Ana Cela/Candela Chedas / A ESTRADA

No importa cuántas veces uno haya tenido ocasión de acomodarse en el graderío del curro del Campo do Medio para ver cómo Sabucedo cumple con la tradición sobre la arena. Hombre y équido siguen transmitiendo la misma fuerza, el mismo poderío desde el momento en que irrumpen juntos en la aldea y se encaminan hacia el foso en el que se saben citados. Cuando las puertas del curro se abren, la emoción sigue siendo idéntica a la de la primera ocasión en que la "rapa" desfila ante la mirada de un observador novel. En la jornada de ayer nuevos ojos se encontraron con la poderosa estampa de este ancestral ritual mientras otros, quizás ya más experimentados, volvieron a brillar como lo hicieron el día en que aloitador y caballo libraron en su presencia una justa y equilibrada batalla sin vencedores ni vencidos. La victoria se la lleva siempre la tradición.

Los de Sabucedo partieron después del alba hacia los montes vecinos un poco temerosos. Su recelo se cebaba en la posibilidad de que la niebla y la lluvia con la que amenazaba el cielo gris dificultase el trayecto que desde hace siglos recorren cada primer fin de semana de julio para encontrarse con los animales que hacen del trote libre su filosofía de vida. Sin embargo, el tiempo acompañó a las entre 200 y 300 personas que, reforzadas con la bendición de San Lorenzo, patrón de la aldea, se encaminaron a la búsqueda de las manadas de O Santo.

Desprovistos de cuerdas y portando en algunos casos un palo que sólo se usa como apoyo al caminar o para ocupar más hueco cuando elevan sus brazos en cruz para dirigir a las manadas, el trabajo en el monte mantuvo ocupados a vecinos y colaboradores durante toda la mañana. Cuando el reloj estaba a punto de anunciar las 17.00 horas, unos 400 caballos salvajes cruzaron la aldea. Volvía a cumplirse uno de los momentos más emotivos de la "rapa". El presidente de la Asociación Rapa das Bestas, Javier Quintillán, comentó ayer al respecto que, en realidad, bajar el mayor número de équidos a la aldea es casi una cuestión de orgullo, ya que para celebrar los tres curros de la temporada en condiciones de seguridad y facilidad en el trabajo de los aloitadores tan sólo serían precisos entre 200 y 250 caballos. A modo de anécdota, desde la organización se comentó que se les había escapado una manada de 100 equinos.

El momento aguardado

Una hora y media después de la llegada de los caballos a Sabucedo se abrieron las puertas del curro del Campo do Medio. Fue entonces cuando el que más y el que menos se hizo con su entrada para ir asegurándose un buen emplazamiento en el graderío. Como siempre, los billetes se quedaron escasos y sólo 2.000 personas pudieron presenciar el espectáculo. Quienes no figuren entre los privilegiados, tendrán hoy una nueva oportunidad a las 12.00 horas y mañana a las 12.30 en un curro más familiar y con entrada gratuita. Cabe apuntar que este año funcionó muy bien la venta anticipada de entradas.

Espectaculares saltos, domas al más puro estilo del oeste americano o los habituales enfrentamientos entre los garañóns

-los machos dominantes de las manadas- no pararon de sucederse, acompañados de los inevitables golpes, mazaduras o torceduras que se llevaron algunos de los alrededor de 30 aloitadores que ayer pisaron la arena. El primer curro del año también deparó un fuerte golpe para uno de estos valientes, aunque sin ocasionarle, tras la alarma inicial, heridas de consideración.

Concurso Internacional

Declarada hace un año Fiesta de Interés Turístico Internacional, la Rapa das Bestas se abre cada año al mundo a través de los numerosos medios de comunicación que se dan cita en la aldea. Al fuerte atractivo mediático que despierta esta celebración se suma este año el hecho de que el Concello de A Estrada convocase el Concurso Internacional de Fotografía Rapa das Bestas 2008. Así, entre los afortunados que en la jornada de ayer consiguieron un sitio en las gradas del esperado y abarrotado primer curro de la temporada, se daban cita los profesionales de la fotografía que, ataviados con camisetas amarillas, disparaban sus cámaras buscando la imagen que mejor representase el sentir de la Rapa das Bestas de Sabucedo.

El amarillo de sus prendas

-un elemento identificativo exigido por la organización- daba un toque de color y alegría a una tarde oscurecida por una constante amenaza de lluvia que persiguió a los presentes durante todo el día. Un total de 53 fotógrafos venidos de todas partes del mundo se apuntaron al evento compitiendo por un apetecible único premio: 6.000 euros contantes y sonantes para aquel que logre captar las seis mejores instantáneas de la "rapa".

Y así, cámara en mano, estos intrépidos fotógrafos disparaban sus máquinas mientras los aloitadores cumplían su labor centenaria de cortar las crines a estos animales. De las seis fotografías exigidas por las bases del concurso, por lo menos tres de ellas deben realizarse desde que los vecinos y participantes se preparan para salir al monte a primera hora de la mañana del sábado para juntar a las yeguas hasta que los animales salen del curro con la crines cortadas.

Noemí Cubillo es una de las participantes en este concurso. Fotógrafa profesional, tal y como exigían las bases del certamen, esta joven contó a FARO que es la primera vez que visitaba Sabucedo, aunque ya lo conocía a través de los medios de comunicación. A su parecer, las mejores fotografías las ofrece el curro, cuando el aloitador se enfrenta cara a cara con el espíritu salvaje de los caballos a los que vigila desde la distancia durante todo el año. "Son momentos muy intensos", afirmó la fotógrafa. Otros profesionales trasladaron sus quejas por la falta de espacio para trabajar debido a la gran afluencia de público que, como cada año, desborda todas las previsiones y expectativas iniciales. Entre quienes observaron ayer el primer encuentro del año sobre la arena figuran el escritor Manuel Rivas, el director xeral de Turismo, Rubén Lois, la delegada de Industria, Montserrat Prado, el delegado de Medio Rural, Gonzalo Constenla o la delegada de Cultura e Deporte, María Xesús López Escudeiro, junto a otras muchas autoridades estradenses y de concellos vecinos.