Un estudio clínico pone en valor la eficacia de ejercicios con realidad virtual frente al deterioro cognitivo

En el entrenamiento terapéutico con gafas impulsado por el grupo HealthyFith participaron 33 usuarios de Agadea en Compostela

José Mª Cancela (en cuclillas) con usuarios de Agadea poniendo en práctica los ejercicios mediante el uso de gafas virtuales. |   // CEDIDA

José Mª Cancela (en cuclillas) con usuarios de Agadea poniendo en práctica los ejercicios mediante el uso de gafas virtuales. | // CEDIDA / Koro Martínez

Koro Martínez

Frenar el deterioro cognitivo en personas aquejadas de diferentes tipos de demencia mediante el uso de la realidad virtual, garantizar que su utilización no genere sintomatología adversa en sus usuarios y conseguir una mayor adherencia al entrenamiento con este tipo de herramientas son algunos de los resultados obtenidos en el primer estudio experimental llevado a cabo en 33 miembros de la Asociación Galega de Axuda aos Enfermos con Demencia Tipo Alzhéimer (Agadea) de Santiago y comarca.

Impulsado por el grupo HealthyFit de la Universidade de Vigo, este trabajo experimental se llevó a cabo durante catorce semanas en dicho grupo, en el que “se encontraban personas con y sin deterioro cognitivo leve”, según explica en conversación con EL CORREO GALLEGO José María Cancela, investigador en ejercicio físico y personas mayores de dicho equipo de la institución universitaria viguesa.

Indica que el principal objetivo consistía en “comprobar la aplicabilidad de terapias físico cognitivas a través de la realidad virtual inmersiva, intentamos validar un protocolo de diferentes terapias físicas y cognitivas con esta realidad virtual y ver la aceptación que tenían en este colectivo, puesto que son personas mayores, y comprobar también si después de su uso aparecía alguna sintomatología adversa, como mareos, desorientación o alteración visual tras el uso de las gafas, así como la capacidad funcional y cognitiva que generaba este tipo de ejercicio en el colectivo al que se dirige”.

Con más de veinte años de experiencia en el diseño y validación de pruebas de ejercicio físico, aclara que HealthyFit inició en 2019 la línea de la realidad virtual inmersiva, algo que se aceleró mucho con la pandemia, “cuando se empezaron a hacer muchas cosas de forma telemática, si bien nosotros ya habíamos dado pasos antes trabajando no sólo con personas con principio de deterioro cognitivo, sino con gente con párkinson o esclerosis múltiple, una terapia que está siendo muy atractiva y motivante, y que ha tenido resultados a nivel funcional en estos colectivos”.

En el caso concreto del ensayo llevado a cabo con los 33 usuarios de Agadea, afirma que “aunque al principio nuestro objetivo era ir más allá y analizar gente con diferentes tipos de deterioro cognitivo, al final lo circunscribimos a gente con leve deterioro o ninguno que participaba en cursos en la asociación”. Con ellos, se incorporó una terapia de virtual inmersión que “dura muy poco tiempo, entre siete y diez minutos, y de muy alta intensidad”.

Según Cancela, la elección de esos ejercicios se hizo “analizando un poco el perfil del usuario, hablando con él y viendo qué actividades eran las que más le gustaban, puesto que una de las ventajas de la realidad virtual es que nos da infinidad de posibilidades, con lo que podemos escoger el programa que más se ajuste y con las actividades que resulten más motivadoras para esa persona”.

En total, llevaron a cabo 924 sesiones individualizadas, ya que “el sistema nos lo permitía, y teníamos además la gran ventaja de que podíamos reprogramar en función de los resultados obtenidos durante el día anterior, con lo que se personaliza el ejercicio físico que desarrolla cada uno de los participantes en base a sus posibilidades y a sus gustos”.

Subraya que, pese a su enorme utilidad, es “una herramienta que debe estar siempre supervisada por un profesional facultativo que tenga en cuenta la patología”, y aclara también que en el caso de los 33 participantes en dicho proyecto, se hizo una valoración previa para no incluir a personas con vértigo, problemas de sobreestimulación o cuadro de epilepsia, puesto que ahí estarían contraindicados estos ejercicios con las gafas virtuales.

Y es que los usuarios “no están sentados con un ordenador delante, sino todo lo contrario, están de pie, con una zona de juego definida y tienen que desplazarse para cumplir el objetivo, que puede ser pinchar un globo, coger un balón o esquivar una barra”, retos que se van definiendo en función de la capacidad funcional.

Tras catorce semanas con una media de dos veces por semana, Cancela resalta que “era la primera vez que aplicábamos este tipo de terapias físicas cognitivas a este colectivo para valorar su usabilidad, y lo que comprobamos fue que el uso que podían hacer de esta herramienta fue muy bueno, ya que el 97 o 98% de las personas manifestaron que les había sido fácil aplicarlo, y ello pese a que muchas veces lo que tenemos es rechazo por tener que ponerse una gafas y no ver el entorno a su alrededor, pero valoramos la seguridad y la utilidad, y el resultado fue bueno”.

Recalca que, junto a esos objetivos alcanzados, “evaluamos si se generaban ciertas sintomatologías adversas como mareos, vómitos, malestar general o alteraciones oculares, y comprobamos que no, y que a nivel funcional, en cuanto a movilidad, equilibrio, los resultados también fueron muy buenos”.

Además, y según Cancela, “en el ámbito cognitivo se logró un estancamiento”, aunque para corroborarlo con mayor precisión, “deberíamos contar con un grupo de control con el que comparar”.

Por ello, prefiere mostrarse aún cauto e incide en que “es un examen piloto en el que hemos visto que el programa ha generado un estancamiento, dependiendo también un poco de la enfermedad se prevé un declive y en este caso no lo hubo, y creemos que lo que hay que hacer ahora es desarrollar otros proyectos más a largo plazo, no sólo a 14 semanas sino a 42 o más, y ver un poco si los resultados siguen siendo los mismos, si hay estancamiento y en personas con diferente grado de deterioro cognitivo, si siguen sin producirse síntomas adversos, y comparando a los que utilizan estas gafas virtuales con el grupo de control que no lo hace”, algo que espera poder llevar a cabo a partir del próximo año.

José María Cancela, que participó este lunes en las jornadas Nuevos paradigmas en la innovación sociosanitaria organizadas por Agadea, recalca que, a corto plazo, “sabemos que funciona, que es muy motivante y que genera adherencia”.