Su juventud rompe con los tópicos de que para presidir una banda en Galicia hay que tener cierta edad. Adrián Coego ama la música y, también, al Real Club Celta, equipo del que es fiel aficionado tanto de la peña que ayudó a crear en Donramiro como en las veces que sus obligaciones le han permitido viajar hasta el estadio de Balaídos. Acaba de llegar al cargo y tiene por delante la tarea de presidir a una de las bandas más laureadas de Galicia tanto dentro como fuera del territorio nacional.

-¿Alguna vez pensó en llegar tan joven al cargo de presidente de la Banda Municipal de Lalín?

-Realmente nunca lo pensé. Soy de los que pienso que no hay que quedarse en eso de "había que hacer" si no en que "hay que hacer las cosas". Fue un momento en el que vi que la banda necesitaba gente que tirara un poco de ella, y nos juntamos una directiva en la que el mayor supera en poco los 40 años. Se trata de un grupo de personas con un bagaje dentro de las bandas y del asociacionismo, que sólo queremos trabajar por la banda.

-El hecho de que en la directiva haya gente de una misma edad, ¿le dará un aire nuevo a la manera de gestionar la banda lalinense?

-Renovar en este tipo de temas siempre es complicado. La Banda de Lalín es lo que es, una banda peculiar, queramos o no, en muchos aspectos. Todo el mundo aporta su personalidad y sus propias ideas en estas directivas, pero también se pretende dar una continuidad al trabajo que se estuvo haciendo en todos estos años con unos buenos resultados. Muchos de los que estamos en esta directiva pertenecemos a una generación formada en la propia escuela de la banda, y por eso intentaremos darle un nuevo impulso tanto a la escuela como a la banda juvenil. Desde luego, todo puede funcionar mejor y hay que intentarlo.

-Con respecto a la banda, ¿tiene pensado realizar cambios en lo que es la formación?

-Se llevarán a cabo cambios hasta donde sean necesarios. A nivel musical, está claro que la Banda de Lalín está yendo muy fuerte porque tenemos la suerte de contar con un nombre en todo el mundo, que pocas bandas lo han conseguido pero que la de Lalín lo consiguió a base de mucho trabajo, por supuesto. Ese trabajo hay que continuarlo porque no se puede tampoco ahora dejar atrás todo esto. Vamos a intentar hacer algún cambio porque, a lo mejor, nos centramos demasiado en expandir la banda -que está bien y que seguir haciéndolo- pero también hay que fijarse un poco en lo que somos, que somos Lalín. Los conciertos que estamos planificando van a volver a ser conciertos en la calle porque la banda tiene que volver más a las calles. La banda fue uno de los baluartes de la cultura en Lalín y, por ejemplo, el día 8 de junio tenemos un concierto a la salida de la misa y en plena calle porque, no nos engañemos, todos escuchamos la primera banda en una fiesta y nadie fue esa primera vez a un auditorio a escucharla. Por suerte, tenemos la suerte de que los socios nos ayudan debido a su total implicación.

-¿Sería deseable incrementar el número de socios de la banda?

-Deberíamos contar con más. Ahora tenemos 140 socios, que están aportando cada uno en sus posibilidades y, todo hay que decirlo, ayudándonos mucho en todo lo que les pedimos. Yo siempre digo que son muchos socios pero 20.000 personas que viven en Lalín son muchas más. Por eso vamos a intentar que haya más gente que se implique y que sienta la banda como algo suyo, como algo del pueblo.

-¿Lo conseguido en Kerkrade supone el techa máximo para la Banda de Lalín o se puede crecer aún más como formación musical a nivel nacional e internacional?

-Yo siempre digo que siempre, siempre se puede ir a más. Nosotros llegamos a Kerkrade el primer año a competir en la sección primera y quedamos en una muy buena posición, y el año pasado nos presentamos en la sección especial, que es la máxima del certamen, y mejoramos la puntuación anterior, y aún hay más margen de mejora en este tipo de festivales. Además, hay que tener en cuenta que no todo el mundo tiene el privilegio de terminar en Kerkrade porque no es un Mundial de fútbol, por ejemplo. Queda mucho mundo por ver y por recorrer con la Banda de Lalín. Ahora mismo, nosotros tanto dentro como fue de Europa estamos vendiendo muy bien los cedés que grabamos, en especial en Asia. El planeta es muy grande y siempre hay que aspirar a llegar lo más lejos posible.

-¿Se va a continuar con la tradición de los últimos años de contar con una batuta extranjera al frente de la Banda de Lalín?

-Tampoco creo que haya sido una tradición. Tanto Marcel como Bram son gente que aportó mucho y que trabajó muchísimo a la banda. La calidad musical de cualquiera de los dos está fuera de toda duda. También estuvo Mateo, el italiano, y hubo más gente. Por eso pienso que, más bien, lo de tener directores extranjeros no fue más que una coincidencia. Nosotros siempre tuvimos muy buena relación con los directores que salieron de la banda porque ninguno de ellos se fueron por problemas de ningún tipo.

-¿Es suficiente el alumnado actual de la escuela?

-Yo creo que sí. Lo que pasa es que la música exige mucho sacrificio. Empiezas con un determinado número de alumnos pero, después, crecen y con los años quedan menos. Lo ideal es que todos entraran en la banda.

-¿De dónde le viene su amor a los colores del Real Club Celta?

-Soy del Celta porque es un equipo gallego y, como me pasa con la banda, pienso que es porque hay que tirar siempre por lo nuestro. No hay que ir detrás de ninguna moda en este asunto tampoco. Aunque, de pequeño fui de varios equipos más, como nos pasó un poco a todos. Llegué a ser del Madrid y del Barça, pero después me asenté y me hice celtista. No soy socio del club pero sí fundador de la peña celtista de Lalín. Se trata de defender unos valores que te interesan realmente. El fútbol tiene mucha suerte de la que podemos tener nosotros como músicos en la banda, pero al final son sociedades que transmiten unos determinados valores que si te identificas con ellos, al final, tienes que ir.

-¿Qué opinión le merece el cambio de técnico en el conjunto de Balaídos?

-La verdad es que no opino al respecto porque no tengo mucha idea. Sé de fútbol lo justo. La última vez que fui a Balaídos fui a ver al Ahtletic Club de Bilbao, que creo que fue hace unos tres meses.

-¿Le gusta vivir los partidos en el coliseo celeste más que en la sede de la peña, en Donramiro?

-Es distinto. Me gustó ir a ese partido porque el equipo realmente jugó muy bien. El Celta es un equipo de fútbol que tiene cada vez más simpatías fuera de Vigo porque, por ejemplo, recuerdo que el día que hicimos la presentación de la peña nos llegaron varios jugadores de la primera plantilla, que los tienes en un pedestal por todo lo que rodea al fútbol, y al final hablan contigo, te dan un abrazo o te estrechan la mano y compruebas que son gente que transmite los valores del trabajo, del sacrificio o del esfuerzo del trabajo en equipo y, claro, te identificas con ellos.

-¿Cuál es el estado de salud de Siareiros Dezaos?

-La peña funciona muy bien. Yo ahora tuve que dejar el puesto en la directiva, aunque sigo siendo socio, por lo de la banda. La peña creció mucho, afortunadamente, y espero que siga creciendo.