In memoriam // avelino Ángel Ramos López, empresario fundador de disiclín y del hotel katiuska

El emigrante filántropo que nunca se olvidó de su tierra

Avelino Ramos con Manuel Fraga en la inauguración de su hotel el 12 de junio de 2003. |   // BERNABÉ

Avelino Ramos con Manuel Fraga en la inauguración de su hotel el 12 de junio de 2003. | // BERNABÉ / xan salgueiro

Xan Salgueiro

Xan Salgueiro

Silleda perdió a uno de sus más emblemáticos y filantrópicos empresarios: Avelino Ángel Ramos López falleció el sábado, 2 de diciembre, a los 83 años de edad. Enfermo de alzhéimer, en fase 3, su situación se complicó a causa de una neumonía. “Su corazón no lo pudo soportar... y cedió”, confirmaba su única hija, Katiuska Ramos Gómez, y madre de sus dos nietos, Alejandro y Jorge Otero Ramos. De la capilla ardiente, instalada en el Tanatorio Albia, de Lalín, sus restos mortales fueron trasladados en la tarde de ayer a la iglesia de Santo Tomé de Parada (Silleda) para la celebración del funeral y, a continuación, recibieron sepultura en el cementerio parroquial de Santiago de Lebozán (Lalín), de donde es su esposa, María Sofía Gómez Lorenzo.

Nacido el 21 de junio de 1940 en Parada, como tantos otros gallegos de su generación, Avelino Ramos tomó el camino de la emigración, que lo llevó a recorrer buena parte de Latinoamérica y también Estados Unidos. En la década de 1970 puso en marcha en Caracas (Venezuela) una fábrica de productos de limpieza bajo la marca Mistolín. Expandió su actividad a República Dominicana, Panamá, Puerto Rico o Florida (EE UU), llegando a ser líder de mercado. Afincado en Santo Domingo, probó también con éxito en el sector de la comida rápida y las casas de cambio de moneda.

Avelino y su nieto Jorge, el pasado 10 de julio en su casa de Taboada. |   // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Avelino y su nieto Jorge, el pasado 10 de julio en su casa de Taboada. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN / xan salgueiro

Hizo fortuna y regresó convertido en indiano a su tierra natal, con la que siempre mantuvo una estrecha vinculación, que se tradujo en cuantiosas inversiones para poner en marcha importantes negocios. En 1988 fundó Productos Disiclín SA en Siador, de la que se desvinculó en 2010, dejando sus cargos de presidente y consejero; ahora está administrada por Javier Ramos Troitiño, nieto de su hermano Antonio.

La apertura de un hotel en la comarca dezana era otro de sus viejos anhelos. Bien lo sabía el entonces alcalde de Lalín, Xosé Cuiña, que le brindó su apoyo a mediados de los 80, como confesaba el propio Avelino en una entrevista en FARO DE VIGO el 9 de julio de 2000: “A mi me hubiese gustado mucho, porque encontré un gran apoyo en las autoridades municipales y, especialmente, porque sería una sociedad con Florentino Cacheda, un gran amigo”. Llegaron a mirar un terreno en la zona de A Corredoira, pero la negociación no prosperó. “Visto que no era factible y ante la insistencia de Maril, decidimos construirlo en Silleda”, señalaba.

En el año 2002, el 13 de noviembre, abría sus puertas el primer hotel de cuatro estrellas de la comarca, al que dio el nombre de su única hija. La inauguración se produciría al año siguiente, el 12 de junio, y contaría con el presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga Iribarne. Edificado sobre una parcela de 2,6 hectáreas en Outeiro, a las afueras del núcleo urbano de Silleda, el Katiuska ofrecía 88 habitaciones, restaurante panorámico, cafetería-comedor, salones de convenciones y de banquetes, piano-bar, gimnasio, spa, pistas de tenis, terrazas y jardines enmarcados en una carballeira. Todo un lujo para Silleda que le costó mil millones de pesetas. “No encargué ningún análisis de las perspectivas de negocio del hotel porque, si lo hiciese, no lo construiría”, admitía el empresario a esta Redacción en el año 2000. Aunque era plenamente consciente de que su proyecto era “demasiado ambicioso” para una localidad como Silleda, siguió adelante hasta hacerlo realidad. Aquel “romántico” empeño le valió, además del reconocimiento generalizado de su pueblo, la medalla de oro de la Asociación Feiral Semana Verde de Galicia, que le entregó su presidente y amigo, José Maril Sánchez, en octubre de 2002.

Durante los primeros años gestionó el complejo hotelero a través de la firma familiar Inversiones Racati SA, de la que Avelino Ramos cesaría como presidente y consejero en noviembre de 2010. La cadena Oca asumió la gestión desde junio de 2005 hasta finales de 2012. Luego, tras un tiempo de cierre, Katiuska Ramos tomó las riendas para reabrirlo en la primavera de 2014, ya como Vía Argentum. En julio de 2021 fue alquilado a Hotusa, que lo explota bajo la marca Exe.

Pero el mayor ejemplo de filantropía de un empresario que siempre presumió de su pueblo fue la aportación de 200.000 euros para la construcción de la residencia de la tercera edad, situada justo enfrente de su hotel. Fiel a su actitud discreta, Avelino ni siquiera quiso estar presente en el acto en que se anunció su donación, dejando los focos para la entonces alcaldesa, Paula Fernández Pena, y la concejala Loli García Troitiño. “Los silledenses le debemos mucho”, aseguraba la regidora aquel 7 de septiembre de 2012.

Avelino sufrió tres ictus en cuatro meses a principios de 2022 en Santo Domingo. Tras una estancia en un centro residencial, el pasado mes de julio anunciaba en estas mismas páginas –en la que, probablemente, fue su última comparecencia pública– su vuelta a la vida social y laboral, con apoyo de su familia. Pese a los achaques y ya con 83 años, mostraba su intención de viajar a su patria antillana para comprobar la marcha de sus negocios. Toda una revelación del carácter de este hombre de mundo que nunca olvidó sus raíces. En la entrevista concedida a FARO en 2000, preguntado si creía que sería profeta en su tierra, respondía: “No lo sé. Pero tampoco es mi intención”.