Allá por 2006, un grupo de silledenses, entre los que se encontraban Luisa Ares, Antonio González Abal y el arqueólogo Xulio Carballo, promovieron la fundación del Colectivo pola Recuperación dos Castros de Toiriz. En realidad, los trabajos habían comenzado dos años antes, "cuando vimos que un lugar emblemático en el esparcimiento de la juventud de Silleda estaba devorado por la maleza e inaccesible", explica Ares. Armados de hoces y desbrozadoras de mano, limpiaron el yacimiento y su entorno. De forma paralela a su difusión en los medios de comunicación, el colectivo contactó con las diferentes administraciones: con el Concello para sondear si era posible que el gobierno local se encargase del mantenimiento del enclave, con la Xunta para ver si había alguna forma de promover un proyecto de recuperación y con la UE para optar a fondos europeos que la hiciesen posible.
Ares recuerda que fue en 2009 cuando Patrimonio aprobó un proyecto de recuperación del enclave, mediante el que el colectivo se comprometía a mantener limpia la zona por un periodo de 5 años. "Fue una batalla muy dura a nivel burocrático, con muchas trabas", explica la presidenta del colectivo. Los voluntarios dispusieron de una ayuda de Agader para estas labores, que concluyeron en junio del año pasado y que permitieron además limpiar en torno a dos hectáreas que delimitan el castro.
Desde esa fecha, todo han sido promesas, pero poco más. "Antes de las elecciones municipales, los tres partidos aseguraban que iban a apoyar el castro de Toiriz", recuerda Ares. Pasado el tiempo, en una reunión con el gobierno socialista de Silleda éste esgrimió que no podía entrar a limpiar sin autorización de los propietarios, así que los dueños dieron su permiso a comienzos del presente año. Pero la limpieza por parte del concello se demoró hasta principios de septiembre, "y fue una intervención para salir del paso, con una máquina que pudo haber causado destrozos", ya que algunas piedras están rascadas desde entonces. Además, tampoco se desbrozó toda la superficie que se había acordado en un principio, "ya que existe una finca en la que están creciendo eucaliptos que es necesario arrancar" para evitar que, en un futuro, esta especie se propague por el castro. Ares recuerda que la recuperación que hizo el colectivo "fue puesta como modelo por la USC", así que considera que el Concello debe aprender de este grupo de voluntarios. Habrá una reunión tras las Navidades para conocer hasta dónde llega el compromiso municipal.
