Se define en su página personal como una "niña conectada con los muertos y con inquietudes poco propias de mi edad; desde entonces no he parado de investigar, estudiar, experimentar...". La terapeuta lalinense Carmen Carballude organiza hoy en el centro que lleva su nombre una actividad conocida como "Operación Cesta". Desde sus instalaciones en la rúa Chorón, número 8 (en Lalín), habrá una salida a las 16.00 horas hacia el monte quemado de Silleda. Se anima a los participantes a ir provistos de bellotas, granos de trigo, hierba, castañas o nueces, ya que son idóneos para frenar la deforestación y el arrastre de tierra durante las lluvias.
-¿Qué fue lo que le animó a programar esta salida al monte?
-En nuestro centro trabajamos, entre otras cosas, con la toma de conciencia. No es la primera vez que organizamos una salida al monte para concienciar sobre su cuidado, y esta vez es con más motivo después de los incendios que sufrimos en nuestra comarca. Sobre todo, para que la gente sepa lo que hay que hacer, y que los propietarios de las fincas no se den tanta prisa en sacar los árboles quemados porque de momento hacen falta, y que tengan un poco de información sobre el tema.
-¿Cuál es su recomendación principal para los que no saben qué hacer con un monte quemado?
-En el caso de los propietarios, que no saquen las ramas quemadas ,y en general no pisar nunca la zona donde ardió. Aunque aquí ya lleva lloviendo con reiteración, ir a pisar sería mover esas cenizas que serían fáciles de arrastrar por las lluvias torrenciales. Y debajo de todo eso aún hay ceniza candente, por lo que no sería aconsejable meternos en el monte a pisar o a sembrar porque de momento aún está todo muy fresco. Lo bueno de todo esto, desde mi punto de vista, es que haya que frenar a la gente porque me encanta que tengan la iniciativa de querer hacer algo. Me encanta que hubiera que frenarlos y no animarlos.
-¿Cómo quiere organizar la salida de la Operación Cesta?
-Insisto que ahora lo que toca es la toma de conciencia. Nosotros iremos al monte, donde hay caminos forestales y de acceso, y ahí donde no ardió se pueden poner plantas de frenado de cenizas. Y si hay ríos cerca, también se pueden poner paja y similares para que esa ceniza no acabe yendo a los mares porque eso sí mata los microorganismos de nuestras aguas. Eso hay que hacerlo en la zona que se libró de las llamas y lo restos de paja en la quemada para impedir que la ceniza termine cayendo en el fondo de los ríos, y después acabar en el mar.
-¿Piensa que las personas saben de la importancia de tomar esas medidas para evitar males mayores?
-De momento, pienso que no por falta de información. A bote pronto, el corazón de la gente es muy generoso y en su mayoría tienen un fondo muy bueno. Se trata de ir al monte con una actitud positiva imaginando todo repoblado otra vez porque, afortunadamente, tenemos una tierra muy rica, y no protestando porque eso ahora no nos lleva a ningún sitio, y ya supongo que hay gente que se está ocupando de esa parte.
-¿Cuánto tardaremos en poder repoblar la masa forestal que terminó calcinada en estos incendios?
-La naturaleza es muy sabia, y se recupera antes de lo que pensamos. Todo depende de los problemas que creemos los humanos. Igual que esto sucedió una vez puede volver a pasar. Los propietarios tienen que hacer lo posible para prevenir este tipo de desgracias. Tenemos que repoblar con nuestras especies autóctonas, como el roble. Yo tuve un buen maestro, que era mi padre, y de él aprendí que hay que mantener limpio el monte para que no pasen cosas como las que acaban de suceder aquí.
-¿Quién quema el monte?
-Esa es una pregunta muy difícil de contestar, y creo que la respuesta la tienen en instancias superiores a las del pueblo llano.
