,5% del PIB de Galicia, al tener un valor añadido bruto de 1.594 millones de euros. Si a estos le sumamos los 943 millones de consumos intermedios (son el coste de producción en distintas etapas), obtenemos los 2.537 millones de producción. Ese 2,5% de media en Galicia está por encima de los porcentajes de Deza y de Tabeirós. En la primera, el valor añadido bruto del sector cultural supone el 1,5% del PIB, una cifra que solo rebasa Noia, otra comarca con población similar, al tener un valor del 1,6%. O Condado tiene también un 1,5%, mientras que por debajo de Deza se colocan Betanzos (1%) Caldas (0,9%) y Ordes (0,8).

Tabeirós-Montes, gracias a la dinamización cultural de su cabecera, A Estrada, muestra un mayor peso del sector cultural en su economía, al aportar el 2% del PIB. Tabeirós, que tiene una población similar a las comarcas de Eume, Fisterra, A Mariña Occidental, O Carballiño o Valdeorras, solo está superada por la primera, donde el VEB de la cultura alcanza el 3,5% de la economía local. O Carballiño, por ejemplo, comparte ese 2%, y Terra de Lemos se queda en el 1,9.

El tirón de las ciudades

Está claro que la media gallega sube gracias a la producción cultural de comarcas en las que se incluyen ciudades, como la de Santiago, donde su aportación al PIB se dispara al 5%, la de Pontevedra (3,1), A Coruña (3,2), Lugo (3), Vigo (2,7) u Ourense (2,5).

El peso de las ciudades es aún más notable si comparamos la relación del valor añadido bruto de la cultura que genera cada comarca sobre el valor añadido bruto cultural en Galicia: el de A Coruña supone el 19,3%, la de Vigo el 17,5 y el de Santiago el 7,7. El porcentaje de Deza mantiene el tipo, con también un 1,3% (la cifra que tenía en el PIB comarcal), mientras que en el caso de Tabeirós-Montes baja al 0,6.

El gasto de los hogares rebasa los 750 millones

El informe del IGE indica que no existe un consenso internacional a la hora de decidir qué actividades se incluyen en el sector de la cultura. A primera vista, uno puede pensar en profesiones como la producción editorial, las artes escénicas, el mundo audiovisual o la pintura y escultura. Pero la cultura también engloba otros trabajos como el diseño especializado, la fotografía y todas aquellas labores precisas para lograr un producto final como un libro, una representación de una pieza teatral o una película. El IGE indica que el sector cultural gallego se divide en seis categorías: patrimonio artístico, archivos y bibliotecas; libros y prensa; artes visuales como la pintura, la escultura o la fotografía; artes escénicas; audiovisual y multimedia y, por último, una categoría interdisciplinar, que engloba tanto la educación cultural como la actividad reguladora de la administración pública.

En 2021, el sector cultural en Galicia contabilizó 30.169 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, que suponen el 3% del empleo total en la comunidad. El gasto en consumo final de cultura en los hogares alcanzó los 752 millones de euros, que puede parecer importante pero que se traduce en un modesto 2% del gasto total.

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