Ángel López Paché tiene muy claro cómo quieren que le definan a estas alturas de la vida: “Soy bohemio, de izquierdas y anarquista”, sentencia. El catedrático, escritor y crítico nacido en Lalín en 1927 está orgulloso de una trayectoria en la cambió los hábitos de la militar Orden de la Merced por las aulas de la universidad canadiense de Otawa donde impartió Literatura durante más de veinte años y se dedicó a crear escuelas para los hijos de los emigrantes gallegos. “Hay que luchar contra el sistema que tenemos porque está muy corrompido, y esa es una de las principales causas de la actual crisis financiera”, explica Paché López cuando se le pregunta por la vigencia actual de las ideas ácratas. El intelectual dezano recuerda con orgullo, por ejemplo, como con tan sólo cuatro años se escapó de la criada que le paseaba por las calles de Lalín cuando se produjo la proclamación de la Segunda República para dar vítores al nuevo régimen español.

Paché López reconoce que se fue a Canadá porque “no aguantaba esto y allí puedo decir que encontré la libertad” y que regresó a España en 1986 para contraer matrimonio con su esposa, la reconocida pintora Mariví Nebreda, ilustradora habitual del diario Pueblo de Madrid, y de libros y poemas, como “Metrópoli”, de Javier Reverte, o “Voces de mi copla”, de Juan Ramón Jiménez. La pareja no tiene hijos porque, como ironiza el propio Paché, “en el seminario no me enseñaron a hacer hijos”. En cualquier caso, el profesor lalinense a Galicia “la llevo siempre conmigo”, en especial la tierra que le vio nacer.

Recuerdos de la infancia

Paché hace memoria de sus primeros años en Lalín y hace hincapié en la figura de Laxeiro pintando las carteleras del viejo cine Balado “que hacía para poder ganarse el pan de cada día rodeado de un grupo de chavales entre los que yo me encontraba, y que lo admiraba de manera especial”. Otro de los recuerdos que asaltan a este ex monje bohemio es el de una camioneta cargada de obreros en los días posteriores al levantamiento del 36 “en la que iban, sobre todo canteiros, y de los que se decían que iban a fusilar. Sin embargo, sé del caso de Eliseo, el zoqueiro de Donramiro, que volvió sano y salvo”, explica Paché.

El profesor tiene dos hermanos en Lalín, María y Paco, a los que no duda en visitar cada vez que viaja a Lalín, aunque “por el momento, no tengo en perspectiva desplazarme hasta allí”, afirma. Su sobrino Enrique Aller López, abogado laboralista fallecido en un accidente de tráfico en el Perú, es otro de los parientes a los que Paché no olvida. “Me hice cargo de él y le llegué a decir que si se metía cura lo mataba”, apunta este hombre que ofició su última misa en gallego antes de abandonar la Iglesia.