Un hogar en el Principal

Pocos eventos tienen tanto arrastre de público en el Teatro Principal de A Estrada y pocos logran, también, mantener tan viva la llama tras más de 15 años de fuego. Sin embargo, el certamen Lume na Lareira consiguió hacerlo una vez más. Alrededor de 400 personas se sentaron este domingo en el patio de butacas para disfrutar de una tarde de hogar, alumbrados por la música tradicional y un ambiente de buen humor que siempre se reserva alguna que otra sorpresa. Este año no fue la excepción.

El encuentro folk, organizado por el músico Juan Ruibal, fue presentado en esta edición –la número 16– por Julio González. Los primeros en actuar fueron Os Alegres de Pontevedra, que gozan de nada menos que 85 años de trayectoria ininterrumpida. El cartel para esta tarde-noche de espectáculo contó también con la campeona de España de acordeón amateur, la lucense Begoña López.

El humor corrió a cargo del Padre Xiao y del baile se encargó la agrupación lalinense A Carballeira de Cercio. El búlgaro Cristo Christini, campeón europeo de acordeón, regresó también ayer al festival Lume na Lareira, que también contó para esta ocasión con la música del grupo Os do Fuelle, de Maceda, y de Antonio Barros.

Como es tradición, el broche de la velada musical corresponde cada año a la agrupación anfitriona, Lume na Lareira. Este año ha querido que el evento sirviese como homenaje al saber hacer un taller artesano de A Estrada cuya vida ha estado muy ligada a la música tradicional gallega. Se trata del mítico Joaquín Espiño, popularmente conocido como García de Riobó. Juan Ruibal mostró ante el público congregado ayer en el Teatro Principal la última gaita salida de este taller, que cierra definitivamente sus puertas por jubilación y ante la falta de relevo. Además de ser una belleza de instrumento, el intérprete demostró cómo suena una pieza de artesanía de este nivel.

Cabe recodar que la retirada de Joaquín Espiño supuso el adiós de un taller de gaitas de los más antiguos de Galicia, un trabajo delicado y apreciado al que esta familia de A Estrada viene dedicándose desde 1790. El festival de ayer se convirtió, pues, en aplauso y agradecimiento público por tantos años de dedicación a elaborar gaitas y requintas para disfrute de músicos y goce del público.

Desde sus primeras ediciones Lume na Lareira contó con el respaldo del público. Las entradas acostumbran a agotarse todos los años y en este año no fue una excepción. De hecho, no quedaron pases disponibles para la venta en taquilla, lo que demuestra la buena salud de que goza la música tradicional en A Estrada y, más concretamente, el tirón que tiene este certamen.