Piragüismo-Juegos Paralímpicos París 2024 | Araceli Menduíña Palista del Ría de Aldán, clasificada para los Juegos Paralímpicos de París 2024

“Mis rivales podrían ser mis hijas, pero yo soy competitiva y no doy mi brazo a torcer”

La que fue entrenadora de Teresa Portela logra el billete a París en paracanoe

Araceli Menduíña, ayer, del Club de Mar Ría de Aldán-Gandón estará en los Juegos Paralímpicos de París 2024

Araceli Menduíña, ayer, del Club de Mar Ría de Aldán-Gandón estará en los Juegos Paralímpicos de París 2024 / SANTOS ALVAREZ

El Club de Mar Ría de Aldán-Gandón acaba de sumar una nueva deportista olímpica a esa lista que en la que ya están los medallistas David Cal, Carlos Pérez y Teresa Portela. Se trata de la entrenadora y palista veterana Araceli Menduíña, que fue precisamente la primera técnica de Teresa Portela. A sus 54 años acaba de conseguir la clasificación para los Juegos Paralímpicos de París 2024 en la modalidad de paracanoe K1-200 metros. Desde los 18 años tiene dos tornillos en uno de sus tobillos, que le impiden tener el juego de flexión y extensión de la articulación.

Hace unos días se disputaba en la localidad alemana de Duisburgo el Campeonato del Mundo de Piragüismo, en los que dos de los deportistas cangueses más laureados lograron su billete para los Juegos Olímpicos de París 2024: Teresa Portela y Rodrigo Germade. Pero no fueron los únicos. Al mismo tiempo se celebraban las pruebas de paracanoe (para deportistas con algún tipo de discapacidad), valederas para los Juegos Paralímpicos que se disputarán unas semanas después en la capital francesa. Y allí estaba, a sus 54 años, Araceli Menduíña. Mentora de algunos de los grandes deportistas que salieron del Club de Mar Ría de Aldán y palista ella misma. Menduíña empezó a remar en 1981, a los 12 años de edad, cuando el club estaba dando sus primeros pasos y su tío era el presidente de la entidad. Ahora también tendrá su oportunidad de vivir la experiencia olímpica en un K-1 sobre 200 metros.

–¿Cómo se planteó la posibilidad de buscar la clasificación para unos Juegos Olímpicos?

–Desde los 18 años tengo dos tornillos en un tobillo, que me impiden realizar la extensión y flexión de la articulación. Pero nunca pensé que con eso fuese posible formar parte del equipo de paracanoe: creía que tenía que ser algo más grave, como la amputación o ausencia de una pierna. Hace justamente un año me llamó la seleccionadora nacional de paracanoe –que es Sonia Molanes, es de Cangas y la entrené en el Ría de Aldán– y me preguntó qué prueba estaba preparando a esas alturas de la temporada. Le conté que estaba con el Campeonato del Mundo de Maratón de veteranos, pero que con el problema en el pie yo no puedo correr y que lo hacía más bien por mis ganas de hacer algo. En ese momento a ella se le encendió la bombilla y me dijo: “¡Tú eres KL-3! ¡Prepara los papeles y a competir en esa categoría!” [risas]

–¿Cómo fue ese proceso?

–Al principio no me lo creía. Envíe videos a los clasificadores, que sí que confirmaron que era KL-3. Es una denominación que hace referencia al grado de discapacidad: hay Kl-1, Kl-2 y Kl-3, que es el nivel más bajo. Así que desde entonces entré en la dinámica de ir una semana al mes a Sevilla, que es donde está concentrada la selección nacional de paracanoe, y comencé a ir a las pruebas de la Copa del Mundo y al mundial de hace unos días.

Araceli Menduíña, ayer en las instalaciones del Club do Mar Ría de Aldán, estará en París 2024. |  // S.ÁLVAREZ

Araceli Menduíña, ayer en las instalaciones del Club do Mar Ría de Aldán, estará en París 2024. | // S.ÁLVAREZ / david garcía

–¿Hasta esa llamada de su antigua pupila nunca había pensado en la opción de probar en el paracanoe?

–A veces en el club lo hablábamos, pero la verdad es que nunca pasó de un comentario ni nunca nos paramos a ver los baremos y requisitos para poder clasificar.

–¿Cuál es la dinámica de sus entrenamientos?

–La base del equipo nacional está en Sevilla. Hay deportistas que están allí todo el año y otros que por cuestiones laborales y familiares prefieren no estar allí todo el tiempo. Yo soy funcionaria en el laboratorio de análisis químicos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Vigo y lo que hago es entrenar tres semanas al mes en Cangas, con el programa que me preparan los técnicos. Son entrenamientos de intensidad progresiva y la cuarta semana voy a Sevilla para entrenar con el resto del equipo.

Si me dicen esto hace un año no me lo creería. Al principio hacíamos bromas en el club, pero ahora es una realidad. La verdad es que es un broche muy bonito a toda una vida vinculada al deporte

–¿Cómo fue el camino hasta llegar al Mundial de Duisburgo?

–Muy complicado. En noviembre de 2022 tuve una luxación en un brazo y estuve un mes de reposo absoluto. Luego tuve que recuperarme trabajando poco a poco y al mismo tiempo mucho a mucho [risas]. El 15 de marzo teníamos el selectivo para ir a la Copa del Mundo y conseguí la mínima.

–En el mundial había seis plazas en juego para los Juegos Paralímpicos, ¿cómo fue la competición?

–Eran seis plazas, pero hay posibilidad de que vayan dos deportistas por país. Yo fui sexta y aunque fuese séptima también lograría el billete porque la primera y cuarta eran inglesas. La posibilidad de clasificarse para París 2024 era factible, pero cualquier error podía costarte muy caro y dejarte fuera. Entre la segunda clasificada y la séptima estamos todas en el mismo segundo.

Una medalla no es algo descabellado. El oro sí que me parece que está muy lejos porque entre la primera y el resto hay mucha diferencia. Pero de la segunda a la séptima estamos todas en un segundo y el bronce podría ser posible

–¿Cómo recuerda las regatas?

–Yo conseguí la clasificación directa para la final después de la primera eliminatoria o heat. Y en la final yo remaba sin mirar a ningún lado, solo hacia delante. No se puede perder tiempo y tienes que estar concentrada en hacer tu regata y nada más. Cuando entré en la meta me parecía que lo había conseguido, pero hasta que salen los resultados finales no puedes estar segura.

–Si hace un año le dicen que iba a conseguir su clasificación para unos Juegos, ¿qué habría pensado?

–No me lo creería. Al principio hacíamos bromas en el club, pero ahora es una realidad. La verdad es que es un broche muy bonito a toda una vida vinculada al deporte.

Araceli Menduíña, ayer en una de las máquinas de entrenamiento del Club de Mar Ría de Aldán-Gandón

Araceli Menduíña, ayer en una de las máquinas de entrenamiento del Club de Mar Ría de Aldán-Gandón / SANTOS ALVAREZ

–¿Y la posibilidad de pensar en una medalla?

–No es algo descabellado. El oro sí que me parece que está muy lejos porque entre la primera y el resto hay mucha diferencia. Pero de la segunda a la séptima estamos todas en un segundo y el bronce podría ser posible. ¡También diré que todas mis rivales bien podrían ser mis hijas! Yo tengo 54 años y la siguiente más veterana tiene 30 o 32 años. Pero soy muy competitiva y yo no voy a dar mi brazo a torcer.

–¿Quienes intuye que pueden ser sus rivales más duras?

–La inglesa es muy rápida y marca la diferencia. Luego hay una palista francesa, que seguro que se va a preparar muy bien porque los Juegos son en su país. Y la alemana también está ahí. ¡Veremos qué pasa!

–¿Cómo afrontará la preparación para los Juegos?

–En principio este mes lo tenemos de descanso absoluto. A lo mejor salgo al agua, pero no lo veo como un entreno sino como disfrutar de la ría y del mar. Dentro de poco nos llegarán las instrucciones y las rutinas de preparación.

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–Unos días antes de que usted lograse el billete para París 2024 lo conseguía Teresa Portela, que fue su pupila en el Ría de Aldán. ¿Qué significa para usted verla en sus séptimos Juegos?

–Es un orgullo para todos nosotros y una referencia para todos. Teresa es la demostración de quien quiere y pone de su parte trabajando duro puede lograr lo que desea. Es un todo un ejemplo.

–¿Qué destacaría de ella?

–Todo. Su disciplina, su capacidad de trabajo, ser capaz de ir día a día y palada a palada para conseguir los objetivos que se plantea. No solo eso, sino también su capacidad para vivir de esto. Eso es muy importante porque significa entrenar mucho, alimentarse bien y descansar.

–¿Cuándo empezó a trabajar con Teresa era posible imaginar siquiera algo parecido a lo que ha logrado?

–Era imposible imaginar esto. Hay que tener en cuenta que en aquel momento no había ningún olímpico. Ahora, después de sus éxitos y los de David Cal y Carlos Pérez, cuando ves a alguien que destaca ya se te enciende la luz y piensas que a lo mejor podría llegar lejos. En aquella época todo esto era impensable. Lo primero era intentar entrar en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva (CGTD), luego en el equipo nacional y después en regatas internacionales.

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