El centro Scientia Lalín se prepara de cara al próximo curso con un proyecto que se asienta en la sostenibilidad y la innovación como herramientas para el futuro de una institución académica que, de la mano del grupo liderado por Francisco Guerrero, aspira a consolidarse como colegio de referencia en el municipio. El director general de la compañía; su director pedagógico, Miguel Ángel Guerra; y la directora del centro, la rodeirense Belén Villanueva, explicaron ayer las bases en las que se asentará el proyecto educativo que, según Guerrero, logró recuperar la confianza de los padres.

La empresa desea mirar al futuro y la mejor herramienta para sentar estas bases es el aumento del alumnado de cara al próximo curso. Si el pasado se despidió con 196, a estas alturas ya están confirmadas 226 matrículas. Para Guerrero este es sin duda el mejor aliado porque Scientia Lalín atrajo a “40 familias más”. El centro recupera la guardería, ya con 18 plazas y 4 en reserva, y un aula de educación especial que pretende cubrir las necesidades de la zona.

Guerrero agradeció la labor del equipo directivo e indicó que es momento de abrir el colegio a la ciudadanía. “No queremos hablar del pasado, solo del aspecto educativo”, manifestó, al tiempo que quiso acallar la rumorología que extendida quizá durante demasiado tiempo cuando se cuestionó la viabilidad o incluso el futuro del histórico centro que durante décadas llevó el nombre de Sagrado Corazón. En este sentido se desmarcó de un interés especulativo con las instalaciones y, prueba de ello, son, dijo, las inversiones acometidas durante el curso pasado en tareas de mantenimiento que rebasaron los 150.000 euros. La gestión del capital humano es, para la empresa, un capítulo irrenunciable y por esto, también para alcanzar una calidad en la enseñanza, se apuesta por una elevada ratio de profesores por alumnos. El director general del Grupo Scientia School cifró en 47 personas la plantilla del centro lalinense, de los que 38 integran el plantel de profesorado. Pese al incremento de la matrícula, Guerrero es consciente de que por la singularidad de los tramos del alumnado quizá de cara al curso 2021/2022 se pierda alguna unidad educativa del concierto autonómico.

La revolución que imprimirá la nueva dirección al colegio pasa por no recortar profesorado, rediseñar espacios para, por ejemplo, situar la escuela infantil en la entrada principal al edificio donde históricamente se encontraban los despachos u oficinas.

Renovación de los espacios interiores

La sociedad educativa ha querido contar con empresas locales para acometer las obras que, por importe de 250.000 euros, buscan la transformación de una distribución de espacios quizá obsoleta o propia de décadas atrás. El paso del tiempo ha hecho mella en un edificio que precisa más actuaciones estructurales, pero que se irán realizando, como ya se hizo en el curso pasado, de manera paulatina.

Representantes del centro en el acceso principal al edificio. // Bernabé/Javier Lalín

Guerrero apuntó a la modernización tecnológica como una de las herramientas fundamentales y por eso el alumnado dispondrá, sin coste adicional, de mecanismos digitales para su aprendizaje diario. Estos recursos son posibles por la dotación a todo el centro de una red de fibra óptica de alta velocidad. “Creemos en un colegio abierto que escucha a las familias y a eso estamos dispuestos”, comentó Guerra. Lo que, en definitiva ansía Scientia Lalín es que la ciudadanía lo identifique como una institución educativa de calidad y próxima a alumnos y padres.