Los Xenerais da Ulla reconquistan la calle en A Estrada

La tradición desfila el martes de Carnaval en el casco urbano estradense, con una decena de carrozas | Más de media docena de parroquias se suman a las comparsas, con un espíritu desenfadado y acento local | Los Xenerais hacen repaso a obras como la de la Praza da Feira, la AG-59 o la guerra de Ucrania

Ana Cela

Ana Cela

Cuando el tiempo se alía con el enemigo y no concede tregua, los Xenerais da Ulla terminan combatiendo bajo techo en A Estrada. Sin embargo, este no es su campo. Estas tropas nacieron para desplegar su poderío, primero abriéndose paso entre la multitud a lomos de sus caballos y, después, afilando sus lenguas para que rebanen la actualidad como si quisiesen cortarla con el filo de su espada. Después de dos años difíciles para la alegría, Correos y Xenerais dieron el alto en el casco urbano de A Estrada, reconquistando las calles de la villa en un martes de Entroido que recordó a los de antes de la pandemia, a los de la normalidad que nada sabía –ni sospechaba– del COVID-19.

Desde las 16.30 horas las carrozas y comparsas comenzaron a reunirse en la Rúa Antón Losada Diéguez. Desde allí, subieron hacia la Avenida de América y bajaron –en sentido contrario al autorizado para la circulación– hacia la Praza de Galicia, descendiendo por la calle Calvo Sotelo hasta la Praza da Feira. Una decena de grupos se sumaron al recorrido que, un año más, derrochó buen humor y muchas ganas de fiesta. No se trataba de lucir guapos, sino de hacer que el Carnaval bailase en la calle con todo su desparpajo y desenfreno. Y vaya si lo consiguieron.

La parroquia de Santa Cristina de Vea se encargó de aportar la tradición de los Xenerais da Ulla, comandado el avance de las tropas carnavalescas. Encabezando las comparsas desfiló Arnois, con su agrupación A Escuadra, que emuló un desfile militar con soldados de todas las tallas. Pequeños y mayores pusieron el mismo empeño en seguir las órdenes para formar y marchar, portando sus armas de madera que resonaban sobre el asfalto cuando la ocasión lo requería. Un tanque acompañaba al grupo y pulverizaba agua sobre los sorprendidos viandantes.

La ANPA de Lourdes desfiló con su comparsa 101 Dálmatas, seguida de la de el CEIP de O Foxo, con su temática Sobrevoando A Estrada. Esta comparsa hizo un guiño a la grabación del programa Volando Voy de Jesús Calleja y –helicóptero incluido– recreó los muchos atractivos estradenses que podrían verse desde el aire, incluidas las manadas de Sabucedo corriendo por los montes o los salmones remontando el río Ulla. No faltaron en la composición el propio Calleja, las cámaras de la cadena de televisión, la fabulosa Chelo do Rejo a la que entrevistó Calleja en el programa o hasta el alcalde estradense, José López Campos, con el rostro plasmado en una careta aunque con menos altura.

Charlie y la fábrica de chocolate fue la apuesta de la ANPA de Figueiroa, mientras que la escuela Stradanza puso en escena El gran show, un colorido espectáculo de circo, con música y coreografías que animaba –y mucho– a arrancarse con el baile y seguirles el ritmo.

La parroquia de Couso puso la nota ecológica, con su Eco Mercado a bordo de un camión, mientras que Guimarei desfiló con su Parque Geriátrico. Cerrando la comitiva, Callobre, que volvió a subir el listón hasta el infinito y más allá con su MexiCallobre. No les faltaba de nada. Farolillos, comida típica, sombreros y muchos mariachis. Alguno de los participantes no dudó en hacerle pasar un aprieto al edil de Urbanismo, Gonzalo Louzao, que veía los toros desde la barrera.

Tras la actuación de Stradanza y el Padre Xiao en la Praza da Feira, llegó el momento del atranque Y, aprovechando que la feria era el telón de fondo, los Xenerais le dieron un repaso. Désteslle licencia ao Lidl/ e tamén ao Mercadona / Pero son as únicas obras/que se fixeron pola zona, dijo el primer Xeneral que intervino tras las Correos. Iso había que facelo/ sen ningunha condición / non podemos opoñernos/ a que haxa evolución, contestó el del bando contrario. Para evolución a da feira/ A mellor obra de España/ En canto caen catro gotas / Isto parece unha braña, repuso.

Y continuó el duelo: Foi un problema de drenaxe/ que xa está solucionado/ agora quedou perfecto/ como pode ser comprobado, animó otro de los Xenerais, que no tardó en encontrar ácida respuesta: Quedou marabillosamente / Non pode ser de outra maneira/ Só lle faltan as patacas/ para que pareza unha leira. Cuando su oponente aludió a que la Praza da Feira acaba de ser premiada por el colegio de arquitectos, volvió a la carga: Vostede oíu falar do tema/ pero creo que o entedeu mal/ o que premiaron foi o proxecto/ non o resultado final.

Los Xenerais da Ulla sacaron también punta al cambio de luminarias en el rural. Cambiades a farola enteira/ Iso é o que non entende a xente/ Con poñer lámparas led / era máis que suficiente. Tuvieron también tiempo para referirse a la prolongación de la autovía AG-59, poniendo en duda la rapidez de su llegada a Pontevea, mientras que otro bando ponía el contrapunto asegurando que esta obra ha pisado el acelerador.

No faltaron tampoco las alusiones a las subidas de precios, derivando en unas coplas especialmente críticas con el Gobierno Central. Llegó después la política internacional. Hai cousas que non se entenden/ Ucrania está sendo atacada/ Europa queda quietiña/ e non se está facendo nada. Los dos bandos llegaron al acuerdo de que la situación es delicada, pero también de lo más triste: É unha gran decepción/ que neste mundo tan avanzado/ Haxa quen teña problemas/ e non se lle dea axudado. Sin duda, esos versos mercen uno de sus vivas.