Un lugar para entrenar el gusto

La Carpa do Cocido cuenta con más de 40 stands en los que los productos cárnicos y quesos comparten espacio con panaderías, firmas de artesanía o bisutería

Varios clientes compran examinan carne de cerdo en un stand de la Carpa do Cocido.

Varios clientes compran examinan carne de cerdo en un stand de la Carpa do Cocido. / Bernabe

Salomé Soutelo

Salomé Soutelo

La Carpa do Cocido abrió ayer sobre las 11.30 horas en el Campo da Feira de Lalín, y volverá a estar disponible hoy desde las 12.00 horas. Para muchos vecinos, varios de los más de 40 puestos que alberga esta instalación pueden salvarle las compras de última hora para elaborar el cocido, que no puede faltar hoy en la mesa de ningún lalinense que se precie.

Ricardo Rifón acude a la Carpa do Cocido por quinto año.   | // BERNABÉ/B.C.

Ricardo Rifón acude a la Carpa do Cocido por quinto año. | // BERNABÉ/B.C. / salomé soutelo

Numerosos puestos, como Embutidos Lalinense Cárnicas Anzo, venden aquí chorizos, carne salada y ahumada. Pero tampoco pueden faltar las marcas queseras de la zona, ya que el queso acompañado de membrillo es uno de los postres que, por tradición, se toman después del cocido. Los stands están repartidos a ambos lados de la carpa, de modo que queda un amplio espacio en medio, a la espera de visitantes durante la jornada de hoy. Ayer varias decenas de vecinos y turistas se acercaron a los puestos, donde también hay varios que venden aceites, bollería, rosquillas y otros dulces. Sin duda, estamos ante un espacio donde entrenar el sentido del gusto, pero no solo a la hora de comer.

Utensilios en madera de olivo

Y decimos esto porque la carpa cuenta también con varios espacios de artesanía y bisutería donde adquirir productos para presumir de buen gusto. No falta Elena Ferro, la zoqueira de Merza cuya maestría ya ha sido reconocida en varias ocasiones a nivel nacional. A la Feira do Cocido también acuden, un año más, dos artesanos lucenses, Ricardo Rifón e Ione Roma Ricardo está al frente de Artesanía en Olivo. Acude por quinta vez a la feria lalinense y vende instrumental de cocina con una madera que no absorbe, de modo que no coge ni restos ni bacterias. Al ser más dura que otras maderas, dura bastante más. La única condición para que se conserven estos materiales es aplicarles, de vez en cuando, alguna que otra gota de aceite. Al ser preguntado por los beneficios de acudir a esta y otras ferias, apunta que sus clientes “cuando adquieren estos utensilios, suelen repetir”.

Ione Roma en su puesto de bisutería artesanal.

Ione Roma en su puesto de bisutería artesanal. / BERNABE/BARBARA CUIÑA

Por su parte, Ione Roma no pudo acudir con su stand de O espírito do bosque a la Feira do Cocido del año pasado, al ser en abril y coincidir con otros eventos, pero asegura que en otros años “siempre tuvimos ventas, porque la gente está muy dispuesta”. En su caso, elabora pendientes y pulseras con acero y nácar, inspirándose muchas veces en las tendencias que marcan los famosos. Prefiere, de momento, no tener una tienda on line “porque nos movemos bastante más en ferias”.

Crespo, Blanco y Fernández, en un puesto de la Carpa. |   // BERNABÉ/B.C.

Crespo, Blanco y Fernández, en un puesto de la Carpa. | // BERNABÉ/B.C. / salomé soutelo

Sin mesa

Entre las decenas de visitantes que acudieron ayer a la Carpa do Cocido, figuró parte del gobierno local con el alcalde, José Crespo, a la cabeza. El regidor visitó los puestos para darles la bienvenida al evento más multitudinario de Lalín. Estuvo acompañado por los concejales de Cultura, Begoña Blanco, Medio Rural, Avelino Souto, y Comercio, Karen Fernández, que se encargaron de repartir un delantal conmemorativo de la Feira entre todos los encargados de los puestos.

Un grupo de mujeres degusta un cocido en el restaurante La Molinera.

Un grupo de mujeres degusta un cocido en el restaurante La Molinera. / BERNABE/BARBARA CUIÑA

Pero para entrenar el sentido del gusto durante estos días en Lalín, nada mejor que un cocido. Fue lo que hicieron los centenares de comensales que abarrotaron varios restaurantes del casco urbano. Parejas, familias y grupos de amigos aprovecharon la víspera del día grande del Cocido para compartir mesa y mantel. Si ayer ya era muy difícil encontrar una mesa para comer cocido, hoy será imposible: las reservas están cerradas desde diciembre.

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