Si tras la reunión del miércoles el tripartito de Vila de Cruces parecía haber dado un paso hacia adelante, tras el segundo encuentro de ayer las negociaciones vuelven a estar paralizadas. Tras casi tres horas de negociación, la situación quedó parada, y no fue por cuestión de sueldos ni dedicaciones, sino por las formas de hacer política que tiene cada formación.

El candidato del BNG, Álex Fiuza, manifestaba ayer al término del encuentro que las negociaciones "están bastante estancadas, no vemos ningún avance". Añade que uno de los principales escollos es que su partido quiere poner en marcha "políticas transformadoras" que no casan con las perspectivas que tienen los otros dos partidos. Así que, si no se llega a un acuerdo antes del 15 de julio, cuando debe celebrarse el pleno de organización, el BNG tiene claro que "no tenemos ningún problema en quedarnos en la oposición. No queremos entrar en el gobierno por ocupar un sillón". Así las cosas, el bipartito que ahora mismo conforman Xuntos polo Noso Concello y PSOE, si finalmente no entra el BNG, gobernarían con cuatro de los 13 ediles de la corporación. Un gobierno muy en minoría que sí contarían en ocasiones puntuales con el apoyo del BNG en aquellas cuestiones que sí tuviesen en común. Pero poco más. De hecho, en estas dos semanas de nuevo gobierno, poco se ha hecho salvo el trabajo del día a día, como iniciar la licitación de obras que ya habían quedado pendientes del mandato del popular Jesús Otero y acudir a eventos culturales en representación del Concello.

Al menos, sí mantienen en común los tres partidos su postura en cuanto a la rebaja de los sueldos que tendrán las dedicaciones exclusivas y parciales del nuevo gobierno. También se mantiene la propuesta de que los miembros de la junta de gobierno local sean concejales que ya están remunerados, para así ahorrar unos 28.900 euros al año. Estos días, los tres partidos volverán a revisar sus propuestas y seguirán en contacto para ver si, finalmente, hay pasos solo hacia adelante.