La Fundación Galicia Verde sorprendió con sus experiencias de agricultura ecológica. El duro invierno le impidió tener plantón y le obligó a innovar. Ideó invernaderos con malla metálica que oponen menos resistencia al viento y uno enterrado por el norte, el este y el oeste, que por esos puntos lleva un aislante de hierba seca mientras que se abre al sol por arriba y y por el sur, captando calor con botellas de cristal. Ahí crecerá el plantón, según Henrique Banet.