Silleda, mujer tenías que ser

Silleda tiene nombre de mujer, y mujeres son quienes tienen ahora en sus manos las riendas del poder municipal. Mónica González Conde, Paula Fernández Pena y Ángela Troitiño Gil lideran un PSOE obligado a entenderse con el BNG de la novel pero firme Erea Rey Presas. La aritmética electoral deja al Partido Popular de Ignacio Maril Pardo como convidado de piedra.

Las fotografías captadas el viernes por Javier Lalín durante los sorteos de la campaña Mercar no teu comercio ten premio muestran juntas, pero no revueltas, a las nuevas mujeres fuertes del Concello de Silleda. El acto tuvo lugar solo dos días después de la dimisión de Manuel Cuiña como alcalde en un pleno lleno de tensión que desembocó en insultos hacia los dos ediles del BNG, así que ambas partes mantuvieron las distancias. Por un lado, Conde, Pena y Troitiño, en primera fila, como representantes del gobierno local; por otro, Rey y la exconcejala Tania Cornado, en un segundo plano, fuera de los focos.

A unas y a otra les corresponde ahora la tarea de la difícil gobernabilidad de Silleda, más ardua si cabe después de los acontecimientos vividos en las últimas semanas. La investidura de la candidata socialista –todas las miradas apuntan a Mónica González Conde– está garantizada por el pacto PSdeG/BNG, como sucedió con la de Cuiña. Pero a partir de ahí toca formar gobierno y, constatada la negativa de los nacionalistas a integrarlo, no queda otra que el entendimiento entre ambas partes, y los sueldos del ejecutivo volverán a ser el primer escollo a salvar.

Principales referentes

Es cierto que las cuatro mujeres ostentan la mitad de la representación de sus respectivos partidos, pero no lo es menos que se han convertido en sus principales referentes. Conde, Pena y Troitiño son ahora las voces más autorizadas del PSOE, con el beneplácito de los otros dos ediles, Jesús Taboada Lázara y Antonio Ferro Losada, a quienes, en principio, se unirá Manuel Requeijo Rey en sustitución de Cuiña. En el caso del BNG, fue Rey la que puso la cara en el cartel que le permitió recuperar el segundo edil, veinte años después, sin menoscabo del tándem que forma con Xerardo Díaz Casal.

Silleda vive, pues, momentos históricos en lo que a protagonismo femenino se refiere. Ciertamente, ya tuvo dos alcaldesas e incluso se dio una circunstancia parecida a la actual en el primer mandato de Paula Fernández Pena, investida gracias al único voto del BNG, entonces representado por Carme Fidalgo. Pero las demás circunstancias eran distintas a las actuales, pues en aquella alianza entre el PSOE y los independientes de CIS (antes AIS) había varones con mucho peso, incluído el emergente Manuel Cuiña. Ahora, tras la salida del ya exalcalde, los principales referentes socialistas de Trasdeza son mujeres.

Periodista alcaldesa

De aquella candidatura de 2007 que marcó un hito en la historia del Concello de Silleda formaba parte Luis Alfonso González Tejo, conductor de camión jubilado y vecino de Lamela. En cuestión de días, semanas a lo sumo, a su hija mayor le tocará conducir el Concello de Silleda. Periodista de vocación, formación y profesión, Mónica González Conde es consciente de que la política es un ciclo más en su vida, una estación “de paso”, como ella misma dice a menudo. Llegó a la administración local como responsable de comunicación, tarea que, en un caso insólito, ha compaginado en los últimos cuatro años con su labor como concejala todoterreno, pues a sus delegaciones de Cultura, Turismo y Deporte, con frecuencia le tocaba asumir la representación institucional.

Aire fresco

En el otro extremo de la mesa de negociación tendrá al último soplo de aire fresco de la política silledense. Erea Rey Presas aterriza en la arena política sin haber cumplido los 30 años –lo hará en octubre–, pero con la firmeza que ya ha demostrado en apenas dos meses. La vocación política es tradición familiar en su familia paterna, pues su tía Dora fue concejala del PSOE en Vila de Cruces.

En definitiva, Conde y Rey marcarán el futuro más inmediato de Silleda con sus decisiones. Dado que las dos tienen apellidos con reminiscencias de nobleza antigua, podría decirse que el título de mayor rango es aquí –permítanme la licencia– el de la condesa, que ostentará el bastón de mando; claro que la reina ya ha dejado patente que no le tiembla el pulso. Mujeres tenían que ser. Y ya era hora.

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