El Concello de Silleda activa la segunda fase de instalación de la red de calor con biomasa. La junta de gobierno local ha dado luz verde a la actuación, para la que dispone de 156.565,32 euros –el importe total solicitado– de una subvención del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, resuelta meses atrás. El ejecutivo aprobó el proyecto y los pliegos para la contratación de esta ampliación de la red, que llegará hasta la calle Progreso, a la altura de la actual Casa de la Cultura. El coste total de la iniciativa, también con fondos municipales, ronda los 200.000 euros.

A día de hoy, la red de calor, que tiene sus instalaciones en una parcela municipal junto al recinto ferial, abastece de calefacción y agua caliente sanitaria a cinco instalaciones: la escuela infantil A Galiña Azul, el pabellón deportivo César G. Fares, el campo de fútbol de Outeiriño, la residencia y centro de día de los mayores y e Hotel Vía Argentum. En la primera fase, que se estrenó en octubre de 2018, se construyó la planta de producción de calor, así como las subestaciones y una canalización de más de un kilómetro de longitud.

Con este nuevo proyecto, la red se amplía para dar servicio a la Casa de la Cultura, adonde se trasladará la casa consistorial. La canalización existente se ampliará en otros 800 metros, además de instalar en el edificio una subestación de 127,5 kw de potencia máxima.

Reducción de emisiones

Con esta actuación se reducirán las emisiones en 7,68 toneladas de CO2. “En un futuro, según se vaya ampliando la red, los vecinos y comunidades que lo deseen también podrán conectarse a esta instalación en las zonas por las que se vaya extendiendo”, indica el alcalde, Manuel Cuiña.

En 2018, la red de Silleda recibió el premio al mejor proyecto de energías renovables otorgados por la Asociación de Ingenieros Industriales de Galicia. La actuación, que superó el millón de euros, permite plantear nuevas actuaciones, como la conexión de comunidades de usuarios o la dotación de una planta de astilla, apunta el alcalde.

Cuiña subraya que la obra supone el primer paso de una instalación que no sólo redundará en un mayor ahorro económico para las arcas municipales sino que supondrá un mayor reducción de emisiones contaminantes. Con la primera fase de esta iniciativa han dejado ya de expulsarse al medio ambiente 342 toneladas de CO2 al año. El ahorro económico estimado es de 81.000 euros anuales con respecto al consumo actual y de 93.000 cuando esté lista la segunda fase.