Tras el parón navideño, la Tercera División retoma su curso habitual este fin de semana. En el caso del Arosa, el nuevo año arranca desde la quinta posición y a la espera de poder prolongar la línea marcada en los primeros diecinueve encuentros.

Los 33 puntos obtenidos además a la llegada del ecuador liguero ha sido la mejor marca lograda por los arosistas en una primera vuelta en los últimos 23 años, pero ahora toca convertir la proyección marcada en la realidad de poder estar luchando con garantías hasta final de temporada por una plaza en la zona noble.

El primer escollo a superar será el Choco el domingo en A Lomba (17.00 horas). Un conjunto el redondelano que, tras disputar las dos últimas campañas el play-off de ascenso, ha tenido que adaptarse a una nueva realidad. La diáspora de algunos de sus jugadores más importantes, sumado a varias lesiones, derivó en una primera vuelta en la que habitó con asiduidad en plazas de descenso. Incluso acumularon siete jornadas consecutivas sin ganar coincidiendo con el momento de mayores problemas de efectivos.

El paso de las jornadas fue trayendo consigo una mayor estabilidad en los resultados del equipo de Marcos Montes. Tanto es así que la llegada del parón invernal se produjo precisamente en su momento más productivo en cuanto a resultados. Y es que en los últimos seis partidos, el Choco solo cosechó una derrota frente a las ocho que sumó en los trece partidos previos. Once puntos de los dieciocho posibles fue el bagaje que sirvió para aupar a los redondelanos en la tabla.

Al respeto absoluto que el Arosa guarda al Choco también queda claro que los de Jorge Otero también terminaron la primera vuelta con méritos indiscutibles. Desde el 13 de noviembre, día en el que se produjo la derrota en Carballo, los arlequinados han sido capaces de puntuar en todos sus encuentros. Con un esprint final de 12 puntos en seis encuentros, se auparon a la quinta posición.

La visita de la próxima jornada a Cerceda, cuarto con un punto más que los vilagarcianos, aumenta aún más la trascendencia de lo que suceda el domingo ante un conjunto redondelano que apunta a resucitado.