José Antonio López Pampín vivió ayer un día triste. Comenzó a cumplir lo que ya había anunciado esta semana en FARO: que desistiría de la vertiente ganadera de la explotación silvopastoril que regenta en montes de A Estrada y Cuntis porque el enésimo ataque de lobo que esta semana sufrió su cabaña equina y que se cobró la vida de un potro percherón de 6 meses le han hecho "tirar la toalla" tras "diez años de lucha". Ha vendido ya la mitad de sus reses -inscritas en el libro y ayer vivió el amargo trago de subirlas al camión que las conducirá a su nuevo destino.
Para López Pampín fue un momento muy amargo. Ve hechos añicos los esfuerzos de una década por seleccionar ejemplares de yeguas reproductoras de caballo hispano-bretón que reúnan la dureza suficiente para vivir en el monte con la intención de que desbrozasen y abonasen sus plantaciones de pino del país, pino insigne y sequoia que tiene en 37 hectáreas de monte radicado en Outeiro do Sixto y el entorno de As Brañas de Xestoso.
A su tristeza se unía su asombro por la petición de auditoría de su explotación que la Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galiza (Adega) la ha cursado a la Dirección Xeral de Patrimonio Natural de la Consellería de Medio Ambiente. "Tengo todo en regla", manifestó López Pampín, que se debate entre la indignación y el agradecimiento a Adega. Le indigna que pueda verle corresponsable de los continuos ataques del lobo que ha sufrido su explotación año tras año, incrementando una cuenta de pérdidas que no está dispuesto a seguir incrementando. Y le agradece que le preocupe ahora que cobre las oportunas indemnizaciones por este ataque pero le dice que"llega tarde": "cuando ya he decidido deshacerme de los animales tras 10 años de lucha". Lo tiene claro. Prefiere hacer desbroces mecánicos para mantener limpias sus plantaciones y evitarse los múltiples disgustos acumulados por los ataques del lobo.