La presencia de Isabel Crespo en la rueda de prensa de ayer tenía algo de simbólica de lo que se avecina.Y es que en los próximos meses, con vistas a las elecciones de 2019, habrá "incorporaciones importantes de históricos del Partido Popular, que van a provocar cabreos", en palabras de un Rafael Cuíña, que recomendó a sus rivales "que lo asuman democráticamente". "Trabajamos para ser la primera fuerza política municipal, es difícil, pero no imposible", declara el líder de CxL.

El mandatario aprovechó la comparecencia para hacer un repaso de la actualidad local, como las tan traídas y llevadas pistas del rural. Acusa al PP de "intentar retrasar" su ejecución, "como pasó con la Praza de Abastos", en donde, a la postre, "fue una victoria, ni del gobierno ni de la oposición, sino de los placeros". "Vamos a asumir su paquete de pistas", dice, al tiempo que señala que en el suyo "hay actuaciones delante de casas de miembros del PP, a diferencia de lo que sucedía en otros tiempos, en los que, según leyendas urbanas, los saneamientos se hacían hasta determinado lugar porque en el siguiente vivía alguien de otra filiación política". Defiende la "apertura de libertades" que, a su juicio, trajo su "gobierno de integración", con elecciones sindicales y de alcaldes de barrio, por ejemplo.

Cuíña admite que su relación con Crespo está "totalmente rota" y le da la razón en que es mejor que no negocien entre ellos, sino sus respectivos equipos. Asegura que seguirán sacando adelante proyectos con los remanentes sin malgastarlos en iniciativas como la del "cerdo lalaino". Y culpa a sus rivales de tener parados remanentes por tres millones de euros. "Deben saberlo las empresas, porque puede afectar incluso a la creación de empleo", proclama. En esta línea, alude a que "el tránsfuga" Juan José Cruz "condiciona la voluntad del pueblo" en una "alianza con el PP que le está costando mucho dinero a las empresas", al frenar distintos proyectos.