La responsable municipal de Cultura y Educación de Lalín, Begoña Blanco, realizó ayer un pormenorizado balance de su gestión en la que, durante más de una hora, detalló las actuaciones más destacadas en estos departamentos. Una de las principales novedades es la puesta en marcha del Museo Galego da Marioneta e do Xoguete que, como se anunció en diciembre, supone la reactivación del espacio museístico del Pazo de Liñares no solo con marionetas.

Blanco aseguró que en el plazo de dos meses llegarán los primeros fondos de juguetes para activar este proyecto que está siendo gestionado en colaboración con un experto. Blanco planteó que dentro de este espacio el juguete tradicional tuviese un papel destacado. A Liñares también irán los recuperados cabezudos de Laxeiro, que podrían presentarse primero en el museo municipal en junio. Las salas de la casona tardarán un poco más en recuperar las exposiciones de títeres, pues un comisario está realizando una labor de selección de piezas, entre las que no estarán los fondos de la compañía Viravolta. Como ya había avanzado FARO, la formación lalinense optó por desvincularse del proyecto, tanto en su gestión como en la cesión de títeres. “No les guardo rencor y aunque me gustaría que el museo contase con un espacio reservado para Lalín, tenemos otros colectivos de títeres”, declaró. El proyecto, pendiente de concretar su modelo de gestión, contará con una sala permanente y otra itinerante en la que podrían tener cabida compañías de la década de los 80.

Otro servicio que se retoma es el aula de la UNED que, según la concejala, retomará su actividad el próximo curso después de que se acometiesen obras en sus instalaciones del polígono Lalín 2000 y de que representantes de la propia universidad visitasen estas dependencias hace un mes y medio.

Blanco subrayó que pese al trabajo de gestión y programación la pandemia sanitaria echó al traste muchas de las propuestas, pero no por ello, dijo, conviene reivindicar la labor del gobierno. Destacó la aprobación del catálogo de puestos de trabajo del patronato y, con la contratación de docentes de trompa, trompeta y fagot, el conservatorio retomó su actividad con más medios y mejoras en el edificio municipal. Recordó que los 107.300 euros destinados a las bandas de música supusieron algo más que un balón de oxígeno unos colectivos que se quedaron sin ingresos por la pandemia y que tenían que seguir pagando al profesorado. Teatro, exposiciones, programación de calle o seminarios fueron algunas de las propuestas culturales que se mantuvieron en esta nueva normalidad.

Blanco enumeró las obras que se acometieron en todos los centros educativos del municipio, además de recordar la próxima intervención de la Xunta en el CEIP de Prado. En el Golmar, entre otras mejoras, se renovó un cierre perimetral y de cara al próximo curso se prevén construir las pérgolas que demanda la comunidad educativa desde hace años. Valoró los convenios con Casa do Patrón o Lalín Diverso y anunció uno con Roteiros de Lalín mediante fondos provinciales para señalizaciones. Y también que el Seminario de Estudos do Deza retomase su actividad, al tiempo que se digitalizaron todos sus fondos documentales. En la biblioteca, además de su actividad permanente, resaltó mejoras estructurales o la adquisición de libros a propuesta de la comunidad educativa.

Entre las intervenciones en edificios municipales puso de relieve el proyecto integral llevado a cabo en el museo Ramón Aller con la renovación de la cubierta, creación de aseos, dotación de mobiliario, mejoras en el observatorio o la recuperación del ático. La edil indicó que al inicio del mandato ya se percató de que el estado de conservación de los inmuebles municipales era francamente mejorable.