La salida de Rivera del Pontevedra hacia el Arosa ha entrado en punto muerto. Lo que parecía totalmente encarrilado, en las últimas horas ha dado un importante giro dado que el club granate ha puesto sus condiciones para conceder la baja al jugador.

Lo que en un principio parecía que se concretaría con la llegada de Rufo, ha dado paso a una encrucijada que solo el delantero vilagarciano debe decidir. Y es que su diatriba radica en aceptar irse al Arosa en calidad de cedido a condición de ampliar su compromiso con el Pontevedra, o esperar a finalizar contrato al término de la presente temporada y poder elegir su futuro libremente en el verano.

Después de que el Pontevedra autorizase al Arosa el poder llegar a un acuerdo con el jugador, la situación ha dado un giro inesperado cuando se esperaba que su salida de Pasarón fuese un mero trámite. En el Arosa no ha sentado nada bien esta situación, puesto que han centrado todas sus miras en Rivera y, tras perder cerca de dos semanas en las negociaciones, han visto como todavía están sin refuerzo y con el plazo de fichajes muy cerca ya de finalizar.

Ahora son jugador y Pontevedra los que tienen que desenquistar una situación en la que el Arosa también se está viendo notablemente perjudicado. Y es que la condición de jugador en edad sub-23 es un acicate añadido a la hora de tenerlo en la plantilla debido a que existe el cupo obligatorio de cuatro futbolistas de esta condición tanto en Segunda B como en Tercera.