-Vivió la época del boom empresarial de Lalín durante su estancia en la AED, y como concejala le tocó un periodo convulso y de reorientación del comercio, uno de los puntales económico de Lalín. ¿Cómo ve el presente y el futuro del sector?

-Creo que los negocios de nuestro pueblo tienen ahora otro competidor más allá de la que puedan suponer las ciudades de Ourense y Santiago y sus centros comerciales. Ahora, el comercio tiene otra amenaza: la compra por internet, que absorbe una cuota importante de mercado. Hace unos años, la gente mayor no usaba tanto las nuevas tecnologías para comprar, pero ahora ya es mucho más habitual, ya sea por comodidad o por ahorrar tiempo. Por eso, lo que tienen que hacer las tiendas físicas de Lalín es primar el trato personalizado, la oferta y el precio de los productos, porque está claro que tenemos locales muy preparados y comerciantes con experiencia. Sé que la situación todavía es compleja y que fue muy difícil remontar la caída que produjo la crisis económica, pero los indicadores están ahí: en los últimos tiempos abren más comercios, y en las campañas la facturación aumenta en comparación con otros años.

-Ya para terminar, su carrera profesional se desarrolló de forma íntegra en Lalín y vive en Donramiro, la parroquia en que nació. ¿Esto ayudó a la hora de conciliar su vida personal con su cargo en la residencia y la concejalía de Comercio?

-La verdad es que fue difícil conjugar estos tres campos aunque, como dije, fue muy bonito. Pero tengo la suerte de que en la residencia contamos con un equipo maravilloso en el que puedo delegar y cuyos miembros saben entenderse como compañeros. Y tengo que recalcar que siempre valoré el hecho de trabajar tan cerca de casa, de poder tener a la familia a escasos minutos. Tuve la inmensa suerte, en efecto, de realizar toda mi carrera profesional en el pueblo al que pertenezco.