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Ribadumia y Leiro homenajean a su cura, uno de los de más edad de Galicia

Dositeo Valiñas cumple 96 años -Los vecinos le regalaron flores y bombones, y el alcalde una placa -"Trabajo no me falta, pero las fuerzas sí me empiezan a flaquear"

Ribadumia y Leiro homenajean a su cura, uno de los de más edad de Galicia

Es el sacerdote en activo de más edad de la Diócesis de Santiago, y tal vez también de toda Galicia. Dositeo Valiñas Fernández cumplió ayer 96 años, y durante la tarde no dejó de recibir a vecinos que acudieron para darle un regalo y mostrarle su cariño. El cura aún tiene a su cargo dos parroquias, las de San Juan de Leiro y Santa Baia de Ribadumia, y en 2011 fue nombrado Hijo Adoptivo de Ribadumia.

El sacerdote recibió en la casa rectoral -donde vive en compañía de una familia- a numerosos vecinos. Fue el caso de los miembros de las comisiones de fiestas de Leiro y Ribadumia, que le llevaron flores y bombones. Fernando Cores, que es vocal de la primera de ellas, sostiene que "fuimos a felicitarle el cumpleaños porque es una persona que siempre está para lo que haga falta. En lo que esté en sus manos siempre te ayuda". Se da la circunstancia de que la comisión de Santa Baia se creó hace apenas un año, y que el propio Valiñas es vocal de la misma.

El sacerdote se sentó a merendar con los vecinos, y tomaron una tarta de milhojas de almendra y brindaron con una copa de vino albariño. Algunos de los asistentes eran personas de edad avanzada, y que por lo tanto han compartido a lo largo de las últimas décadas muchos momentos dulces y muchos tropiezos con Dositeo Valiñas, de ahí que se sucediesen el relato de recuerdos y de anécdotas.

A medida que avanzaba la tarde llegaron más personas deseosas de compartir unos minutos de alegría con el cura, como fueron el alcalde, David Castro, o la concejala de Participación Ciudadana, Mar Moimenta. El regidor apuntó del homenajeado que "con todos estos años vive feliz, porque su vida fue feliz". También se acercó hasta la casa rectoral el cura de Sisán, Manuel Cachaldora.

Una tarde muy ajetreada, pero que Dositeo Valiñas cogió de buen talante. "Las visitas te alegran, te hacen sentir querido".

Con carné de conducir

Dositeo Valiñas aún da misas los sábados y los domingos en Leiro y Ribadumia. Cuenta con un ayudante, un seglar ya jubilado que fue cura en su juventud y que le echa una mano allí donde él no puede llegar.

Sobre su edad, señala que "conocí un sacerdote que a los 100 años aún tenía el permiso de conducir y que aún conducía su coche, un Seat largo, pero es un caso raro". Pero acto seguido evoca otro. "Y conocí a otro, un asturiano, que a los 106 años subió por una escalera de albañil para ver como le habían dejado el tejado de la iglesia".

Él mismo condujo hasta hace poco más de un año, cuando una caída doméstica le provocó una lesión en un brazo. Pero aún tiene el carné en vigor. "Al principio sí que echaba de menos conducir, porque tener el coche a mano te hace sentir más libre, pero ahora ya me doy cuenta de que no me conviene conducir, por mí y por las demás personas que están en la carretera".

Sobre la posibilidad de dejar el trabajo y coger la jubilación, admite que lo ha pensado en alguna ocasión, "pero el arzobispo me dice que estoy bien, y me pide que aguante". Así que él reconoce que a pesar de su edad, "trabajo no me falta, aunque las fuerzas sí que me empiezan a flaquear".

Dositeo Valiñas es un paradigma del problema que afecta al sacerdocio gallego, y en consecuencia a los católicos: la falta de relevo generacional, lo que aboca a curas que pasan de los 80 años a seguir trabajando y, en algunos casos, atendiendo varias parroquias de forma simultánea.

A la pregunta de si una de las soluciones de esta falta de vocaciones podría ser la llegada de religiosos de África o la América Latina, donde éstas sí son aún numerosas, Valiñas se muestra escéptico, "porque no conocen las costumbres de aquí, y eso puede ser un problema a la hora de organizar el trabajo".

Partidario de que la Iglesia tenga un debate sereno y sincero sobre su futuro, en alguna ocasión llegó incluso a plantear la conveniencia de pensar en abrir las puertas del sacerdocio a las mujeres, por mucho que para el Vaticano sea un asunto fuera de discusión.

Dositeo Valiñas Fernández nació el 7 de febrero de 1921 en Vilarchán, un lugar que pertenece a la parroquia de Quireza, en el municipio de Cerdedo (hoy Cerdedo-Cotobade). Fue el tercer cura que llegó a Ribadumia procedente de la comarca de Terra de Montes, y empezó a trabajar en O Salnés en 1944, primero como coadjutor, y desde 1947 como párroco titular.

Estuvo al cargo de forma temporal de otras feligresías próximas, como las de San Martiño de Meis, Besomaño o Barrantes, y desde 1982 se ocupa también de la de Leiro, ubicada igualmente en el término municipal de Ribadumia.

El profesor e historiador local Hernando Martínez Chantada dice de él que "fue un pionero en muchos aspectos", como la puesta en marcha del catecismo (en 1948), la creación de un grupo de Acción Católica o la construcción de un salón parroquial, en 1958, y que pasaba por ser el primero que se hizo en la zona rural de O Salnés.

Fue arcipreste de Ribadumia, profesor de Religión en el colegio Julia Becerra Malvar durante casi una década, y hasta 1998 formó parte de la delegación diocesana de Economía.

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