La instalación de la planta de reciclaje de neumáticos proyectada por la empresa Racso para el polígono lalinense de Botos va camino de convertirse en un episodio complicado de manejar para el grupo de gobierno. El ejecutivo, primero, fue de la mano de una compañía que siempre defendió que su actividad era totalmente inocua, algo que sigue defendiendo. Un primer informe municipal favorable fue enmendado por otro, del mismo departamento, que ya cuestiona seriamente el proyecto de Racso tanto desde el punto de vista técnico como ambiental. Estas conclusiones son, también, para el PP, motivos suficientes para que el Concello no otorgue licencia. No obstante, los populares acusan al ejecutivo de mover ficha por la presión social y de dejadez por no haber presentado alegaciones al proceso de evaluación ambiental tramitado y aprobado por la Xunta.
La semana pasada la empresa, a raíz del posicionamiento del Concello, indicaba que buscaría el máximo consenso social para abrir su planta de Botos, remarcando asimismo que la actividad de su industria no era "perniciosa". Ahora, y a raíz de los movimientos sociales y políticos, otra parte ha decidido entrar en escena para defender el proyecto de la compañía leonesa y lanzar algunas advertencias que podían poner al ayuntamiento entre la espada y la pared. La firma local Donsión Proyectos, encargada de elaborar el proyecto de ingeniería a Racso, hace una serie de valoraciones que considera fundamentales para comprender en cierto modo el desarrollo de los hechos. Por un lado advierte de que la vía ambiental está totalmente cerrada y este proceso "está acabado y no cabe recurso". Indica que el proyecto fue autorizado en su momento por la Consellería de Medio Ambiente, "que es quien tiene competencias" mediante un estudio de impacto ambiental que superó sus fases de notificaciones a otros organismos públicos o entidades, fase que concluyó con la publicación del informe en el DOG. Este análisis coincide con el que la consellería hizo a esta Redacción días atrás. Pero además, el proyectista José Luis Pérez Donsión explica que con el informe de impacto ambiental y el de ingeniería se efectuó una declaración previa para el inicio de obra. "Aquí solo se pueden efectuar informes relacionados con el cumplimiento de las normas del proyecto de ingeniería como el plan urbanístico, normas sectoriales o de instalaciones; no de medio ambiente", dice.
Donsión Proyectos señala además que una vez que la Xunta le dio el visto bueno al proyecto -el 27 de septiembre de 2017- y que este informe de impacto ambiental es definitivo y vinculante "y como su proyecto cumple con las exigencias normativas, los nuevos informes municipales del técnico de Medio Ambiente no proceden; tenía que haberlos hecho antes, son extemporáneos y su fuente, en su día, está equivocada". Explica que este estudio tendía que basarse en el estudio de impacto ambiental, no en el proyecto de ingeniería, "cuyo fin no es ese". Para cerrar esta conclusión, asegura que la actividad de la planta "es inocua medioambientalmente".
Por otro lado, Donsión Proyectos afirma que en la fase del proyecto de arquitectura, éste cumple con toda la legislación aplicable, que en la fase de obra se cumplirá con la rehabilitación de unas naves abandonadas desde hace más de 25 años, "contribuyendo a la mejora del entorno y reduciendo el impacto actual". Estas consideraciones las mantiene respecto del período de explotación "y si no la administración tiene el deber de actuar en consecuencia y cerrarla si es necesario, pero siempre dentro del marco legal". Es decir, avisa de que el Concello podría estar abocado a dar licencia de obra y posterior de actividad.
