GALICIA 3 - URUGUAY 2

Galicia

Diego López, Otero, Rubén, Capi, Cabrejo, Borja, Cabanas; Pablo Álvarez, Julio Álvarez, Nano y Losada. También jugaron: Míchel, Dani Mallo, Deus, Isaac, Trashorras, Corredoria, Dacosta, Juanito, Bouzón, Viqueira, Noguerol, Jonathan Aspas y Roberto

Uruguay

Carini; Goian, Valdez, Omar Pouso, Pablo Lima; Gustavo, Maxi Pereira, Gonzalo Castro, Sarkissian, Gonzalo Vargas y Sergio Blanco. También jugaron: Juan Salgueiro, Sergio Navarro (ps), Carlos García y Juan Albín.

GOLES: 1-0, minuto 10: Nano culmina una buena jugada en la que participan Pablo y Julio Álvarez, 2-0, minuto 46: Deus remata en boca de gol un buen pase de Juanito. 3-0, minuto 68: Míchel se cuela en el área hasta la línea de fondo y cede atrás para Deus, que bate de bolea a Sergio Navarro, 3-1, minuto 70: Maxi Pereira, 3-2, minuto 90: Juan Albín.

árbitro: Bernardino González Vázquez, de Ourense. Sin amonestados.

INCIDENCIAS: Casi en el estadio de San Lázaro (12.000 espectadores). Noche desapacible.

Ni los optimistas más recalcitrantes lo hubieran sospechado. La selección gallega desarboló a la pujante Uruguay en su estreno en San Lázaro tras décadas de ostracismo. Doce mil almas vibraron con el juego de Galicia, que ofreció un inesperado recital futbolístico en una noche mágica, cargada de emoción y simbolismo, que permanecerá grabada durante años en la retina de muchos gallegos. Una noche en la que descubrimos que el fútbol gallego existe, que tiene recursos y futuro.

El viento pronto sopló de cola para el combinado de Arsenio Iglesias y Fernando Vázquez, al que nunca acomplejó la teórica superioridad del adversario. Empujados por un ambiente excepcional, los blanquiazules salieron a degüello y vieron recompensada su ambición a los diez minutos con un buen gol de Nano, que culminó una inteligente jugada entre los Álvarez (Pablo y Julio) ante la sorpresa y el júbilo colectivo. Los siareiros se frotaban los ojos de gozo e incredulidad.

El tanto de los gallegos hizo despertar a Uruguay, que se presentaba en San Lázaro un tanto desmochado por la ausencia de sus figuras (significativamente Recoba y Forlán) pero que presentaba un grupo más que competente para medirse a un neófito. El conjunto de Gustavo Ferrín cortejó el gol en un par de llegadas sin fortuna en el remate y eso fue casi todo porque los blanquiazules, amparados en un excelente trabajo defensivo, pronto volvieron a buscarles las cosquillas profundizando por el flanco derecho. Con pocas horas de vuelo, Galicia dominaba a un adversario de primera línea en un ejercicio de pundonor, pero también de orden táctico y criterio en el desplazamiento del balón.

Tras la reanudación, los seleccionadores gallegos cambiaron por completo el equipo, lo que sobre el papel, no auguraba buenas perspectivas. Sin embargo, antes de que Uruguay tuviese tiempo de respirar Galicia hacía el segundo en un fogonazo. Deus empujaba a la red en boca de gol un gran servicio de Juanito y San Lázaro casi revienta por las costuras. El tanto hundió a Uruguay y lanzó definitivamente a Galicia, que plegó velas y trató de fulminar a su adversario a la contra. Dacosta estrelló un balón en la cepa del poste con un impresionante zurdazo ante la sorpresa de los uruguayos, para entonces completamente desconcertados. Los albiazules perdonaron todavía en varias llegadas hasta que Deus sentenció con un gran gol tras una extraordinaria jugada de Míchel. Con el tercero Galicia bajó el pistón y Uruguay aprovechó la coyuntura para no irse de San Lázaro de vacío al tiempo que sonaba A Rianxeira.