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A cenar, con hambre de libertad

Cenas, en la noche del sábado, en A Carballeira do Chousiño, en Silleda. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

Con mucha hambre de libertad, sin pausa pero sin excesiva prisa. Los hosteleros de Deza y Tabeirós-Terra de Montes estrenaron el fin de el estado de alarma este fin de semana cargados de optimismo. Muchos hicieron ya uso este sábado de la ampliación horaria, de modo que bares y cafeterías recibieron a sus clientes hasta las 23.00 horas y los restaurantes sirvieron sus mesas hasta la una de la madrugada. Sin embargo, desde el sector se hizo un ejercicio de responsabilidad y se mira al horizonte con prudencia, reconociendo que todavía no se puede celebrar el fin de la pandemia y que conviene seguir avanzando con precaución para que este paso adelante no se convierta en un salto hacia atrás.

Actividad hostelera en el primer domingo libre del estado de alarma. | // BERNABÉ/JAVIER LALÍN

“Al principio había dudas sobre el horario pero, después de interpretarlo, a nivel local abrió casi todo el mundo con el nuevo horario”, explicó el presidente de Hostaleiros da Estrada, Manuel Bascuas. Indicó, no obstante, que entre quienes tienen licencia como restaurante fueron varios los que prefirieron esperar al próximo fin de semana para servir cenas hasta la una. Su propio establecimiento, el Restaurante Samaná, reabrirá el viernes, 14 de mayo, después de haber servido sus últimos platos el 7 de enero. Su teléfono ya comienza a sonar estos días para recoger reservas. “Estamos esperanzados. Se ve que la gente tiene ganas de salir a cenar y no estar todo el tiempo mirando el reloj”, apunta.

Daniel Limia, de la Parrillada Rabasa, con un cartel de agradecimiento a la clientela.

En A Carballeira do Chousiño, en Silleda, la alegría entre los comensales se podía palpar este sábado, a las puertas ya de decir adiós al estado de alarma. También en la trasdezana Parrillada Rabasa se llenó el local, estrenando nuevo horario. Sin embargo, inciden en que el aforo está al 30% –teniendo en cuenta que las restricciones que operan en el municipio– y que el tiempo no acompañó para poder acomodar a los comensales en la terraza. “La gente tenía muchas ganas”, apunta Daniel Limia desde este referente de la hostelería local en Taboada.

La parrilla del Regatos, en A Estrada, ayer. Bernabé/Javier Lalín

En la Zona dos Viños de A Estrada también se dejó notó el hambre de libertad este sábado, si bien vecinos de la zona indicaron que no hubo exceso de ruido y que se respetaban las medidas de seguridad. Lo mismo sucedía ayer en la zona de Liñares (Callobre), donde servicios de pulpería y parrillas trabajaban a toda máquina para atender a los clientes que quisieron salir a comer o a recoger encargos en este primer domingo sin estado de alarma. El ambiente en la zona era el propio de la normalidad, aunque con las medidas de seguridad que exige una pandemia que deja mucha huella y aun no superada.

“Nosotros estuvieron llenos y se ve que la gente tenía ganas”, indica Gonzalo Pose desde Argentinos Burguer, que pasará a servir cenas hasta las 23.00. “No fue una marabunta porque la gente cogió la costumbre de llamar antes de venir, de reservar; se están cambiando hábitos y no se acumula gente en el local esperando por una mesa”, apuntó.

“Por nuestra parte, lo vemos con mucha prudencia. Tenemos que ser conscientes de que Padrón está cerrado perimetralmente y con los restaurantes cerrados por un brote. Silleda y Lalín están a un 30% porque están en un nivel medio, es decir, que nuestros pueblos vecinos está en la situación que están. En cualquier momento nos puede pasar también. Hay que ser realistas y tener eso presente. Ir con pies de plomo a nivel empresarial y personal porque esto no pasó”, reflexionó.

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