El COVID no da descanso, y con el inicio de la sexta ola las administraciones vuelven a sacar de sus cajones los libros de restricciones. Una de las más aplicadas es la de presentar el certificado de vacunación a la hora de entrar en establecimientos, principalmente asociados al sector de la hostelería y la restauración. Por ese motivo, los usuarios se ven obligados a realizar el tedioso proceso de descargar el documento de la aplicación del Sergas, lo que a veces puede ser un engorro si no se cuenta con una buena conexión a internet, batería, o otros factores que puedan impedir disponer del teléfono móvil. Otra alternativa podría ser imprimirlo, como se hacía hace no mucho con los billetes de vuelo, pero tampoco parece la opción más conveniente.

Donde algunos ven problemas, otros ven oportunidad, y ese es el caso de las estradenses Marga Fraga y Alba Aller, a cargo de la copistería O Copión, que desde hace una semana imprimen y plastifican carnets COVID. La idea surgió por casualidad, “un cliente vino a plastificar el suyo y le dije que le copiaba la idea”, confiesa Marga.

Al tomar esta iniciativa, O Copión pasó a llenar un hueco de mercado que ningún otro establecimiento de estas características había llenado. Si bien es habitual que las copisterías impriman, e incluso recorten el certificado, para simular el aspecto de un carnet, el resultado de no tratarlo apropiadamente es que el código QR no queda lo suficientemente grande para ser legible por los lectores. Gracias a sus conocimientos del Adobe Photoshop las empresarias pudieron superar fácilmente esta cuestión. Marga explica que “ponemos la hoja del COVID dividida en dos para que se pueda leer bien el código”.

A día de hoy, la voz ha corrido por toda la villa como dinamita, y las máquinas impresoras y plastificadoras no paran de sacar nuevos carnets. Desde que empezaron hace menos de una semana, la cantidad ronda los 600 documentos emitidos, lo que se estima en una media de cien por día.

Por otra parte, en cuanto al precio, la impresión y plastificación en blanco y negro cuesta dos euros, mientras la versión en color asciende a tres. Una cuantía más que asumible por la comodidad de tener el certificado de vacunación siempre a mano, y listo para ser enseñado, como cualquier otro documento de identificación.

Las previsiones son que las cifras sigan subiendo, dado que esta nueva medida restrictiva parece haber llegado para quedarse, al menos, durante un largo período de tiempo. Esta situación anómala, ahora ya más normal que otras pasadas, en la que el mundo se ha visto envuelto estos pasados dos años ha traído cosas negativas, pero también ha despertado la creatividad para reinventarse e ir un paso más allá, el caso de O Copión es un ejemplo más.

Cerdedo-Cotobade y Silleda llegan a trece positivos en dos semanas


La situación epidemiológica apenas varió en la pasada jornada. Los principales cambios están en Cerdedo-Cotobade, con tres nuevos positivos, y Silleda, que añade uno; ambos municipios registran trece contagios en los últimos catorce días. La incidencia acumulada es de 228 casos por 100.000 habitantes en el municipio fusionado y de 147 en el de Trasdeza. Ambas tasas son inferiores a las medias de Galicia y de España, que se sitúan ya por encima de los 250 casos por cada 100.000 habitantes. La mayor incidencia sigue correspondiendo a Forcarei (665), que queda ahora en 22 positivos detectados en las dos últimas semanas –lejos de los 37 que llegó a tener–, y buena parte de ellos han recibido ya el alta médica. En Lalín también figuran 22 contagios en el mismo tiempo, pero son más recientes y coinciden con el número de casos activos. Solo Dozón continúa libre de contagios. En A Estrada hay catorce, mientras que Rodeiro repite con cinco; Agolada, con tres; y Vila de Cruces, con dos.