La frase del título la firma alguien que debutó en Primera División con 17 años y 305 días de edad. Rubén Blanco Veiga (Mos, 25 de julio de 1995) aprendió a ser un portero con una proyección importante y a valorar los privilegios de una profesión que le acaba de premiar con un contrato con el Celta hasta junio de 2018 y con una cláusula de rescisión de 20 millones de euros. No olvida de donde procede, "de una familia normal y corriente". Su abuelo y sus tíos tuvieron mucho que ver en que a los 5 años diese sus primeros pasos como portero del Santa Mariña. De ahí, al Celta infantil de segundo año, tras rechazar una oferta del Barcelona para llevarlo a la Masía. No se arrepiente. Lo dice con la misma tranquilidad que mostró en los dos últimos partidos de la temporada pasada, en los que el Celta se jugaba la permanencia.

- Desde la pasada Liga no ha vuelto a ninguna convocatoria con el primer equipo ¿Se ve con opciones de estar en la convocatoria ante el Levante?

- Ahora mismo estoy contento con mi rol en el equipo, que consiste en seguir aprendiendo día a día con Yoel y con Sergio y competir los fines de semana con el filial en Segunda División B.

- Con el final de temporada que hizo, se especuló con que tendría mayor protagonismo en el primer equipo. No ha sido así hasta el momento.

- Está claro que el final de temporada fue muy bonito para todos. Para mí, el primero porque no me lo esperaba y quedó todo muy bien. Ahora somos tres porteros en el primer equipo, todos teníamos opciones de jugar y el míster en este inicio de temporada se decantó por Yoel y hay que seguir trabajando para ponerle las cosas difíciles a la hora de decidir quien es el titular.

- El Europeo que disputó con la selección española sub 19 le obligó a incorporarse con retraso a la pretemporada del Celta. ¿Pudo perjudicarle esa demora?

- No pienso si me perjudica o me beneficia. Yo tenía que estar con la selección en Lituania, que es una experiencia más y muy buena para mí, pero no pienso si eso me perjudicó o me benefició con respecto al Celta. Pienso que el míster no se fijó en eso. Me pondría sin ningún problema si así lo viese. No tiene nada que ver que estén jugando Yoel o Sergio a que yo llegase un mes más tarde a la pretemporada.

- ¿Qué supuso para su madurez como portero la experiencia con el primer equipo en las dos últimas jornadas de la Liga pasada?

- Es una de las cosas más bonitas que puedes vivir como jugador. Creo que todavía era un niño, de 17 años, de la casa, y llegar a debutar con el equipo de tus sueños y en Primera División. .. Y, además, jugándonos la vida. Yo pensaba solamente en pasármelo bien. Al final todo salió a la perfección y pudimos mantenernos en Primera División.

- ¿Fue ese desenfado con el que afrontó los partidos lo que le dio la tranquilidad en la portería que sorprendió a todo el mundo?

- Siempre pienso que esta es nuestra profesión y que hacemos algo que nos gusta. Y pienso que hay que disfrutar y divertirnos cada segundo que podamos jugar en Primera División con el Celta.

- ¿Se siente un privilegiado?

- Sí, claro, por supuesto. Soy de una familia normal y corriente. Me acuerdo de que mi madre tenía horario nocturno en su trabajo y mi padre se iba de viaje mucho tiempo. Entonces, valoro mucho tener, con 17 o 18 años, una profesión tan privilegiada como la nuestra.

- En julio alcanzó la mayoría de edad. ¿Tiene coche?

- Sí. Hace un mes que me saqué el carné de conducir.

- ¿Resultó más difícil ese examen que debutar en Primera?

- Sí, porque se me complicó un poco. La teórica la aprobé a la primera pero fallé en el práctico. Cometí un error en una glorieta, donde casi me llevo por delante a una moto. Estaba algo nervioso. Estaba más nervioso el día del examen de conducir que el del partido ante el Espanyol.

- ¿Cómo consigue estar tranquilo en un partido con tanta presión en el ambiente?

- Soy una persona tranquila, incluso fuera del campo. Cuando me paro a pensar en el partido del Espanyol creo que en ese momento era un poco inconsciente de lo que nos estábamos jugando y la gente que mueve el Celta. Me di cuenta de la importancia de ese partido justo en el momento en el que árbitro pitó el final, con la invasión del campo. Aún se me pone la piel de gallina al ver las imágenes de ese día. Ahí creo que de verdad fui consciente de lo que nos estábamos jugando. Pero todo eso viene, en parte, por mi forma de ser.

- ¿Tampoco se puso nervioso en el último córner del partido?

- Es verdad que ese momento fue uno de los que te pones más en tensión. Sí que se hacen largos esos momentos, pero es mejor no pensar en ello y quedarse con que fue bonito, que nos salvamos y que estamos otro año disfrutando de Primera División.

- Debutó con el Celta el 25 de julio de 2012, en un partido del Ciudad de Vigo ante el Atlético de Madrid. ¿Qué recuerda?

- Estaba Paco (Herrera) y fue uno de los mejores regalos que me hicieron en mi vida: debutar con el primer equipo. No era un partido oficial, pero sigue siendo igual de bonito. Fue un lujo para mí.

- La irrupción de Casillas en el Real Madrid fue parecida.

- Yo estaba a punto de entrar en clase, en el Marcote, y nos obligan a tener los móviles en silencio. Por dos minutos no me cogió con el móvil apagado. Me llamó Toni Otero (responsable del fútbol base del Celta) y me dijo que fuera por casa, que cogiese el DNI porque viajaba con el primer equipo a Almería.

- ¿Qué portero era su ídolo?

- Oliver Kahn. Después, la referencia tiene que ser Iker Casillas, por todo lo que consiguió y todo lo que hace e hizo por la posición de portero.

- ¿Hubo interés del Barcelona por ficharlo cuando estaba en el Santa Mariña?

- Sí que lo hubo, pero eso queda atrás. Al final decidimos que lo mejor para mí era venir al Celta y creo que de momento no nos equivocamos.

- Pero mantiene relación con el entorno del Barcelona. Su representante es el hermano de Pep Guardiola.

- Sí. Mi representante es Pere Guardiola, pero eso no significa que yo tenga algún tipo de vínculo con el Barcelona. Es meramente una relación de trabajo, no tiene nada que ver que él sea catalán ni nada por el estilo.