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“¡Chamade á policía, que me matan!”

La rápida respuesta de los transeúntes evitan un presunto atraco en el centro de A Estrada

“¡Chamade á policía, que me matan!”

Miércoles víspera de festivo, 21.15 horas. La Zona dos Viños no estaba precisamente abarrotada. De repente, se escuchan las voces desesperadas de un varón: “¡Chamade á policía, que me matan, que me matan!”, gritaba, entre otras exclamaciones de alarma. Las quejas parecía proceder de la sucursal de CaixaBank, en pleno centro de la villa y a escasos metros de los establecimientos hosteleros.

“¡Chamade á policía, que me matan!”

Los presentes se apresuraron a acercarse, móvil en mano, para alertar al 112 y a la Guardia Civil. En la escena, un hombre de avanzada edad, rondando los 70 años, se echaba las manos a la cabeza, claramente alterado. Según manifestaba, otro varón, más joven y ataviado con una sudadera azul, había intentado sustraerle la cartera mediante forcejeo e intimidación.

El presunto autor se encontraba dentro del cajero, y la respuesta inmediata de los se encontraban allí fue bloquear la puerta, para que este no pudiese escapar antes de que llegasen las autoridades. Sin oponer resistencia, el presunto malhechor quedó así atrapado. Pocos minutos más tarde llegaban dos patrullas de la Guardia Civil y una de la Policía Local. Mientras, vecinos y testigos trataban de calmar a la supuesta víctima, que todavía se hallaba en estado de shock.

Invitación a una ronda

Según contaba el septuagenario, natural de Padrón pero que frecuenta A Estrada desde los años 70, había conocido a su presunto asaltante en un bar próximo a las instalaciones bancarias. Este le había hablado amablemente, y a modo de buen gesto, el padronés se ofreció a pagarle una ronda. Relata que, acto seguido, el hombre lo convenció de acompañarle a sacar dinero, pues él pagaría la siguiente, y él así lo hizo. Una vez allí, la actitud del otro habría cambiado drásticamente, intentando hacerse con la cartera del denunciante de forma violenta. A continuación ambos se enzarzaron en un forcejeo, el cuál varios transeúntes presenciaron. La rápida respuesta de los que rondaban facilitaron que, si en efecto los actos denunciados se produjeron, todo quedase en un susto.


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