Baloncesto | Sara Gómez Ferreirós La mejor jugadora de la historia del Cortegada se retira

“Siempre di lo mejor de mí para jugar lo mejor que pude”

La mejor jugadora de la historia de Vilagarcía cierra su carrera

Sara Gómez con muchas de 
las camisetas que vistió.  | // I.A.

Sara Gómez con muchas de las camisetas que vistió. | // I.A. / Diego Doval

Sara Gómez ha puesto fin a su carrera profesional en el baloncesto. Lo hizo en el club de su vida, el Cortegada, dejando atrás una trayectoria sin igual en la comarca.

– ¿Cómo tiene el cuerpo después de haber dicho adiós al baloncesto?

– Ahora mismo no soy muy consciente. Tengo ganas de desconectar. Como también es el final de la temporada, no soy muy consciente de que va a llegar agosto y septiembre y no voy a estar. Esos serán meses más extraños.

– ¿Cómo fue aquella primera aproximación al baloncesto?

– Fue todo de casualidad porque a mí lo que me gustaba era el fútbol y era a lo que jugaba en el colegio. Empecé a jugar al baloncesto con 11 años porque mis compañeras me decían que jugase con ellas. Fue Alba Gorgoso la que me enseñó a hacer entradas en el instituto de Carril porque yo no sabía.

Sara, en el campo de fútbol de su Guillán natal, con muchas de las camisetas que vistió en su carrera.

Sara, en el campo de fútbol de su Guillán natal, con muchas de las camisetas que vistió en su carrera. / INAKI ABELLA DIEGUEZ

– Una vez dentro, ¿qué le cautivó por completo?

– Fue todo como muy progresivo y rápido a la vez. Llevaba unos meses entrenando y ya me llamaron para la selección gallega. No era consciente de nada y casi lo valoro más ahora que entonces. José Gorgoso llevaba a su hija Alba y me dijeron de ir. Luego ya me convocaron a un Campeonato de España en Blanes y lo primero que pensé es que no me dejarían ir en mi casa a tan lejos. Luego, cuando empecé a competir, que es lo que más me gustó siempre, fue cuando lo disfruté todo mucho más.

– Luego llegaron campeonatos gallegos y de España con el Cortegada. De ahí su llegada, casi adolescente, a un equipo profesional. ¿Cómo fue esa transición?

– Fue todo muy complicado. Estaba acostumbrada a estar con mis amigas en los equipos y esa era mi normalidad. Fue como salir de una zona de confort. Yo era supertímida y ver que tenía que convivir con un equipo de mujeres que no conocía fue al principio muy chocante. Prácticamente ni hablaba, pero todas mis compañeras me integraron y me ayudaron un montón. Después, dentro de la pista, jugaba y me olvidaba de todo.

Muchos fueron los partidos jugados por Sara Gómez en Fontecarmoa.

Muchos fueron los partidos jugados por Sara Gómez en Fontecarmoa. / INAKI ABELLA DIEGUEZ

– Y entre medias la selección española en varias etapas. Aquello tuvo que ser impresionante.

– Empecé jugando con la selección sub-16. La primera vez fue un torneo en Navidad en Alemania. Fue tremendo para mí. Aquello de coger yo sola un avión… Aún me acuerdo, no sabía a donde ir. Me iban guiando hasta poder encontrarme con todo el grupo en Madrid. Al principio reconozco que lo pasé un poco mal. En verano, luego llegaba el mes de concentración en Lugo y mucho lloraba. Tanto tiempo sola, tan tímida y tan joven, se hacía duro. Poco a poco empezabas a tener más confianza y te ibas sintiendo mejor y más cómoda. Aún no había móviles y comprábamos las tarjetitas para ir a una cabina y llamar a casa el rato que fuese.

– Cuando sí lo pasó bien viajando fue por Europa adelante con la camiseta del club de su vida.

– Aquellos años fueron una experiencia increíble. También tenía su parte de dureza porque viajábamos muchísimo y ni pasábamos por casa en una semana entera. Todavía me acuerdo de un viaje de la Eurocup a Italia y luego jugábamos en Ibiza y ya no veníamos a casa, pero visitar Moscú, Israel y llegar allí con el equipo de tu ciudad era algo muy especial.

– Llegó un momento en el que decidió emprender una nueva etapa fuera de Vilagarcía, ¿qué le llevó a tomar esa decisión?

– Nunca quise salir, pese a tener ofertas todos los años. Tenía claro que, mientras el Cortegada estuviese en primera división, no me iba a ir. Pero cuando llegó el descenso, yo quería seguir en primera y no me quedó otra que irme. Tomé la decisión de ir a Vigo y fueron 3 años maravillosos. Me sentí muy bien, como mi segunda casa y todavía estoy en contacto con mucha gente con la que coincidí. Hubo problemas económicos en Vigo y me fui a Pamplona porque estaba Víctor Lapeña, que ya me había entrenado. Curiosamente, los problemas económicos también aparecieron y me fui un año a La Seu.

Una de las veces que tuvo a su Cortegada como rival.

Una de las veces que tuvo a su Cortegada como rival. / MARTA G. BREA

– ¿Qué le aportó aquella experiencia en Vigo, Navarra y La Seu?

– Muchísimo. Soy de las que me gusta estar en casa y me cuesta salir, pero reconozco que crecí mucho como persona estando fuera. Me hizo madurar, aunque los fines de semana se me hacían superduros, sobre todo en Pamplona y La Seu. Me costó, pero me sirvió.

– Luego vuelta a casa. ¿Cómo valora esta segunda etapa aquí?

– La espalda empezaba a darme problemas. Tenía tres hernias discales e incluso me dijeron que tenía que dejar el baloncesto con apenas 25 años. No podía seguir a ese nivel entrenando en una liga mucho más dura y tan física como la Liga Femenina. Con todo ello, mi segunda etapa en el Cortegada fue buenísima. Fue cuando más disfruté del baloncesto. Ya no tenía presión por jugar bien y buscar un contrato. Además, la espalda me permitió jugar sin dolor y ahí nunca me olvidé del trabajo de Sergio Rey. Él me recuperó y volví a sentirme jugadora.

“Nunca creí que podría llegar a vivir del baloncesto”

– ¿En qué momento sintió que todo iba tocando a su fin?

– A ver, es verdad que lo tuve rondando varias veces. Pero da mucho vértigo ese momento. Empecé a dudar la primera vez cuando decidí que quería ser madre. Pensé luego que podía ser madre y seguir jugando y tenía como una ilusión que mi hija Candela me viese jugando. Fue una motivación y lo conseguí, pero retirarme era algo que venía madurando en mi cabeza. Ahora los motivos son completamente diferentes. Me cuesta más salir a los viajes y todos los días tengo que escuchar a mi hija preguntándome si hoy no entreno para poder estar juntas más tiempo. El verano pasado ya me costó decidir si seguir o no. Ya no me sentía igual en la pista, no estaba disfrutando igual y que me costaba demasiado todo. Veía que no estaba al 100% mentalmente y eso me frustraba un montón. No era capaz de disfrutar. Luego vino la lesión del pie y ya todos los cabos parecían atados.

– Una retirada que es un ejercicio de honestidad plena.

– En casa y en el club me decían que siguiera y me animaban a ello, pero no voy a estar por estar. No me quiero ver mal por la pista, pasándolo mal y sin disfrutar.

Uno de los últimos partidos de la vilagarciana como profesional.

Uno de los últimos partidos de la vilagarciana como profesional. / INAKI ABELLA DIEGUEZ

– El sábado, durante el homenaje, la emoción ya fue imposible de contener pese a ser usted muy controladora de sus emociones.

– Soy muy fría, pero también muy llorona. Antes de empezar el partido no podía controlar las lágrimas. Intentaba pensar en otras cosas, pero nada. No tenía idea de nada de lo que me fuesen a hacer, pero me sentí muy querida y muy emocionada con el gesto y el detalle del club y de mis amigas.

“No estaba disfrutando igual en la pista y no estaba al 100%”

– Echando la vista atrás, ¿cómo valora toda su trayectoria?

– Estoy muy satisfecha porque nunca creí que podría vivir del baloncesto, la verdad. Con 11 años te apuntas siendo una niña y sin querer vas acumulando experiencias increíbles. Gente, países, el baloncesto me lo dio prácticamente todo y es parte de mi vida. No mucha gente ha estado en un club viviendo diferentes etapas, buenas y menos buenas. Vivir tantos años en el club, que es tu casa, no mucha gente lo puede decir. Me considero una privilegiada.

– Y a partir de ahora, ¿cómo se plantea su futuro? ¿Con baloncesto o sin él?

– El baloncesto siempre va a estar porque es toda una vida en él. Si no lo tengo cerca a nivel participativo, será en la grada viendo los partidos. El club me dijo que tenía que seguir ayudando. No sé de qué manera todavía, pero el club es mi casa, es mi familia y veremos cómo podemos ayudar.

Nadie duda en el honorífico título de mejor jugadora de la historia del Cortegada.

Nadie duda en el honorífico título de mejor jugadora de la historia del Cortegada. / INAKI ABELLA DIEGUEZ

– Si su hija decidiese seguir sus pasos, ¿qué consejos le daría?

– Candela tendrá sus entrenadores y yo soy de las que llevo muy mal que los padres se metan en su labor. Mis padres nunca se metieron en nada en todo lo que fuese baloncesto. Siempre me permitieron tomar a mí la decisión y eso es algo que siempre les agradeceré. Y eso falta hoy en día con los padres, el dejar hacer y confiar en sus propios hijos y en su autonomía. Se meten demasiado en el deporte de sus hijos y en todo lo que les concierne. Actuaré con ella igual que mis padres hicieron conmigo.

– ¿Cómo le gustaría que fuese recordada Sara Gómez?

– Que me recuerden con cariño, que sepan que siempre di lo mejor de mí para jugar lo mejor que pude. Que me lo curré y que me esforcé, porque sin esfuerzo es imposible.